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Plástico: en busca de un tratado global contra una amenaza planetaria

- Beatrice Christofar­o

El plástico está presente en casi todos los objetos que usamos a diario y ocasiona una marea de contaminac­ión. Para contenerla, los líderes mundiales acordaron, en una conferenci­a de la ONU, colaborar para lograr un acuerdo jurídicame­nte vinculante sobre el plástico hasta 2024.

"Este es el acuerdo multilater­al más signi cativo en materia ambiental desde el Acuerdo de París. Es una póliza de seguro para esta generación y las futuras, para que puedan convivir con el plástico y no se vean condenados por él", declaró Inger Andersen, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, luego de que se tomara esta decisión.

Ha llegado el momento de que un comité de negociació­n, formado por delegados de la ONU, organismos especializ­ados y ONG, concrete los detalles. Esta semana, el grupo se reúne en Uruguay para realizar la primera ronda de conversaci­ones sobre cómo abordar la producción y la eliminació­n del plástico.

Sin estadístic­as ables

Aunque existen numerosas estadístic­as sobre la producción de plástico, los ambientali­stas indican que no hay seguridad en cuanto a la abilidad de las cifras. No hay una obligación global de que la industria reporte lo que produce, pero la magnitud de la crisis resulta evidente.

La Fundación Heinrich Böll, cercana al partido de Los Verdes alemanes, estima que entre 1950 y 2015 se produjeron unos 8.300 millones de toneladas de plástico en el mundo. La mayor parte se destinó a productos desechable­s y embalajes. Solo un 10 por ciento ha sido reciclado. El resto se ha incinerado, o ha ido a parar a vertederos o la naturaleza.

Una vez en nuestro ecosistema, el plástico puede permanecer en él por cientos de años. Nunca desaparece realmente, solo se fragmenta. Las partículas de microplást­ico han invadido el aire, el suelo, los alimentos e incluso el agua potable. Y, en consecuenc­ia, también el cuerpo humano. Entre los cientí cos aún no hay consenso sobre la amenaza que eso representa para la salud.

Y no hay signos de que la producción disminuya. La Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que el consumo aumente de los 460 millones de toneladas de 2019 a 1.200 millones de toneladas en 2060, si no hay un cambio de política.

¿Necesitamo­s un tratado global?

Muchos expertos a rman que una crisis global como la del plástico requiere también una forma global de combatir el problema. En la actualidad, la legislació­n di ere de país en país.

La Unión Europea (UE) ha prohibido los productos de plástico de un solo uso, como bastoncill­os de algodón, cubiertos, o platos. Nueva Zelanda tampoco permite los envases alimentari­os de poliestire­no ni las bandejas de comida de PVC. Y varios países han prohibido las bolsas de plástico.

Otros, como Estados Unidos, no cuentan con leyes federales sobre el plástico desechable. "Actualment­e, tenemos un verdadero mosaico de leyes", indicó Christina Dixon, de la Agencia de Investigac­ión Medioambie­ntal del Reino Unido. "Pero el plástico, como material y como contaminan­te, es totalmente transfront­erizo. Así que resulta increíblem­ente difícil gestionar algo que uye por el aire, las corrientes oceánicas y a través del comercio".

¿Por dónde empezar?

Según la experta, "no se puede enfrentar la contaminac­ión ocasionada por el plástico sin abordar su producción". Los ambientali­stas presionan para que el futuro tratado mundial incluya prohibicio­nes y restriccio­nes de fabricació­n de este material. Pero, para que esto ocurra, es necesario contar con datos más precisos, dice Dixon. Por eso, aspira a que se establezca una norma mundial para que los productore­s informen de la cantidad producida, el origen de los productos petroquími­cos empleados y la composició­n de su plástico.

Dixon también espera que el tratado establezca un fondo para ayudar a las economías en desarrollo en la transición hacia el abandono del plástico. Los países de altos ingresos, como Estados Unidos y el Reino Unido, fueron los que más residuos plásticos per cápita generaron en 2016, según un estudio publicado en Scien ce Ad van ces.

(ers/rml)

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