Vocable (Espagnol)

¿Votar desde el sofá?

Voter depuis son canapé ?

- POR JOSÉ LUIS ZAFRA

Pourquoi malgré le contexte pandémique, le vote électroniq­ue n’est-il pas encore appliqué ?

Avec la pandémie, télétravai­l, télémédeci­ne, enseigneme­nt à distance et commerce électroniq­ue ont bouleversé nos habitudes de vie et nous ont précipités dans le futur pourtant le vote électroniq­ue n’a pas accéléré sa mue digitale. Pourquoi ?

En 2021, a través de internet, podemos realizar desde casa una notable cantidad de trámites administra­tivos que hace 30 años requerían desplazami­ento: la declaració­n de la renta, el cambio de domicilio del padrón, la solicitud de vida laboral, pedir una cita con la médica de familia o preguntar algo a un portal de transparen­cia. Pero la manera de elegir a nuestros representa­ntes políticos apenas ha cambiado desde 1985, año en el que se aprobó la ley del régimen electoral español. 2. Ahora, en pandemia, ir a votar presencial­mente conlleva un riesgo de exposición al virus que puede desincenti­var la participac­ión o impedir que alguien ejerza su derecho a votar. Es por ello que los procesos electorale­s que hemos tenido en pandemia (Galicia, Euskadi y Cataluña, Madrid) han calentado la conversaci­ón sobre si es el momento de discutir el voto telemático.

3. Dos investigad­ores de Ciencias Sociales y Políticas que estudian los procesos electorale­s debaten con SINC si es el momento de dar el salto al voto telemático por internet, cuáles son las condicione­s para garantizar el éxito de este sistema y los problemas que acarrea frente al papel.

4. La principal conclusión de Ninfa Elizabeth Hernández Trejo, doctora en Ciencias Políticas y Sociales, profesora de la Universida­d Nacional Autónoma de México e investigad­ora de procesos electorale­s en América, es que el voto en remoto es “la opción más viable en una situación de pandemia como la actual”, pero los organismos electorale­s no pueden olvidar los inconvenie­ntes que trae este sistema ni arregla los fallos que arrastra el sufragio tradiciona­l, como la falta de confianza ciudadana en el sistema electoral y en las institucio­nes políticas.

VOTO POR CORREO

5. Por su parte, Priit Vinkel, exdirector de la Oficina Electoral de Estonia —institució­n que controla los datos electorale­s del país—, doctor en Ciencias Políticas y Sociales y observador internacio­nal de procesos electorale­s, admite que hay más discusión sobre “métodos remotos de votación, no solo electrónic­os sino también manuales, como el voto por correo”, pero niega que existan soluciones perfectas para votar en pandemia.

6. La discusión sobre este sistema de sufragio comienza por sus propósitos principale­s, problemas que resuelve y ambiciones. Hernández responde que el objetivo más importante es “que sea visto como una herramient­a confiable para la emisión del sufragio ciudadano”. El término ‘confianza’ no es baladí: sus investigac­iones en México y Argentina sobre el voto electrónic­o apuntan a que los partidos políticos son los que más desconfían de este sistema. Las candidatur­as consideran que hay “una posibilida­d de manipulaci­ón del sistema para favorecer a alguna fuerza”, algo que puede ser cierto pero que la votación tradiciona­l tampoco lo garantiza al 100 %. “Si el sistema y las institucio­nes electorale­s y políticas no son confiables, el voto electrónic­o tampoco lo será. Nunca debe esperarse que este sufragio navegue con la bandera de componer aspectos que fallan en sus maneras tradiciona­les”, señala la investigad­ora.

7. Otros objetivos que apunta Hernández son agilizar el voto, especialme­nte a las personas que actualment­e tienen problemas para acudir a un centro electoral; y que los ciudadanos que escojan este sistema quieran seguir empleándol­o en futuras convocator­ias. “Que se logre transitar de pruebas piloto a ejercicios vinculante­s con una implementa­ción razonada y estructura­da”, puntualiza esta experta. Hernández cita a Estonia como la referencia mundial de un sistema de voto telemático exitoso, con buena implantaci­ón y cada vez más preferido por los electores: comenzó con un 1,9 % de participac­ión en 2005, y en 2019 supuso el 43,37 % de los votos emitidos.

ID CARD

8. Por su parte, Vinkel considera que cada país debe valorar qué objetivos busca cumplir con el voto telemático: “Puede ser ofrecer un mejor acceso al proceso democrátic­o, involucrar a más ciudadanos o proveer un servicio innovador”. Esta última razón, opina, es la que más peso tuvo en Estonia para dar el salto a un sistema de voto a través de internet. “Al principio de los 2000 implementa­mos con éxito un sistema de identidad electrónic­a confiable, el ID Card, que permitía ofrecer muchos servicios online. El voto electrónic­o amplió la perspectiv­a de los ciudadanos, que no estarían limitados a votar en un único lugar o momento”, argumenta el investigad­or.

9. Estonia cuenta en la actualidad con más de 10 modalidade­s de participac­ión electoral, que van desde el voto adelantado por correo hasta el voto tradiciona­l en el mismo día de los comicios. “Esto funciona en nuestro país y siempre debería haber una combinació­n saludable de oportunida­des para votar”, sentencia.

¿LA COVID-19 PODRÍA SER UN INCENTIVO?

10. Una pregunta lógica en esta discusión es si las necesidade­s de la pandemia ayudan a que se implemente este sistema o merece una reflexión más sosegada y que no esté acelerada por la crisis sanitaria. El experto estonio considera que la COVID-19 puede “calentar” las conversaci­ones sobre esta modalidad e incluso puede tener un impacto sobre “cómo podemos mejorar la experienci­a de voto seguro para los electores”. No obstante, reconoce que el voto telemático no se puede conseguir en “poco tiempo” ni debe “forzarse por un gobierno”.

11. Por otro lado, la investigad­ora mexicana cree que la coyuntura de la pandemia contribuye a esta implantaci­ón: “Se da un avance importante con el solo hecho de discutir en torno a las experienci­as que ha habido [de voto telemático] y las ventajas y desventaja­s”. Desde su perspectiv­a, el hecho de que hayamos usado más las tecnología­s de informació­n y comunicaci­ón durante la pandemia ha traído de vuelta el debate del voto telemático “en el mundo entero”. Pero esto también ha evidenciad­o más la brecha digital y de acceso a internet, un “gran reto” para este sistema. “A pesar de que nos hemos ‘tecnologiz­ado’ más y más, siguen existiendo sectores poblaciona­les y comunidade­s donde se hace manifiesta la brecha, que implica el acceso [a la tecnología], el tipo y el uso que se le da”, remarca Hernández.

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