“Quería dejarle a Jericó la memoria de su espíritu femenino”
Interview de la réalisatrice colombienne Catalina Mesa.
Dans Jericó, l’envol infini des jours (dans les salles le 20 juin) des femmes d’âge et de conditions sociales différentes évoquent leur quotidien dans une petite ville de la région d’Antioquía en Colombie. A travers ce documentaire poétique et émouvant, la cinéaste Catalina Mesa rend hommage à la force de transmission des femmes de son pays. Rencontre.
Vocable: ¿Cómo nació la idea de este documental sobre Jericó? Catalina Mesa: La génesis de Jericó, fue una maravillosa mujer: mi tía abuela Ruth Mesa. Ella pasó su infancia en Jericó, y fue la última generación de mi familia en vivir en el campo, en la montaña. Su generación fue la que migró a la ciudad de Medellín, que estaba en pleno desarrollo y efervescencia entre los años 40 y 50. Ruth era una mujer de una oralidad y una humanidad deliciosas, era el centro que unía a la familia y, cada vez que nos reuníamos, nos encantaba escuchar sus historias de infancia traviesas y conmovedoras en Jericó, pueblo de poetas que se ganó el sobrenombre de “El Atenas del suroeste Antioqueño”, gracias a su rica vida en cultu- ra, literatura y poesía. Filmé a Ruth para preservar sus historias, para las futuras generaciones de mi familia. Luego, cuando murió, me prometí que, cuando estuviera lista, volvería a Jericó a encontrarme con mujeres como ella, que encarnaran con tanta gracia y tanto carisma el espíritu femenino antioqueño.
2. Vo.: ¿Cuál fue el hilo conductor del documental? C.M.: Regresé a Jericó, con la intención de hacer un trabajo al mismo tiempo etnográfico, para dejarle a la familia colectiva de Antioquía un retrato de su espíritu femenino y poético, porque me tomé la libertad de expresar mi mirada y hacerle un homenaje a esa generación de mujeres que nos transmitieron sus boleros, su poesía, su fe, sus valores y su fuerza de vida. Finalmente, aunque las historias son en Jericó, al entrar en la intimidad profunda de cada una de las protagonistas, puede ocurrir en cualquier parte del mundo. Quería dejarle a Jericó la memoria de su espíritu femenino, esta es mi intención y mi recompensa.
3. Vo.: ¿Cómo eligió a las mujeres entrevistadas? C.M.: El proceso para elegirlas fue completamente intuitivo, solo tenía claro que quería crear un caleidoscopio donde cada mujer fuera como un color, un arquetipo femenino diferen-
te, pero, que cuando lo percibiéramos desde lejos, viéramos un único espíritu femenino.
4. Vo.: Todas estas mujeres parecen unidas por un fuerte carácter unido a una alegría, un humor peculiar… C.M.: Para mí fue reveladora su gran capacidad para reconciliar las dualidades de la vida, la vulnerabilidad y la valentía, el dolor con el humor, la ternura y el coraje, la delicadeza, la feminidad y la fuerza. Esa fuerza femenina que abraza su vulnerabilidad, pero que, en una presencia vertical y digna, mira a la vida y lo que es, de frente. Es lo que quería filmar y transmitir. También preservar, y celebrar, la belleza y autenticidad de sus decoraciones, la música que escuchan, la manera de preparar los alimentos, cómo expresan su relación hacia lo invisible, su fe y cómo, en lo más simple y cotidiano, emerge lo más profundo y trascendente de sus vidas. 5. Vo.: La religión parece vivida como si fuera “realismo mágico”... C.M.: Chila ora en voz alta en la iglesia, Fabiola conversa y discute con sus santos, Miss Suárez hace un pacto con la Virgen. El cielo se encarna y la tierra se eleva a través de vuelos de cometas, como bien dice Oliva Sosa, poetisa jericoana: “El monte azul rosa el infinito, y el infinito entra en la cabaña”. En cuanto a la religión, no hago ningún comentario, solo observo cómo cada una de ellas vive su fe y su relación con lo trascendente, la poesía que cada una de ellas expresa habla por sí misma.
6. Vo.: Hace referencia también a la tragedia de los desplazados del conflicto colombiano a través del testimonio de una de las mujeres… C.M.: No conocía la historia de Celina. La había elegido a ella, porque ella expresaba un color más rural. Trabaja por su finca. La presencia de Celina me conmovió desde el primer momento. La conocí cuando iba a empezar a ordeñar la leche para hacer quesito. Cuando ya habíamos pasado un tiempo juntas, ella nos reveló su historia más triste, la desaparición de su hijo. No sabíamos qué hacer, si parar y abrazarla, o filmar. Todo el equipo lloraba con ella mientras ella nos contaba su historia. Supe que era la historia de muchas mujeres de Colombia, y que deberíamos escucharla, dejarla emerger, acompañarla.
7. Vo.: Su documental es muy pictórico... C.M.: Cuando llegué a Jericó, contemplando sus fachadas y sus ventanas pensé mucho en Mondrian y en Rothko, en sus líneas geométricas y sus colores vivos. Quise filmar Jericó de manera muy frontal para invitar a esta dimensión pictórica. Para mí, la pintura es una fuente de inspiración esencial para la fotografía, como también lo es la danza y sus coreografías, el gozo del ritmo, que es esencial en la edición. ¡Creo que el privilegio del cine es que es un espacio de encuentro y diálogo de muchas artes!