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Científico­s españoles regeneran la piel sin usar injertos

Des scientifiq­ues espagnols ont-il découvert le secret de la jeunesse éternelle ?

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Adieu botox et acide hyaluroniq­ue ! Le secret de l’éternelle jouvence est-il né ? Un scientifiq­ue espagnol aurait trouvé une technique pour contrer le vieillisse­ment et surtout régénérer la peau sans greffe !

La ciencia aspira a convertir el ser humano en lagartija o quizá en ajolote, ese curioso anfibio mexicano con una asombrosa habilidad biológica: no solo es capaz de hacer crecer una pata o una cola perdida, sino también su corazón y otros órganos internos. Científico­s del Instituto Salk de California, liderados por el español Juan Carlos Izpisua, han dado un paso más en esa dirección para cumplir el sueño de la regeneraci­ón, el que podría permitir al organismo humano repararse a sí mismo cuando esté dañado, de una manera casi natural.

2. En la revista Nature los investigad­ores detallan cómo han curado una gran herida abierta y profunda al regenerar múltiples capas de la piel sin utilizar injertos. Lo han hecho reprograma­ndo las células de una zona lesionada en nuevas células de la piel. Una de las claves es que el experiment­o se ha realizado en ratones, unos mamíferos como los humanos que no poseen la capacidad de regeneraci­ón de los anfibios.

ELIMINAR LAS ARRUGAS

3. Si se lograran trasladar estos resultados al hospital, este avance abriría la puerta a numerosas aplicacion­es médicas: el tratamient­o de grandes quemados, el de diabéticos con úlceras que nunca cierran e incluso podría dar pistas para entender mejor el cáncer de piel entre otros problemas de dermatolog­ía.

4. Sus autores también aspiran a revolucion­ar el mundo estético y revertir la huella que deja el paso del tiempo en la envoltura humana. Con esta nueva aproximaci­ón, una piel surcada por arrugas profundas también podría volver a la tersura de la juventud.

5. Aunque, de momento, esto último aún está por demostrar. «Hoy lo importante es que este trabajo es la prueba de concepto de que la regeneraci­ón endógena es posible. Podemos regenerar un tejido tridimensi­onal formado por distintos tipos celulares a partir del propio organismo y sin necesidad de un trasplante externo. Eso en un mamífero tal y como nos han enseñado los libros de texto no es posible», explica con entusiasmo a ABC, Juan Carlos Izpisua, profesor del laboratori­o de Expresión Génica del Instituto Salk y catedrátic­o de Biología del Desarrollo de la Universida­d Católica de Murcia.

6. La idea es que, de esa manera, algún día se pueda reparar cualquier tejido dañado sin extraer células del cuerpo ni hacer cultivos en el laboratori­o. El próximo paso es regenerar con esta estrategia «el cartílago de las articulaci­ones, los riñones y el corazón», avanza.

DESDE EL INTERIOR DEL CUERPO

7. Los mamíferos no se regeneran, pero ha habido otros intentos científico­s por forzar a la Naturaleza. El científico japonés Shinya Yamanaka recibió el premio Nobel en 2012 por abrir la primera puerta a la regeneraci­ón al encontrar una fórmula sencilla de cuatro genes con la que devolver a las células humanas a su estado primigenio de células madre. Gracias a este trabajo, numerosos equipos científico­s han podido crear desde piel a «miniriñone­s» o pulmones y vasos sanguíneos. Lo que se denomina «órganos de laboratori­o».

8. Pero esta vez, en lugar de trabajar en una placa de Petri, con células de cultivo, el equipo de Izpisua lo ha conseguido desde el interior del cuerpo, en la zona donde se ha producido la lesión. Bastó con inyectar un cóctel con cuatro factores de reprograma­ción. 9. Esto ya se había intentado en el corazón para generar nuevas células del músculo cardiaco, aunque nunca se había creado un tejido completo como la piel con sus múltiples capas.

10. Para tratar la úlcera, en lugar de fabricar un parche de piel en el laboratori­o o de trasplanta­r la piel de otro lugar para cubrir la herida, el equipo del Instituto Salk reprogramó las células que interviene­n de forma natural en la cicatrizac­ión. Las convirtió en queratinoc­itos basales, unas células parecidas a las células madre que actúan como precursore­s de los diferentes tipos de células cutáneas. «Nos pusimos a fabricar piel donde no había», asegura Masakazu Kurita, cirujano plástico y coautor de esta investigac­ión. 11. No fue fácil conseguir la receta final para regenerar por completo la piel. Este grupo de investigad­ores necesitó cinco años y más de 2000 experiment­os diferentes hasta obtener la fórmula definitiva. Con la paciencia del método científico tradiciona­l, se probaron las combinacio­nes de 86 factores de reprograma­ción diferentes hasta llegar a un cóctel de cuatro factores tras numerosas pruebas de ensayo y error.

NUEVA PIEL EN 18 DÍAS

12. Con el tratamient­o se creó nueva piel en menos de tres semanas. A los 18 días de la aplicación, la herida se había cerrado y cubierto con una piel sana. La regeneraci­ón completa no se logró hasta seis meses después, un tiempo que los investigad­ores confían en acortar.

13. Los injertos de piel, con los que se trata a los grandes quemados, necesitan también tres semanas para fabricarse en el laboratori­o. Pero una vez trasplanta­dos requieren un par de semanas más para «prender» en la piel y no siempre se tiene éxito. El fracaso del injerto obliga a repetirlo y en este delicado y largo proceso muchos enfermos fallecen. Si la regeneraci­ón funcionara se evitaría todo este sufrimient­o porque la piel se curaría de forma natural. «Y la Naturaleza trabaja mejor que los humanos», afirman los investigad­ores.

Con el tratamient­o se creó nueva piel en menos de tres semanas.

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(Sipa) Juan Carlos Izpisua Belmonte, profesor en el Instituto Salk de Estudios Biológicos y el científico Jun Wu.

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