¿Votar desde el sofá?
Voter depuis son canapé ?
Pourquoi malgré le contexte pandémique, le vote électronique n’est-il pas encore appliqué ?
Avec la pandémie, télétravail, télémédecine, enseignement à distance et commerce électronique ont bouleversé nos habitudes de vie et nous ont précipités dans le futur pourtant le vote électronique n’a pas accéléré sa mue digitale. Pourquoi ?
En 2021, a través de internet, podemos realizar desde casa una notable cantidad de trámites administrativos que hace 30 años requerían desplazamiento: la declaración de la renta, el cambio de domicilio del padrón, la solicitud de vida laboral, pedir una cita con la médica de familia o preguntar algo a un portal de transparencia. Pero la manera de elegir a nuestros representantes políticos apenas ha cambiado desde 1985, año en el que se aprobó la ley del régimen electoral español. 2. Ahora, en pandemia, ir a votar presencialmente conlleva un riesgo de exposición al virus que puede desincentivar la participación o impedir que alguien ejerza su derecho a votar. Es por ello que los procesos electorales que hemos tenido en pandemia (Galicia, Euskadi y Cataluña, Madrid) han calentado la conversación sobre si es el momento de discutir el voto telemático.
3. Dos investigadores de Ciencias Sociales y Políticas que estudian los procesos electorales debaten con SINC si es el momento de dar el salto al voto telemático por internet, cuáles son las condiciones para garantizar el éxito de este sistema y los problemas que acarrea frente al papel.
4. La principal conclusión de Ninfa Elizabeth Hernández Trejo, doctora en Ciencias Políticas y Sociales, profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México e investigadora de procesos electorales en América, es que el voto en remoto es “la opción más viable en una situación de pandemia como la actual”, pero los organismos electorales no pueden olvidar los inconvenientes que trae este sistema ni arregla los fallos que arrastra el sufragio tradicional, como la falta de confianza ciudadana en el sistema electoral y en las instituciones políticas.
VOTO POR CORREO
5. Por su parte, Priit Vinkel, exdirector de la Oficina Electoral de Estonia —institución que controla los datos electorales del país—, doctor en Ciencias Políticas y Sociales y observador internacional de procesos electorales, admite que hay más discusión sobre “métodos remotos de votación, no solo electrónicos sino también manuales, como el voto por correo”, pero niega que existan soluciones perfectas para votar en pandemia.
6. La discusión sobre este sistema de sufragio comienza por sus propósitos principales, problemas que resuelve y ambiciones. Hernández responde que el objetivo más importante es “que sea visto como una herramienta confiable para la emisión del sufragio ciudadano”. El término ‘confianza’ no es baladí: sus investigaciones en México y Argentina sobre el voto electrónico apuntan a que los partidos políticos son los que más desconfían de este sistema. Las candidaturas consideran que hay “una posibilidad de manipulación del sistema para favorecer a alguna fuerza”, algo que puede ser cierto pero que la votación tradicional tampoco lo garantiza al 100 %. “Si el sistema y las instituciones electorales y políticas no son confiables, el voto electrónico tampoco lo será. Nunca debe esperarse que este sufragio navegue con la bandera de componer aspectos que fallan en sus maneras tradicionales”, señala la investigadora.
7. Otros objetivos que apunta Hernández son agilizar el voto, especialmente a las personas que actualmente tienen problemas para acudir a un centro electoral; y que los ciudadanos que escojan este sistema quieran seguir empleándolo en futuras convocatorias. “Que se logre transitar de pruebas piloto a ejercicios vinculantes con una implementación razonada y estructurada”, puntualiza esta experta. Hernández cita a Estonia como la referencia mundial de un sistema de voto telemático exitoso, con buena implantación y cada vez más preferido por los electores: comenzó con un 1,9 % de participación en 2005, y en 2019 supuso el 43,37 % de los votos emitidos.
ID CARD
8. Por su parte, Vinkel considera que cada país debe valorar qué objetivos busca cumplir con el voto telemático: “Puede ser ofrecer un mejor acceso al proceso democrático, involucrar a más ciudadanos o proveer un servicio innovador”. Esta última razón, opina, es la que más peso tuvo en Estonia para dar el salto a un sistema de voto a través de internet. “Al principio de los 2000 implementamos con éxito un sistema de identidad electrónica confiable, el ID Card, que permitía ofrecer muchos servicios online. El voto electrónico amplió la perspectiva de los ciudadanos, que no estarían limitados a votar en un único lugar o momento”, argumenta el investigador.
9. Estonia cuenta en la actualidad con más de 10 modalidades de participación electoral, que van desde el voto adelantado por correo hasta el voto tradicional en el mismo día de los comicios. “Esto funciona en nuestro país y siempre debería haber una combinación saludable de oportunidades para votar”, sentencia.
¿LA COVID-19 PODRÍA SER UN INCENTIVO?
10. Una pregunta lógica en esta discusión es si las necesidades de la pandemia ayudan a que se implemente este sistema o merece una reflexión más sosegada y que no esté acelerada por la crisis sanitaria. El experto estonio considera que la COVID-19 puede “calentar” las conversaciones sobre esta modalidad e incluso puede tener un impacto sobre “cómo podemos mejorar la experiencia de voto seguro para los electores”. No obstante, reconoce que el voto telemático no se puede conseguir en “poco tiempo” ni debe “forzarse por un gobierno”.
11. Por otro lado, la investigadora mexicana cree que la coyuntura de la pandemia contribuye a esta implantación: “Se da un avance importante con el solo hecho de discutir en torno a las experiencias que ha habido [de voto telemático] y las ventajas y desventajas”. Desde su perspectiva, el hecho de que hayamos usado más las tecnologías de información y comunicación durante la pandemia ha traído de vuelta el debate del voto telemático “en el mundo entero”. Pero esto también ha evidenciado más la brecha digital y de acceso a internet, un “gran reto” para este sistema. “A pesar de que nos hemos ‘tecnologizado’ más y más, siguen existiendo sectores poblacionales y comunidades donde se hace manifiesta la brecha, que implica el acceso [a la tecnología], el tipo y el uso que se le da”, remarca Hernández.