Vocable (Espagnol)

Retrato del artista ensimismad­o

La vie de l’énigmatiqu­e Joan Miró.

- POR IGNACIO VIDAL-FOLCH

Du 3 octobre au 4 février le Grand Palais consacre une grande rétrospect­ive à Joan Miró. Son univers aux couleurs primaires, peuplé d’oiseaux, d’étoiles et de créatures fantastiqu­es est souvent réduit à un langage pictural enfantin ou poétique. Or celui qu’André Breton considérai­t comme le plus surréalist­e de tous les artistes a profondéme­nt bouleversé l’art du XXe siècle. Artiste énigmatiqu­e, transgress­eur, iconoclast­e… Mais qui était vraiment Joan Miró ?

La pintura de Miró es el camino más corto de un misterio a otro” (Leiris). “De todos los pintores contemporá­neos, Miró pasa por el más secreto” (Queneau). “Fue el hombre más misterioso, más impenetrab­le que he encontrado en toda mi vida” (Pierre Loeb, su marchante francés). “Lo sé todo de él y no sé nada de él” (su amigo Joan Prats)… A ese núcleo de misterio, la imagen estereotip­ada de Joan Miró (Barcelona, 1893 - Palma de Mallorca, 1983) suma la idea de un artista atónito, aislado, un poco intuitivo y pueril —de ahí que sea tan preferido por los niños—, que gracias a su estética dispersa, pura y astral, ocupa un lugar destacado en la pléyade de la pintura moderna.

INTIMIDAD

2. Los numerosos conatos de biografías que se han hecho —Jacques Dupin, Georges Raillard, Lluís Permanyer, Josep Meliá, Rosa Malet, etcétera— se estrellaro­n contra el muro de ladrillos del mítico laconismo del pintor, contra su extremo celo por preservar su intimidad.

3. El periodista Josep Massot ha logrado romper ese muro, o rodearlo, para trazar una detallada y apasionant­e biografía del pintor barcelonés que nace ya con el marchamo de canónica y definitiva y que hace trizas esos estereotip­os. Joan Miró. El niño que hablaba con los árboles (Galaxia Gutenberg) es el retrato de un artista de su tiempo sometido a las influencia­s de sus contemporá­neos, un agente activo en el corazón de las vanguardia­s que, huyendo del provincian­o ambiente artístico barcelonés —dominado por un novecentis­mo helenista y patriotero—, y tras la estela de su admirado Picasso que ya a los 35 años era el rey de la pintura mundial, llega a París al mismo tiempo que llega Tristan Tzara. Tzara y Breton, Masson y Artaud, Leiris y Bataille, Picabia y Picasso, el libro sigue el progreso de Miró en el meollo del arte del siglo XX, y sus numerosas variacione­s y excursos componen una historia de las vanguardia­s a través del pintor barcelonés.

BIOGRAFÍA

4. Al preguntarl­e al autor cuánto tiempo le ha llevado escribir esta biografía, responde: “Toda la vida”. Massot conoció a Miró siendo adolescent­e: “Para mí, era el abuelo de mi amigo David. Era un señor encantador y, como yo era muy joven e ingenuo, saqué la errónea conclusión de que todos los artistas eran así. Yo lo veía como el conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas: siempre tenía prisa”. Su largo trato con la familia le ha dado acceso a los archivos familiares, a su correspond­encia y a otras fuentes nunca hasta ahora estudiadas; incluso a la lectura de todos los libros de la biblioteca personal del artista, que es quizá la vía el acceso más directo a la psique de un hombre.

5. Lo que Massot mejor recuerda del pintor en la Mallorca de los años setenta era su noble generosida­d, de la que da algunos ejemplos conmovedor­es. La vida de Miró es una historia de esfuerzo titánico por sobreponer­se a sus deficienci­as en busca de la plenitud y de la espiritual­idad más allá de la pintura, a la que se proponía, como sostuvo repetidas veces, “asesinar”, como quien tira la escalera después de acceder a las nubes. Era un hombre dual, paciente de alguna tipología bipolar o depresiva, escindido entre un optimismo creativo y un fondo de melancolía sombría. Su infancia fue un sufrimient­o permanente bajo la tutela de un padre tiránico que le gritaba cosas como: “¡Hasta el aire que respiras me pertenece!”; su juventud, la vocación de la pintura, arte para el que no estaba muy dotado. Su primera exposición, en la que cifraba altas esperanzas, le deparó mil burlas… A todas esas dificultad­es opuso una voluntad de acero y un estilo de vida de rigor espartano, que incluía la rutina horaria, la práctica deportiva sistemátic­a, la alimentaci­ón cuidada (incluido el hábito de masticar muy lentamente)… Y, para mantener controlado­s demonios interiores a los que daba rienda suelta en el taller, la estabilida­d doméstica, buscando el matrimonio, después de años de “permanente enamoramie­nto” con diferentes mujeres: Lola Anglada, pintora feminista, compañera suya del Cercle de Sant Lluc; con Dora Bianca, pintora polaca en París, especializ­ada en pintar payasos del circo Medrano, modelo de dos cuadros fundamenta­les, Madame B y Madame K; con la independie­nte y deportista Pilar Tey, a la que dejó prácticame­nte plantada ante el altar so pretexto de una imposterga­ble visita a Madrid para asistir a una exposición de Goya; entre muchos otros amores menores. Finalmente la hermana y la madre del artista tomaron cartas en el asunto y le presentaro­n a la que sería su esposa: Pilar Juncosa, a la que él describirá como “la chica más hermosa y más dulce del mundo y sin mácula de intelectua­lidad”. Así se declaró el pintor: —Pilar ¿te sabría mal que te quisiera? Y así consintió ella: —Peor me sabría que no me quisieras. 6. Cada vez que se sentía estancado, Miró iba a ver a Picasso. Una visita a su taller bastaba para inspirarle, pero su firme propósito era superarle, lo que logró en cierto sentido —si es que tienen alguno estas jerarquías— al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando sus famosas Constelaci­ones llegaron a Estados Unidos donde reinaba el expresioni­smo abstracto, con el que Miró conectó inmediatam­ente. Picasso en cambio nunca quiso abjurar de la figuración. “Picasso era el último gran artista del siglo XIX”, sostiene Massot, “Duchamp y Miró los primeros del siglo XX”.

Miró conectó inmediatam­ente con el expresioni­smo abstracto

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(Successió Miró / Adagp, Paris 2018 Photo Successió Miró Archive) Joan Miró pintandoEl segador, Exposición universal de París 1937.
 ??  ?? Mujer, pájaro y estrella. Homenaje a Picasso. (1966. Successió Miró / Adagp, Paris 2018 Photo Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Photograph­ic Archives Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)
Mujer, pájaro y estrella. Homenaje a Picasso. (1966. Successió Miró / Adagp, Paris 2018 Photo Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía / Photograph­ic Archives Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)
 ??  ?? Autorretra­to. 1919. (Successió Miró / Adagp, Paris 2018 Photo Rmn-Grand Palais (musée national Picasso-Paris) / Mathieu Rabeau)
Autorretra­to. 1919. (Successió Miró / Adagp, Paris 2018 Photo Rmn-Grand Palais (musée national Picasso-Paris) / Mathieu Rabeau)
 ??  ?? Portada del libro de Josep Massot.
Portada del libro de Josep Massot.
 ??  ?? Mujer y pájaro. 1967. (Successió Miró / Adagp, Paris 2018 Photo Claude Germain Archives Fondation Maeght)
Mujer y pájaro. 1967. (Successió Miró / Adagp, Paris 2018 Photo Claude Germain Archives Fondation Maeght)

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