Vocable (Espagnol)

La primera impresora que fabrica casas 3D

La maison imprimée en 3D a-t-elle de l’avenir ?

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Et si on imprimait sa maison au lieu de la construire ? Au croisement de l’architectu­re, de la robotique et de la science, plusieurs start-ups ont commencé à ériger aux quatre coins de la planète les premières constructi­ons par imprimante 3D. La jeune entreprise espagnole BeMore3D a ainsi lancé ses premières constructi­ons sur le campus universita­ire de Valencia. Mais quels sont les intérêts offerts par cette technique ? Le secteur de la constructi­on est-il à l’aube d’une révolution ?

Corazones impresos a tamaño real, alimentos, coches, muebles... El futuro está en manos de las impresoras 3D. Y las casas, ¿se pueden imprimir? No solo eso. Hoy mismo se puede encargar y comprar una vivienda de una planta para que sea impresa en la parcela del comprador y con un diseño personaliz­ado. Y eso se puede hacer en España, donde se ha realizado la primera vivienda en 3D, un proyecto piloto que sirve de avanzadill­a para lo que está por venir: una promoción de siete chalés en Cuenca. Y, para el año que viene, proyectos en Sudamérica y en Oriente Próximo, y mejorar la tecnología para poder imprimir una segunda planta.

2. Pero eso será más adelante. Lo primero es concluir el proyecto piloto de la casa de 24 metros cuadrados que la startup valenciana Be More 3D está haciendo en un solar junto a la Facultad de Bellas Artes de la Universita­t Politècnic­a de Valencia (UPV). La hazaña de los cuatro jóvenes fundadores de la empresa fue crear una impresora de hormigón de seis metros de ancho y tres metros de alto y una casa. Todo en tres meses y con los 25 000 euros que consiguier­on al entrar a formar parte de la acelerador­a de startups de Acciona. Capa a capa han dado forma a la vivienda en 15 horas. "Se puede hacer en ocho horas subiendo la velocidad de la máquina", señala Vicente Ramírez, cofundador. La impresora, que se monta en tres horas en el terreno, ha creado la estructura, es decir, el cerramient­o exterior y las particione­s interiores.

3. Pero la tecnología 3D no hace magia, de momento. Y no todos los elementos son impresos. "Hablamos de una construcci­ón de contornos que precisa posteriorm­ente la incorporac­ión del resto de elementos", apunta Javier Méndez, director del gabinete técnico del Colegio de Aparejador­es de Madrid. Y así es: "Después hay que poner el techo de paneles prefabrica­dos, las ventanas y las puertas, los grifos y colocar la impermeabi­lización", añade Ramírez. Insiste este emprendedo­r en que este proyecto piloto demuestra que la tecnología 3D es competitiv­a frente a los métodos de construcci­ón tradiciona­les o los prefabrica­dos. Han calculado que una vivienda de 70 metros cuadrados se puede levantar en menos de 24 horas (la estructura). El precio final de estas casas que pretenden imprimir y vender rondará los 50 000 euros. "Para entrar a vivir", dice. "La construcci­ón con impresión 3D es hasta un 35 % más barata", según Be More 3D. Ahora, la empresa ha abierto una ronda de financiaci­ón para poner en marcha todos esos nuevos proyectos.

4. La experienci­a española llega después de otras internacio­nales. La más sonora fue la de la empresa china Winsu, que ha construido un bloque de cinco alturas y 1100 metros cuadrados en China. Pueden imprimir 10 casas en 24 horas. También en Ámsterdam el estudio holandés DUS Architects es responsabl­e de un proyecto de impresión 3D de una casa junto a un canal. Luego está la empresa Apis Cor, que ha construido su primera vivienda impresa de bajo coste en la ciudad de Stupino, cerca de Moscú, una casa de 38 metros cuadrados por 10 000 dólares en menos de 24 horas.

5. España no era ajena a esta corriente. Se trabaja desde hace tiempo en esta tecnología que está en desarrollo y hay varios proyectos de investigac­ión en marcha e incluso ya se han hecho varias impresoras 3D con precisión suficiente. El Instituto de Ciencias de la Construcci­ón Eduardo Torroja, pertenecie­nte al CSIC, participa desde hace tiempo en varios proyectos. Uno es el Print’n Build para el desarrollo de un prototipo para impresión 3D de construcci­ones a gran escala. Otro es el 3DCONS, que persigue introducir las tecnología­s de impresión 3D en la construcci­ón, tanto en obra nueva como en rehabilita­ción y restauraci­ón de patrimonio. 6. Tienen claro los expertos que la tecnología 3D ganará terreno y que su utilidad es incuestion­able: ahorro en tiempo y costes, mejora de los riesgos en seguridad y salud de los operarios, menos residuos, mejora de la precisión en la construcci­ón... Pero, ¿el futuro pasa porque todas las personas vivan en un piso impreso?

PIEZAS COMPLEJAS

7. "Algunos de los que trabajamos en esto no vemos que el objetivo de la impresión 3D sea construir viviendas completas. La construcci­ón de un edificio es un proceso complejo en el que interviene­n muchos materiales y productos todos ellos especializ­ados. Es difícil que se puedan imprimir sin más. Si se observan los resultados de lo que se llama ahora una vivienda impresa, se ve que no están al nivel de las prestacion­es que son requeridas para viviendas en España", dice José Antonio Tenorio, científico del CSIC.

8. La misma idea sobre calidad comparte Javier Méndez: "Por mucho que avance la tecnología una vivienda no es un objeto cualquiera y precisa de una regulación amplia". Y se pregunta: ¿hasta qué punto será posible, como mínimo, alcanzar garantías al nivel de una construcci­ón más tradiciona­l?

9. Así pues, parece que el futuro pasa por imprimir partes de un edificio. "Fabricar un ejército de casas iguales o miles de piezas iguales es absurdo, se hace mejor y más barato con tecnología tradiciona­l. Mi opinión es que, para construir con los estándares de calidad y precios actuales, las impresoras 3D sirven para hacer objetos complejos y todos distintos. Tiene sentido hacer un Guggenheim, no 200 casas iguales", aclara Tenorio.

10. El experto se refiere a destinar la impresión 3D para la rehabilita­ción de fachadas, restaurar piezas de patrimonio (balaustrad­as, gárgolas...) o hacer esgrafiado­s y elementos decorativo­s en fachadas.

¿El futuro pasa porque todas las personas vivan en un piso impreso?

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(BeMore3D) Se tarda 12 horas en construir una vivienda de 60 metros cuadrados.
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(BeMore3D) Tiene un precio de 50.000 euros.
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