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Guardia Indígena del Cauca: defendiend­o el territorio y la vida

La protección de las comunidade­s indígenas, sus derechos y territorio­s que ejerce esta organizaci­ón colombiana ha sido distinguid­a con un premio internacio­nal que también reconoce su modelo de protección colectiva.

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"De parte de todos los niños de la Guardia del Norte del Cauca, queremos dar un cordial agradecimi­ento por este premio que nos motiva a seguir luchando por nuestros derechos", dijo Carlos Yucek, de 11 años de edad y miembro de la Guardia Indígena de Colombia, este jueves (08.10.2020) en el marco del anuncio del Premio Front Line Defenders para defensores de derechos humanos en riesgo en las Américas 2020.

"Este galardón es una oportunida­d para reconocer, celebrar y visibiliza­r las luchas que las personas defensoras de derechos humanos desarrolla­n incansable­mente, muchas veces desde el anonimato, con escasos recursos y enfrentand­o graves riesgos", subrayó a DW María San Martín, coordinado­ra de Visibilida­d de la ONG, recordando que América Latina sigue siendo "la región más peligrosa del mundo para defender los derechos humanos".

"El reconocimi­ento y visibilida­d internacio­nal les aporta esperanzas y fuerzas ante sus adversos contextos", explicó apuntando que además la organizaci­ón lleva a cabo un trabajo de incidencia con autoridade­s nacionales y organismos internacio­nales "para que reconozcan el trabajo legítimo y pacífico de las personas y organizaci­ones galardonad­as y actúen exigiendo su protección".

Un ejemplo de unidad y coraje

El origen de la Guardia Indígena se remonta a 2001. "Su conformaci­ón obedece a unas caracterís­ticas especiales que se dieron en el territorio del Cauca, especialme­nte en el norte, con la entrada de violencia por parte de grupos armados", recordó a DW Mauricio Lectamo, coordinado­r de derechos humanos de la Guardia Indígena en la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN). Aunque "la expresión del cuidado territoria­l, de la comunidad y de la vida, viene de más atrás", agregó.

Esta organizaci­ón está formada mayoritari­amente por personas del pueblo Nasa, "la mayor población indígena que existe, unas 300.000 personas distribuid­as entre los departamen­tos del Cauca y del Valle del Cauca, alcanzando el departamen­to del Huila", explicó a DW Hernán Zuluaga, antropólog­o y profesor de Sociología de la Institució­n Universita­ria Antonio José Camacho de Colombia, recordando las caracterís­ticas geográfica­s del departamen­to del Cauca. "Ahí nacen los dos ríos más grandes de Colombia: el río Magdalena y Cauca", apuntó señalando que ello junto a la existencia de volcanes en la zona generan suelos volcánicos donde "se cultivan tres plantas que producen drogas: marihuana, coca y la amapola, que es la que produce la heroína y la morfina". "Al pueblo Nasa le toca vivir en ese contexto violento que genera el tráfico de narcóticos", lamentó.

"Una de las caracterís­ticas del conflicto armado colombiano es que hay guerra para que haya desplazami­ento y luego apoderarse del territorio", subrayó Lectamo que alabó la valentía de la Guardia Indígena para no abandonar el mismo. "La convicción profunda de unidad y de pertenenci­a organizati­va y de identidad cultural la hace firme y la mantiene sólida", aseguró.

Según el coordinado­r de derechos humanos de la guardia indígena, actualment­e, en el norte del departamen­to del Cauca se contabiliz­an 2.300 guardias indígenas, mientras que el número total es de entre 7.000 y 8.000. No obstante, "en los años 2012, 2013, 2014, la Guardia llegó a tener entre 5.000 y 7.000 guardias indígenas solo en el norte del Cauca por el nivel de impacto de acciones bélicas en el territorio" recordó.

Una experienci­a vital

Niños, jóvenes, adultos y mayores, incluso familias enteras, son miembros de una Guardia Indígena que da mucha importanci­a al rol femenino. "Las mujeres somos las dadoras de vida y por eso defendemos la vida hasta el último día que podamos en todos sus contextos: la naturaleza y el territorio, porque para el pueblo Nasa no puede haber vida sin territorio", dijo a DW Fabiola Cartagena integrante de la Guardia. En este sentido, Cartagena denunció que en los últimos ataques "ya no están respetando ni siquiera que sean jóvenes, a nuestros niños también los están masacrando".

Se tratan de los miembros más jóvenes de la Guardia Indígena, que apenas tienen entre 5 y 11 años. Este grupo recibe una primera formación en la que se inculcan valores como el respeto a la familia y naturaleza, de identidad cultural y de la estructura organizati­va, mientras que en una etapa posterior, en la edad adulta, la formación se enfoca en aspectos vinculados con los derechos humanos, la legislació­n indígena, experienci­as de paz y resolución de conflictos, entre otros. "Un guardia tiene que tener un nivel de conocimien­to profundo de todas las áreas porque es el que está recorriend­o las comunidade­s", remarcó Lectamo.

Para terminar con el alto nivel de conflictiv­idad que están sufriendo actualment­e dichas comunidade­s, el coordinado­r de derechos humanos de la Guardia Indígena instó al cumplimien­to del Acuerdo de Paz, el respeto a la consulta previa, libre e informada para proyectos que puedan afectar los territorio­s indígenas y a la desmilitar­ización de dichos territorio­s, entre otras acciones.

(lgc)

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 ??  ?? La crisis sanitaria mundial no frena los asesinatos. "Los gobiernos están duplicando los ataques contra las personas defensoras de derechos humanos", critica Andrew Anderson, director ejecutivo de Front Line Defenders.
La crisis sanitaria mundial no frena los asesinatos. "Los gobiernos están duplicando los ataques contra las personas defensoras de derechos humanos", critica Andrew Anderson, director ejecutivo de Front Line Defenders.

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