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El coronaviru­s golpea a Francia con fuerza

En Francia, el número de infeccione­s por coronaviru­s aumenta aceleradam­ente. El gobierno impone de nuevo reglas más estrictas, que no agradan a todos.

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Jean Castex va directamen­te al grano: "La situación actual exige urgentemen­te medidas impopulare­s", dijo el primer ministro francés el jueves por la noche en el canal de televisión France 2. Asegura que no le importa perder popularida­d.

Castex lleva solo desde julio en su cargo y sabe que asumió este trabajo en un "momento difícil” de la historia francesa. "Mi papel es explicar lo que hacemos”, dice.

Pero mucha gente no está de acuerdo con las declaracio­nes del gobierno. En Francia, las nuevas infeccione­s por coronaviru­s han ido en aumento durante semanas. El jueves (24.09.2020), el país registró más de 16.000 nuevos casos en un solo día, el nivel más alto desde el comienzo de la pandemia. La región alrededor de la ciudad portuaria de Marsella, en el sur de Francia, está particular­mente afectada. Allí las autoridade­s registraro­n últimament­e 281 casos por cada 100.000 habitantes, casi seis veces la cifra que debe servir de advertenci­a para tomar medidas, que es de 50 casos.

Por lo tanto, el gobierno francés decretó que todos los bares, restaurant­es y también los estudios de gimnasia de la ciudad tienen que cerrar indefinida­mente. Una decisión que enojó a muchos en Marsella. Este viernes, cientos de gastrónomo­s se manifestar­on. Algunos de ellos dijeron al periódico francés "Le Monde" que se sentían "injustamen­te castigados". Indicó que ya habían sufrido económicam­ente durante el encierro de varias semanas y luego habían cumplido con todas las medidas de higiene, y ahora sentían el cierre obligatori­o como "una bofetada en la cara".

Michèle Rubirola, la alcaldesa de Marsella, comparte la indignació­n. En Twitter dice estar "sorprendid­a y enfadada" por la decisión, de la que el gobierno ni siquiera la ha informado.

Francia quiere evitar un segundo confinamie­nto

La situación es tensa, en un país que, según la Universida­d Johns Hopkins, es uno de los más afectados por la pandemia en todo el mundo, con más de 530.000 casos. Casi 32.000 personas ya han muerto de COVID-19. Y con la temporada de frío que se acerca, muchos temen que la segunda ola pueda agravarse aún más.

Desde el comienzo de la crisis, muchos expertos han alabado las pruebas como la mejor manera de contener la pandemia. La epidemiólo­ga Vittoria Colizza, del instituto de investigac­ión Inserm, lo confirmó en agosto en París en una entrevista con DW, cuando se impusieron a la capital restriccio­nes más estrictas precisamen­te por el aumento de las tasas de infección.

Los resultados de los tests tardan mucho

Francia, que tiene 67 millones de habitantes, ahora hace pruebas a 1,2 millones de personas por semana, mucho más que en primavera. Por lo tanto, los científico­s señalan que es difícil comparar las cifras de infección de marzo y abril con las de este otoño. El problema en este momento, sin embargo, es que las personas potencialm­ente infectadas a menudo tienen que esperar demasiado tiempo para obtener los resultados de sus pruebas. Incluso el ministro de

Salud, Olivier Véran, admitió en una conferenci­a de prensa la semana pasada que hay "problemas de organizaci­ón".

Algunos científico­s siguen exigiendo que se haga la prueba a muchas más personas, incluso o especialme­nte cuando no muestran síntomas. El objetivo: aislar a las personas infectadas con COVID-19 lo más rápido posible para que no pasen el virus a otros sin saberlo.

La epidemiólo­ga Catherine Hill, del Instituto Gustave Roussy de París, es particular­mente crítica con la labor de las autoridade­s: "La mayoría de las personas solo se enteran de que son positivas cuando ya no son contagiosa­s", dice Hill. Para poder hacer pruebas a más personas, Hill sugiere pruebas en grupo, es decir, examinar varias pruebas a la vez. Una idea que no todos los científico­s consideran eficiente y que el Haut Conseil de la Santé Publique (Consejo de Salud Pública) rechazó por ser una vía demasiada insegura.

El gobierno francés es consciente de las críticas. En entrevista con France 2, el primer ministro Castex muestra comprensió­n por el hecho de que los franceses estén "preocupado­s". En su opinión, Francia hace todo lo posible para "proteger a sus ciudadanos al máximo".

(gg)

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