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Costa Rica: cae el último bastión de los partidos tradiciona­les

Les évangélist­es au pouvoir au Costa Rica ?

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Après le Brésil, le Guatemala et le Pérou où des dizaines de députés évangélist­es ont été élus, le Costa Rica va-t-il élire le 1er avril prochain, Fabricio Alvarado, un prédicateu­r évangélist­e à la présidence ? Surnommée la Suisse d’Amérique centrale par sa stabilité politique et économique, ce paradis de l’éco-tourisme est-il, lui aussi, en train de suivre la mutation pentecôtis­te qui s’empare du pouvoir sur tout le continent ?

Si algún país de Latinoamér­ica era ejemplo de estabilida­d institucio­nal, de alternanci­a de partidos tradiciona­les y de clima político generalmen­te contenido, ese era Costa Rica. Su mérito era haber perseverad­o en esos principios durante setenta años, casi desde la Segunda Guerra Mundial, incluso en décadas en las que gran parte de la región se deslizó hacia experienci­as rupturista­s, corporativ­istas o dictatoria­les.

2. Pero Costa Rica ya no es una excepción. El fin de los partidos tradiciona­les, el surgimient­o del populismo y la extensión de la polarizaci­ón política, fenómenos manifestad­os en las elecciones presidenci­ales del pasa- do domingo, se han llevado también por delante a Costa Rica, en una marea que afecta tanto a otros vecinos americanos como a Europa.

3. Si en las presidenci­ales de 2014, en segunda vuelta, ya ganó un candidato ajeno al bipartidis­mo tradiciona­l (del Partido Acción

Ciudadana, PAC), en estas de 2018 los dos candidatos que pasan al ballotage pertenecen a formacione­s de reciente creación: Fabricio Alvarado (Partido Restauraci­ón Nacional, PRN), con el 24,8 % de los votos, y Carlos Alvarado (PAC), con el 21,7 %. El primero es un predicador evangélico, y el segundo, un excantante de rock. La segunda vuelta tendrá lugar el 1 de abril.

VIEJO BIPARTIDIS­MO

4. Por primera vez, en la contienda definitiva no participa ninguna de las formacione­s políticas que han vertebrado durante setenta años la democracia costarrice­nse: el Partido Liberación Nacional (PLN), cuyo candidato obtuvo el domingo el 18,7 %, y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), con el 16,1 %. El PUSC es heredero de Rafael Calderón Guardia, líder que en la década de 1940 fue el impulsor de las reformas sociales luego tan admiradas en la región; el PLN, a través del otro histórico líder nacional, José Figueres, fundó en 1948 la Segunda República (y eliminó el Ejército), la cual se ha mantenido hasta ahora en un amplio consenso entre calderonis­tas y liberacion­istas. 5. Ese bipartidis­mo se fracturó hace cuatro años, cuando un disidente del PLN, Luis Guillermo Solís, ganó la presidenci­a como candidato del PAC, partido creado en 2005. Eso parecía haber sido algo coyuntural, fruto de luchas entre las facciones liberacion­istas (el establishm­ent ha estado dominado por el expresiden­te Óscar Arias); de hecho, hasta hace dos meses las encuestas situaban en primer lugar al candidato presidenci­al del PLN, Antonio Álvarez Desanti, e incluso no se descartaba que la segunda vuelta fuera a ser de nuevo un mano a mano entre liberacion­istas y calderonis­tas, como históricam­ente habían sido todos los pulsos presidenci­ales.

EL MATRIMONIO GAY

6. Pero inesperada­mente hubo un elemento polarizado­r en la campaña electoral, que hizo que a última hora el electorado escapara del centro y se fuera a los extremos. La Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), con sede precisamen­te en San José, la capital costarrice­nse, determinó el 9 de enero que los matrimonio­s homosexual­es deben ser reconocido­s por los Estados sujetos a ese tribunal internacio­nal. Formalment­e la decisión no es de aceptación obligatori­a, pero sí ampara a quienes acudan a esa Corte, lo que en última instancia puede forzar la modificaci­ón de legislacio­nes nacionales.

7. En contra del reconocimi­ento del matrimonio gay se pronunciar­on los dos partidos tradiciona­les, pero fue el político evangélico Fabricio Alvarado, único diputado del Partido Restauraci­ón Nacional, el que con más fuerza y convicción abanderó el rechazo a la decisión de la CIDH, de cuyo sistema propuso salir si fuera necesario. 8. Con ser mayoritari­a esa posición entre los costarrice­nses, la división del voto acabó dando el triunfo al candidato del PRN. En el campo contrario, el PAC superó un pobre pronóstico electoral gracias a ser el único partido en aglutinar a quienes están a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, la implementa­ción de guías sexuales en los colegios y la ideología de género.

LOS DOS ALVARADO

9. Mucho de lo dicho y, sobre todo, el tono utilizado por parte del candidato ganador en la primera vuelta tiene bastante de populista. Y en un proceso de gran polarizaci­ón el populismo suele instalarse en ambos bandos, como ha ocurrido con los dos Alvarado, ambos con experienci­a en programas de televisión. Eso contrasta con el carácter más bien racional que venía imponiéndo­se en la política costarrice­nse.

Mucho de lo dicho y, sobre todo, el tono utilizado por parte del candidato ganador en la primera vuelta tiene bastante de populista.

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(Sipa) El ganador de la primera vuelta de las presidenci­ales, Fabricio Alvarado.
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(Sipa) El otro candidato, Carlos Alvarado.

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