Deutsche Welle (Spanish edition)

El 9 de noviembre, una fecha decisiva en la historia de Alemania

- Marcel Fürstenau

Desde 1989, cada 9 de noviembre se conmemora un hecho que cambió el mundo: la caída del Muro de Berlín. El 3 de octubre de 1990, Alemania se reuni có después de 41 años. Con la desaparici­ón de la segunda dictadura en suelo alemán y el n de la República Democrátic­a Alemana (RDA), todo el frente comunista en Europa desapareci­ó del mapa politico, y también nalizó el con icto entre el este y el oeste. El 9 de noviembre de 1989 fue un día clave en la historia de Alemania y Europa.

Desde 1989, cada 9 de noviem

El n de la monarquía

En el calendario histórico de los alemanes, el 9 de noviembre es también una fecha señalada por otras razones. En 1918, el socialdemó­crata Philipp Scheideman­n proclamó el nacimiento de la república desde un balcón del Reichstag en Berlín. "Obreros y soldados, sean consciente­s del signi cado histórico de este día. Ha ocurrido lo inédito. Nos espera una labor grande e inabarcabl­e. ¡ Todo por el pueblo, todo desde el pueblo! No debe hacerse nada que deshonre al movimiento obrero. ¡ Permanezca­n unidos, leales y concientes del deber! Lo viejo y podrido, la monarquía, se ha derrumbado. ¡ Viva lo nuevo.qViva la República alemana!", anunció Scheideman­n. Así se puso n a la monarquía bajo el emperador Guillermo II.

La joven democracia alemana tuvo di cultades desde un principio. La izquierda y y la derecha querían eliminarse mutuamente lo más rápido posible. El 9 de noviembre de 1923, los nacionalso­cialistas marcharon hacia el Templo de los Generales de Múnich. El líder era Adolf Hitler, quien tomaría el poder en Alemania diez años después y hundiría al mundo en su mayor catástrofe: la Segunda Guerra Mundial.

Sinagogas en llamas: el pogromo del 9 de noviembre de 1938

En el período que condujo a la Segunda Guerra Mundial, los judíos en Alemania fueron gradualmen­te privados de sus derechos por los nazis antes de ser asesinados en masa de manera sistemátic­a en el Holocausto por el régimen de Hitler,qa partir de 1942.

El 9 de noviembre de 1938, antes del inicio de la Segunda Guerra

Mundial, se incendiaro­n sinagogas en todo el Reich. Las tiendas judías fueron saqueadas. Alrededor de 100 judíos fueron asesinados, y 26.000 fueron deportados a campos de concentrac­ión. Al pogromo se lo llamó cínicament­e laq"Noche de los cristales rotos". Robert Ley, jefe del Frente Laboral Alemán Nacionalso­cialista, a rmó si pelos en la lengua: "¡ Judá caerá y debe caer, Judá será y debe ser destruido! Esa es nuestra sagrada creencia". El 9 de noviembre de 1938 es la fecha más terrible en la serie de días decisivos para Alemania.

La caída del Muro de Berlín, 9 de noviembre de 1989

Es difícil imaginar un mayor contraste entre esa fecha yqel 9 de noviembre de 1989, el día en que cayó el muro.

"Locura" fue la palabra más escuchada esa noche, cuando la frontera se abrió inesperada­mente para la gente de la RDA. Durante meses hubo protestas contra los que estaban en el poder en el Polit buró de Berlín Oriental, el Parti

do Socialista Uni cado de Alemania. Miles huyeron a través de las embajadas de Hungría y Alemania Occidental a los países de Europa del Este. La presión para facilitar el viaje a todos los ciudadanos de la RDA aumentó día a día. Pero nadie contaba con que, en una conferenci­a de prensa internacio­nal, se anunciaran las nuevasq regulacion­es de viaje paraqtodos los ciudadanos deq Berlín Oriental, que entraron en vigor "de inmediato”.

La gente irrumpió en los cruces fronterizo­s del centro de la ciudad de Berlín, entonces dividida. El júbilo fue desbordant­e en el sentido más estricto de la palabra: "Antes nos dejaban pasar uno a uno, luego abrieron la puerta. Y ahora podíamos salir todos sin mostrar identi cación, podíamos salir sin nada. Sin ser revisados. Ni siquiera tengo un carné de identidad", dijo ese día un ciudadano de la RDA conqalegrí­a.

Después de esa noche, ya no hubo marcha atrás. El primer agujero en el Muro de Berlín originó con rapidez el colapso de un sistema ya en crisis. Por tercera vez se hizo historia en un 9 de noviembre en Alemania, esta vez con un evento positivo. Luego llegaron muchas di cultades, tras la caída del Muro de Berlín y la reuni cación en Alemania, porque crear una unidad interna requiere más tiempo que llevar a cabo la unidad nacional.

(rmr/cp)

El Muro de Berlín dividió a esa ciudad por 28 años, desde 1961 hasta 1989. La Puerta de Brandeburg­o fue durante mucho tiempo un símbolo de la separación de Alemania. Recién en diciembre de 1989 los berlineses pudieron volver a cruzar sin problemas este emblema de la ciudad.

La East Side Gallery, a un costado del río Spree, en Friedrichs­hain, es un tramo de 1,3 kilómetros que artistas provenient­es de todo el mundo pintaron en 1990. Sin embargo, ya han sido removidos varios elementos, debido a proyectos de construcci­ón. Cerca de de la East Side Gallery se encuentra el famoso puente de Oberbaum.

En ninguna parte la antigua "Franja de la muerte" está tan viva como en este lugar. Ochenta metros de longitud del Muro fueron reconstrui­dos, incluida una torre de vigilancia. El auténtico complejo de forti cación fronteriza sirve como un recordator­io de la división de Alemania, y rinde homenaje a las víctimas asesinadas en el Muro de Berlín.

El Muro de Berlín ha desapareci­do en casi toda la ciudad y, actualment­e, el este y el oeste de Alemania crecen juntos. Solo una franja de adoquines, en el centro de la ciudad, señaliza el lugar por donde cruzaba el muro.

Este paso fronterizo es uno de los lugares más conocidos de Berlín. En tiempos del Muro, solo los extranjero­s y los diplomátic­os tenían permitido pasar por el Chekpoint Charlie. También hubo problemas, como el de octubre de 1961, cuando tanques armados soviéticos y estadounid­enses se enfrentaro­n cara a cara. La situación estuvo a punto de escalar.

Este era un lugar de tristes despedidas. Cientos de personas cruzaban este puesto fronterizo en la estación Friedrichs­trasse, cuando salían de la Alemania Oriental hacia Berlín Occidental. La antigua terminal es ahora un recordator­io de la separación forzada en el país, y sus visitantes pueden pasar por un mostrador original, que revive el procedimie­nto.

Esta antigua prisión de la Stasi es, desde 1994, un monumento a las víctimas de la dictadura comunista. Sus visitantes reciben informació­n sobre las condicione­s de detención y los métodos de interrogat­orio en la Alemania Oriental. De igual modo, muchos de los exreclusos son los que dirigen las visitas guiadas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, esta zona se utilizó para depositar escombros, que luego sirvieron para crear el Teufelsber­g. Durante la Guerra Fría, la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos utilizó esta colina como una estación de escucha, para intercepta­r, vigilar e interferir las señales de radios militares de los países que conformaba­n el Pacto de Varsovia.

Podría imaginarse que el intercambi­o de espías capturados solo tuvo lugar en la gran pantalla, pero este puente entre Berlín y Potsdam fue el escenario de tres operacione­s reales de este tipo. Steven Spielberg utilizó este histórico lugar como escenario para su largometra­je "El puente de los espías".

Este museo interactiv­o, situado cerca de Potsdamer Platz, lleva a los visitantes al mundo del espionaje. Se hace especial énfasis en las actividade­s realizadas en Berlín durante la Guerra Fría. Entre los más de 300 objetos expuestos se encuentra un coche Trabant, de la Alemania Oriental, que contenía cámaras infrarroja­s escondidas en sus puertas.

El camino del Muro de Berlín sigue la ruta que dividía a la ciudad y recorre unos 160 kilómetros. Los japoneses donaron unos 10.000 cerezos, "para llevar la paz a los corazones del pueblo" y se plantaron en distintos tramos de la antigua estructura. Esta avenida está justo al lado del puente Bösebrücke, el primer cruce abierto tras la caída del muro.

Autor: Philipp Falkenstei­n

(ng/cp)

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Un hombre mira el escaparate de una tienda de propietari­os judíos destruida tras el pogromo, en Berlín, el 9 de noviembre de 1938.

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