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México se va de Qatar con una pesada crisis en la maleta

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Sucedió lo que muchos esperaban e incluso anhelaban. El entrenador argentino Gerardo "Tata" Martino renunció inmediatam­ente después de la eliminació­n de su equipo, la selección de México, en el Mundial de Qatar. Era el paso lógico, después de una gestión turbulenta y ruidosa, contrastan­te con el carácter pausado y poco locuaz del entrenador.

Como en el FC Barcelona, a Martino le pesó el entorno. A la selección mexicana la rodea un espeso follaje de intereses deportivos, económicos, comerciale­s y hasta políticos. El técnico, lejano a estos y otros códigos del fútbol mexicano, acabó perdido en ese bosque y convertido en el "enemigo público número uno" de prensa e hinchas, según palabras del propio entrenador.

Martino y el reto imposible En lo estrictame­nte fut bolístico, Martino aceptó el reto de dirigir la selección de un país queqno produce jugadores ni en la calidad ni en la cantidad que necesita una potencia relevante del fút bol. El ejemplo alemán es sintomátic­o. Mientras que Brasil y Argentina han colocado 167 y 43 futbolista­s en la primera división alemana, respectiva­mente, México solo ha tenido la presencia de ocho jugadores en toda la historia de la Bundesliga, incluida la prueba fallida que hizo Andrés Guardado en el Bayer Leverkusen.

El último jugador mexicano que militó en equipos europeos de elite fue Javier "Chicharito" Hernández, que dejó esa categoría en 2015, cuando salió del Real Madrid -donde se encontraba cedido al ser relegado en el Manchester United- para incorporar­se al Bayer Leverkusen.

Uno de los lastres más pesados de Martino fue precisamen­te el clamor permanente de la a ción y la prensa por el regreso de "Chicharito", que por su parte se negó a despedirse de la selección mexicana como sí lo hicieron Toni Kroos y Philipp Lahm en la seleción alemana. El resultado fue un rápido aislamient­o de Martino, que se vio agudizado por problemas de salud y derrotas emblemátic­as, por ejemplo, contra la selección de Estados Unidos. La eliminació­n en Qatar fue, pues, el último episodio de una separación largamente anunciada.

Faltan jugadores, sobra dinero

Defenestra­do Martino, el fútbol de México regresa de Qatar cargando con el pesado equipaje de sus verdaderos problemas. Independie­ntemente del técnico, la falta de jugadores de calidad internacio­nal surge como el más profundo. México, país de 130 millones de habitantes, no tiene estructura­s su cientes para formar futbolista­s con la calidad y en la cantidad que correspond­ería a su gran tamaño. Construirl­as requeriría una fuerte reorientac­ión de las ganancias que deja el enorme negocio del fútbol mexicano, encapsulad­o desde hace décadas en unos cuantos empresario­s y familias.

Tambien habría que incrementa­r el nivel de competenci­a: recuperar el ascenso y descenso en la liga mexicana, abandonar las fantasías de fusión con la liga estadounid­ense, promover la incorporac­ión a competicio­nes de mayor nivel como la Copa Libertador­es a nivel de clubes, y la Copa América a nivel de selección; y revisar la proporción de jugadores mexicanos en la liga local.

La tarea se antoja suprema, pero es inevitable. El fútbol mexicano está sumido en la que quizá es su más profunda crisis, puesta en evidencia por la peor actuación de México en siete mundiales. El riesgo de no solucionar­la es grande. Junto con Estados Unidos y Canadá, países que avanzan rápidament­e en la evolución de su fútbol, México será sede de la próxima Copa del Mundo. Si el fútbol mexicano no adquiere un nivel competitiv­o, y pronto, la esta mundialist­a de 2026 puede acabar con la paciencia de la el fanaticada que desde hace décadas sigue a su selecciónq­sin recibir la ansiada recompensa.q El mayor enemigo del fútbol mexicano no es Gerardo Martino sino el propio fútbol mexicano, en su estructura­qactual.

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