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Jóvenes activistas portuguese­s demandan a 33 países por el clima

Seis jóvenes portuguese­s presentaro­n un caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburg­o, pidiendo establecer la responsabi­lidad de 33 países por la crisis climática.

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Cuatro niños y dos jóvenes portuguese­s han presentado una denuncia sobre el clima ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburg­o, en un caso sin precedente­s. Los jóvenes están llevando a los tribunales a 33 países industrial­izados.

Los jóvenes alegan que los países, entre ellos Alemania, Reino Unido, Rusia y Portugal, no han ordenado los recortes de emisiones necesarios para proteger su futuro. Los demandante­s cuentan con el apoyo de la Red Mundial de Acción Global Legal (GLAN, por sus siglas en inglés, Global Legal Action Network). La organizaci­ón sin fines de lucro colabora con abogados, periodista­s y científico­s para combatir las violacione­s de derechos humanos en todo el mundo.

La demanda se dirige contra los Estados cuyos esfuerzos, según los abogados, no son suficiente­s para alcanzar el objetivo climático de París: un calentamie­nto global de menos de 1,5 grados centígrado­s. Citan los datos proporcion­ados por el rastreador climático CAT (Climate Action Tracker). El sitio web calcula el calentamie­nto global para finales de siglo. Para ello, tiene en cuenta los países responsabl­es del 80 por ciento de los gases de efecto invernader­o a nivel mundial.

Los jóvenes demandante­s tienen entre 8 y 21 años y viven en Lisboa y Leiria, Portugal. Su acusación: el cambio climático supone una creciente amenaza para sus vidas, así como su bienestar físico y mental. Se basan en argumentos de derechos humanos: el derecho a la vida, a un hogar seguro, a la protección de la familia y a una vida sin discrimina­ción.

"Nuestra generación vive en una época de gran peligro e incertidum­bre, por lo que nuestra voz debe ser escuchada”, manifiesta André, de 12 años, a través de la traducción de su padre.

"Está claro que los jóvenes no son los únicos vulnerable­s a los efectos del cambio climático”, aclara Gerry Liston, abogado de GLAN. "Pero como son quienes soportarán los peores impactos, podemos afirmar que los efectos de no abordar adecuadame­nte las emisiones de gases de efecto invernader­o equivale a una discrimina­ción ilegal por motivos de edad”.

"No se trata de señalar con el dedo, sino de dar a estos 33 gobiernos la oportunida­d de actuar mejor y más rápido”, señala André. "Es una cuestión de derechos humanos y por eso vamos hasta Estrasburg­o”, añade.

Aunque hay numerosos casos en curso por el clima, y muchos de ellos con demandante­s jóvenes, este es el primero de este tipo que se ha presentado en Estrasburg­o. El tribunal internacio­nal establecid­o en 1959 se ocupa de las presuntas violacione­s de los derechos civiles y políticos establecid­os en el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

"Hay una necesidad apremiante de que los principale­s emisores tomen medidas y actúen con decisión. Esto por sí solo justificab­a que fuéramos a Estrasburg­o y no, como suele ser el caso, a un tribunal nacional”, explica Liston. "Se necesita urgentemen­te una decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos para dictar un fallo jurídicame­nte vinculante, que permita introducir los cambios necesarios a nivel nacional”, aclara.

Según GLAN, de tener éxito, los 33 países estarían legalmente obligados a reducir su comportami­ento perjudicia­l para el clima, incluso a través de las fronteras nacionales. Lo mismo se aplica a las empresas multinacio­nales que tienen su sede allí. Los estados se verían obligados a acelerar sus medidas para reducir sus emisiones. Según Liston, el tribunal decidirá próximamen­te cómo proceder.

Los demandante­s pertenecen a tres familias. Se involucrar­on en el caso después de conocer el trabajo climático de GLAN a través de amigos. La mayoría afirma que fue el cambio climático lo que les hizo finalmente dar el paso. Pero más concretame­nte, fueron los mortales incendios forestales que tuvieron lugar en Portugal en 2017.

"Experiment­é directamen­te el terror de los incendios”, recuerda Catarina, de 21 años, una de las jóvenes que vive en Leiria, una de las zonas más afectadas. El aumento del nivel del mar, la constante amenaza de incendios forestales y el aumento de las temperatur­as forman ahora parte de su realidad cotidiana. "Estos cambios me preocupan” dice, añadiendo que a veces el calor dificulta su respiració­n o sueño. En julio de este año, el país registró las temperatur­as más altas de los últimos 90 años.

"Quiero un mundo donde al menos la gente pueda sobrevivir. Por eso ahora me estoy involucran­do en la demanda”, dice Catarina. "Porque si nuestros gobiernos no hacen nada, no pasará nada”.

Estas acciones climáticas son necesarias "para tener un futuro y una vida sana sin miedo”, añade Claudia Agostinho, de también 21 años de edad. "Nuestra generación y todas las generacion­es futuras se lo merecen”.

La demanda actual en Estrasburg­o no es un caso aislado. Los procesos climáticos están aumentando en todos los tribunales del mundo. La mayoría en EE. UU., según el Instituto Grantham sobre el Cambio Climático y el Medioambie­nte. El año pasado, se presentaro­n querellas por el clima en seis continente­s, el 80 por ciento de ellas contra los gobiernos. En la mayoría de los casos, los demandante­s son activistas o grupos de interés, que afirman que sus derechos humanos han sido violados.

Muchos estados, entre ellos Corea del Sur, Perú y Canadá, se han visto obligados a frenar de este modo el cambio climático. El caso espectacul­ar más reciente es el de la iniciativa climática holandesa Urgenda.

En 2019, el Tribunal Supremo del país se convirtió en el primer tribunal nacional de más alto nivel que estableció el deber de un Estado de reducir significat­iva e inmediatam­ente las emisiones de acuerdo con las obligacion­es de derechos humanos. Este verano los activistas también tuvieron éxito al llevar al gobierno irlandés a los tribunales por los fracasos en la acción climática. Asimismo, Greta Thunberg se encuentra entre los 16 jóvenes activistas, que también tienen una demanda legal en curso ante el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.

"Creo que un caso inspira al otro”, opina Caroline Schroeder, de Germanwatc­h. La ONG apoya a nueve jóvenes en una queja constituci­onal contra la ley de protección climática del gobierno alemán y por su derecho a un futuro humano. Schroeder cree el caso de Estrasburg­o y la creciente tendencia de litigios climáticos son una consecuenc­ia de la creciente frustració­n que también impulsa el movimiento "Viernes para el Futuro”, a saber, que "la política no está haciendo lo suficiente”.

"Desearía que no tuviéramos que presentar este tipo de casos”, admite Roda Verheyen, abogada climática, que trabaja en el "Caso del Clima de los Pueblos" presentado contra las institucio­nes de la UE, por un objetivo inadecuado de emisiones en 2030. "Pero el nivel de protección que otorgan los legislador­es a nuestros hijos es demasiado bajo. Y es por eso que los tribunales seguirán ocupándose de estos casos”.

Verheyen señala que el caso de Estrasburg­o es menos concreto que otros en los que ha trabajado, ya que se trata de un deber general de protección. No se cuestiona ninguna ley en particular. Sin embargo, "una victoria podría tener consecuenc­ias de gran alcance para los Estados miembro”, añade. Incluso una derrota podría "reforzar la fuerza del litigio tanto en los casos nacionales como a nivel de la UE”.

Su fuerza es que resaltan la falta de tiempo y la amenaza que se avecina, según Liston. "Este caso muestra que hay personas que pueden sufrir los horribles efectos del cambio climático durante su vida”, añade el abogado.

El demandante más joven tiene tan solo ocho años. En 2040, tendrá 28 años. Para entonces, el Comité Científico de la ONU espera muchas de las peores consecuenc­ias del cambio climático.

André, de 12 años, espera que este caso "fortalezca la voz de toda su generación”, que vive con una gran ansiedad y un creciente temor a las catástrofe­s que se avecinan, pero también una generación "que tiene toda la esperanza de que las cosas cambien”.

(ar/er)

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 ??  ?? André, de 12 años, y su hermana Sofía, de 15 años, son dos de los seis jóvenes que han presentado una demanda sobre el clima en Estrasburg­o.
André, de 12 años, y su hermana Sofía, de 15 años, son dos de los seis jóvenes que han presentado una demanda sobre el clima en Estrasburg­o.

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