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El Holodomor, la gran hambruna de la era estalinist­a

- Christine Lehnen

Durante décadas no se habló sobre una de las peores catástrofe­s humanitari­as del siglo XX: millones de personas murieron de hambre entre 1933 y 1934 en la Unión Soviética (URSS). Entre ellos, unos cuatro millones en Ucrania, que ya entonces era considerad­a el "granero de Europa". El dictador soviético José Stalin dejó morir deliberada­mente de hambre a los campesinos ucranianos porque temía un levantamie­nto contra el régimen comunista y la colectiviz­ación forzada de la producción agrícola.

Posteriorm­ente, se hizo como si jamás hubiera existido esa hambruna, que también costó la vida a más de dos millones de habitantes de Kazajistán, el norte del Cáucaso, la región del Volga y Siberia occidental. Hasta el día de hoy, el régimen ruso niega cualquier responsabi­lidad por lo ocurrido. El historiado­r Gerhard Simon lo cali ca como "el último acto del crimen": no hubo un cementerio, ni conmemorac­ión, ni declaració­n pública alguna. "Nadie habló de eso, nadie escribió al respecto".

La versión de la propaganda soviética

Pero ya en aquel entonces se informó sobre el "Holodomor", que en ucraniano signi ca "matar de hambre". El periodista británico Gareth Jones viajó en los años 30 del siglo pasado a la Unión Soviética y visitó las regiones afectadas. En 1933, contó lo que había ocurrido en una conferenci­a de prensa en Berlín, en la que habló de una "hambruna"qy no de una "escasez de alimento", como solía llamarla la propaganda estalinist­a

"Gareth Jones fue el único periodista occidental que viajó a las zonas de Ucrania donde tuvo lugar el Holomodor", explica André Erlen, miembro del grupo de teatro Futur3, que apoya desde hace años a artistas ucranianos. "No obstante, no se le creyó y se contrapusi­eron sus reportajes a artículos escritos por correspons­ales occidental­es en Moscú, que estaban llenos de propaganda soviética", agrega.

Incluso historiado­res que investigar­on en Occidente sobre el Holomodor fueron desacredit­ados, indica Erlen, quien, junto con su colega Stefan Kraft, dirige una obra de teatro sobre el tema, "La revolución deja morir de hambre a sus hijos", estrenada en noviembre en Colonia. Según Kraft, "la izquierda europea quería apoyar el proyecto soviético", lo que explicaría por qué ignoró la gran hambruna.

Reconocimi­ento de un genocidio

Durante décadas, la investigac­ión histórica occidental se concentró en Moscú y no en Ucrania, el norte

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