“No es la lengua la que hace el cine”
Interview de Pilar Martínez-Vasseur, la directrice du festival de cinéma espagnol de Nantes.
Du 28 mars au 8 avril aura lieu la 28ième édition du Festival espagnol de Nantes. Avec plus de 250 projections et plus de 70 films inédits, le festival est devenu en près de trois décennies un rendezvous incontournable du septième art espagnol en France. Cette année un hommage sera rendu à la cinéaste Isabel Coixet et la comédie sera à l’honneur avec un cycle « Rires et délires dans le cinéma espagnol ». Comment fait-on vivre un festival ? Pilar Martínez-Vasseur, fondatrice et co-directrice du festival nous raconte les coulisses…
El Festival de Cine Español de Nantes celebra este año su vigésima octava edición. Cada marzo-abril, unos 28 000 espectadores acuden a las salas del cine Katorza, en pleno centro de la ciudad, para adentrarse en los universos, tan diversos, de más de 70 cintas inéditas —cortos o largometrajes, ficción o documentales, comedia o cine negro, cine de autor o gran público— y vivir así, durante diez días, al unísono de la cultura de la Península. En casi tres décadas, el certamen se ha convertido en una referencia para las personalidades del cine español: los directores Carlos Saura, los Trueba, Álex de la Iglesia, Paco León, actrices como Emma Suárez, Elena Anaya, Rossy de Palma, entre otros, vinieron o repiten estancia para compartir cine y charlas con los espectadores, saboreando la calurosa acogida que se hace al cine español en Francia. Junto a José Márquez y Joxean Fernández, la codirectora del festival, Pilar Martínez-Vasseur, es el alma de estos encuentros del cine español. Nos cuenta cómo se hilvana una selección y se construye un festival de cine.
2. Vocable: ¿Cómo nació el Festival? Pilar Martínez Vasseur: En los 90, yo estaba en la Universidad de Nantes, como profesora titular de Historia y Civilización de la España contemporánea, y constataba que los franceses tenían una opinión bastante estereotipada sobre la sociedad española. Gente formada, con conocimientos, seguía pensando, de alguna manera, que el franquismo no había desaparecido del todo y, con una reacción instintiva jacobina, no entendía la pluralidad del Estado español. Este punto de vista se entiende porque, como lo explica Claude LeviStrauss, en general se mira al otro país intentando ver los elementos del país de origen. Era llamativo que nuestras clases de Historia no consiguieran clarificar esto. Uno de mis maestros, el historiador Marc Ferro, considera que el cine es una fuente de la historia: un contranálisis de la sociedad. Así que, cada viernes, poníamos en la facultad los VHS de Bigas Luna, Gutiérrez Aragón, Almodóvar... que habíamos comprado en el Corte Inglés, y venía a nuestro cine club gente de todo tipo, cada vez más numerosa. Hasta que, un día, una programadora del cine Katorza me propuso organizar una proyección en una verdadera sala de cine, de manera profesional. Se unió al proyecto José Márquez, un profesor de “prepa” y, así, empezamos el Festival, con seis o diez películas. Poco a poco, se llenaron las salas y, fue entonces cuando tuvimos el apoyo determinante del Ayuntamiento de Jean-Marc Ayrault, ¡un germanista! Hace veinte años, el cine español podía parecer subversivo porque trataba
temas como el incesto, la droga, el transgénero… Jean-Marc Ayrault ha transformado Nantes gracias a su enorme amplitud de miras. Ha convertido una ciudad de provincias bastante gris en un polo cultural. Hoy en día el Festival es apoyado de manera contundente tanto por la ciudad como por la región, el departamento, el mecenazgo privado y, por parte española, por el Instituto Cervantes, el Colegio de España, la embajada y el ministerio de Cultura.
3. Vo: El Festival mantiene, en su programación, una fuerte relación con el País Vasco… P.M.V.: Sí. Nace de la historia. Como soy historiadora, a menudo nos piden intervenir sobre la actualidad y muchos nos protegemos diciendo que solo hablamos del pasado. Pero, a través del cine, se puede hablar de todo, hasta hacerse eco de la violencia etarra. Íbamos al Festival de San Sebastián desde hacía tiempo y presentamos el Festival al alcalde de la ciudad y al consejero de Cultura, ambos blancos de ETA. Y nos quedamos impactados por cómo vivían, con escolta, con el miedo a la espalda. Entonces, quisimos hacernos eco de la situación que se vivía en el País Vasco, creando lo que llamamos ‘la ventana vasca’. Era una verdadera metáfora, porque los representantes del País Vasco venían también al Festival todos los años para respirar aire fresco, a pasearse sin escoltas… El País Vasco está presente en todas las secciones, desde los documentales, los cortos con Kimuak, el programa de distribución del Gobierno vasco y, este año, está como largometraje Handia, en la selección Jules Verne.
4.Vo: El Festival es también un impulso para la distribución del cine español en Francia, ¿no? P.M.V.: Por supuesto. Es difícil saber lo que empuja a un distribuidor a comprar tal o cual película. En estos momentos, es evidente que el cine policíaco está pegando fuerte, con cintas como La isla mínima, Cien años de perdón, Que dios nos perdone… Lo que solemos hacer es invitar cada año a una distribuidora para el jurado, porque el Festival es como un laboratorio que sirve también para ver la reacción del público francés en las salas. Nantes es una ciudad bastante alejada de España, y no todo el público que acude al Festival es hispanohablante. La población, aquí, no tiene un vínculo especial con la cultura española como es el caso de Marsella o Toulouse. La gente viene al Festival para ver cine. No es la lengua la que hace el cine. España son diferentes lenguas, puede haber cine en euskera o en gallego, y puede haber también cine español en inglés. Lo demuestran el éxito de Un día perfecto de Fernando León de Aranoa, rodada en inglés, o la obra universal de Isabel Coixet, a la que rendimos homenaje este año.
5. Vo: Y, ¿cómo se hace la selección? P.M.V.: Lo bueno es que somos diferentes generaciones de distintas culturas cinematográficas y eso genera un debate constructivo a la hora de elegir. No hacemos el Festival para quedarnos en un círculo restringido de ‘divinos intelectuales’, sino para abrir ventanas, y participar en cierto modo también en la formación de la educación a la imagen. Para elegir las películas vemos mucho cine español en verano y el Festival de San Sebastián es claramente un buen vivero para nosotros. Nos mandan muchas pelis de manera espontánea también.