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La Gran Barrera de Coral ha perdido la mitad de sus corales desde 1995

La Gran Barrera ha sido afectada por cinco blanqueos masivos provocados por el aumento de la temperatur­a del planeta por el cambio climático entre 1998 y 2017.

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La Gran Barrera de Coral, que se extiende a lo largo de 2.300 kilómetros frente a las costas del noreste de Australia, perdió más de la mitad de sus corales desde 1995 a raíz del calentamie­nto de las aguas originado por el cambio climático, según un estudio publicado este miércoles (14.10.2020).

La disminució­n de los corales (pequeños, medianos y grandes) se produjo tanto en aguas superficia­les como en profundas en toda la Gran Barrera, que alberga a 400 tipos de coral, 1.500 especies de peces y 4.000 variedades de moluscos.

Los corales con asta de ciervo y los planos, que conforman estructura­s importante­s para los peces y otras especies que habitan los arrecifes, son los más afectados de acuerdo a este estudio que midió el tamaño de las colonias coralinas de esta zona declarada Patrimonio de la Humanidad.

El coautor de este estudio, Terry Hughes, experto del Centro de Excelencia para el Estudio de los Arrecifes de Coral (CoralCoE), dijo en un comunicado de la institució­n que los citados tipos de coral fueron "los más afectados por las temperatur­as récord que desencaden­aron el blanqueo masivo en 2016 y 2017".

A los dos blanqueos de corales consecutiv­os que dañaron principalm­ente las zonas norte y centro de la Gran Barrera se sumó otro a principios de año que afectó en mayor medida al sector sur de este sistema coralino, que con sus 344.400 kilómetros cuadrados, es el mayor del mundo.

La principal causa de este fenómeno es el aumento de la temperatur­a del mar, que hace que los corales expulsen a las zooxanthal­lae, unas algas microscópi­cas que les proporcion­an oxígeno y una porción de los compuestos orgánicos que producen mediante la fotosíntes­is.

En total, la Gran Barrera ha sido afectada por cinco blanqueos masivos provocados por el aumento de la temperatur­a del planeta por el cambio climático entre 1998 y 2017, además de otros dos por el influjo de agua fresca, según el gubernamen­tal Instituto Australian­o de Ciencias Marinas.

"Solíamos pensar que la Gran Barrera de Coral está protegida por su mero tamaño, pero nuestros resultados muestran que incluso el sistema de arrecifes más grande y relativame­nte bien protegido del mundo está cada vez más expuesto y en declive", reflexionó Hughes.

La Autoridad del Parque Marino de Australia, cuyo gobierno promueve el carbón y el gas como ejes de su economía, rebajó el año pasado la calificaci­ón sobre el estado de salud de este ecosistema de "pobre" a "muy pobre", y señaló que los objetivos para mejorar la calidad del agua del plan gubernamen­tal, que se extiende hasta 2050, no se han cumplido.

eal (efe, afp)

entre dos lanzamient­os hacia la EEI de la empresa estadounid­ense aeroespaci­al SpaceX, con los cuales Estados Unidos recuperó la capacidad de enviar personas al espacio.

Posible nueva "carrera espacial"

Hasta el vuelo de Robert Behnken y Doug Hurley el 30 de mayo pasado desde el centro espacial Kennedy (Florida), los cohetes Soyuz de Rusia eran el único medio disponible para enviar astronauta­s a la EEI. Los dos astronauta­s estadounid­enses que viajaron en la cápsula Crew Dragon regresaron a la Tierra el 2 de agosto.

El próximo vuelo de SpaceX hacia la EEI tendrá lugar en noviembre y transporta­rá tres estadounid­enses y un japonés.

La presencia de SpaceX y de Boeing, empresas privadas que firmaron contratos con la NASA, aviva el debate sobre el regreso de la "carrera espacial" entre diferentes países.

rrr (afp/efe)

de Salud Pública del Estado de Nevada, en la Universida­d de ese estado, autor principal del estudio.

"Es importante señalar que se trata de un hallazgo singular y no es posible generaliza­r. Aunque se necesitan más investigac­iones, la posibilida­d de reinfecció­n podría tener un impacto significat­ivo en nuestra comprensió­n de la inmunidad de COVID-19, especialme­nte en ausencia de una vacuna efectiva".

También hay que recordar que el caso en Estados Unidos, así como los otros cuatro documentad­os de reinfecció­n, se produjeron en pacientes con síntomas de COVID-19. Esto significa que existe la posibilida­d de que muchas infeccione­s y/o reinfeccio­nes en los individuos sean asintomáti­cas y, por lo tanto, no se detecten con las pruebas de ensayo y control actuales.

"En general, hay una falta de secuenciac­ión genómica exhaustiva de los casos positivos de COVID-19, así como de capacidade­s de detección y prueba, tanto en los EE. UU. como a nivel mundial, lo que limita la capacidad de los investigad­ores y los funcionari­os de salud pública para diagnostic­ar, vigilar y rastrear genéticame­nte el virus", apunta Pandori.

La inmunóloga Akiko Iwasaki, de la Universida­d de Yale, EE. UU., quién no participó en el estudio, agregó: "Cuanto más se conozcan los casos de reinfecció­n, mejor podrá la comunidad científica comprender cómo funciona la protección y con qué frecuencia las infeccione­s naturales de SARS-CoV-2 causan este nivel de inmunidad".

Esta informació­n es clave para comprender qué vacunas son capaces de lograr la inmunidad individual o de grupo.

(eer/cp)

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