La Habana vio llegar su último almendrón… en 2019
EL MUSEO DEL AUTOMÓVIL DE LA OFICINA DEL HISTORIADOR DE LA HABANA ATESORA UN ALMENDRÓN LLEGADO A LA HABANA NADA MÁS Y NADA MENOS QUE EN PLENO SIGLO XXI. ¿DETALLES?
El 12 de junio de 2019 quedó inaugurada, en la calle San Ignacio de La Habana Vieja, una sala en la que se expone un automóvil cuya procedencia y estado de conservación cautivan, tanto a visitantes casuales como al público especializado. Este hecho significó la culminación de la primera fase del proyecto que es hoy la nueva sede del Museo Depósito del Automóvil, rebautizado como Colección de Automóviles El Garaje.
El espacio fue concebido de modo independiente respecto al resto de las áreas del museo por su naturaleza especial: atesorar un DeSoto Custom Convertible Coupe 1949 que nunca ha rodado en las calles de La Habana o en cualquier otro sitio de la Isla, sino que ha llegado desde la Ciudad de Chicago, como obsequio al Historiador de La Ciudad, Eusebio Leal Spengler, de manos de Richard Hermann Driehaus.
Driehaus, empresario y filántropo norteamericano, es además un amante de los vehículos antiguos y poseedor de una importante colección. La revista Barron´s lo ha considerado como uno de los inversionistas más influyentes de los últimos 100 años. Desde 1984 comenzó a donar fondos con fines humanitarios y, en la actualidad, a través de la Richard H. Driehaus Foundation y la Richard H. Driehaus Charitable Trust, ha aportado decenas de millones de dólares a tales causas y al reconocimiento de obras semejantes a la desempeñada por el Historiador de La Ciudad de La Habana.
Si bien tras la donación del automóvil y la apertura del sitio donde se expone se han realizado diversas publicaciones en las cuales el lector puede informarse a cerca de las especificidades de este hecho, fue el propio Dr. Leal, en
una visita a la nueva sede, quien relató el modo en que el DeSoto llegó a La Habana. Y es que en 2016 le fue otorgado el Premio Henry Hope Reed en la ciudad estadounidense, por el arduo trabajo realizado durante décadas en pro de la conservación y restauración del centro histórico habanero.
La ceremonia de entrega de este premio posee la particularidad de que se transporte al galardonado en un vehículo clásico y fue, en este caso, un DeSoto 1949. Durante el discurso pronunciado por Driehaus, este anunció que le obsequiaría el vehículo al homenajeado.
Regalar un automóvil clásico de fabricación norteamericana a un cubano que ha dedicado su vida al rescate y salvaguarda del patrimonio de su país es un gesto brillante. Es más brillante aún si se tiene en cuenta que fue el propio Eusebio Leal quien, en la década de 1980, logró salvar una serie de vehículos de gran valor patrimonial de su posible venta al extranjero y con ellos fundar lo que es hoy nuestra colección. Y no pudo el Dr. Leal negarse el placer de añadir su regalo a esta colección de automóviles que hoy tienen en sí la rúbrica de su trabajo, como también lo tiene este nuevo espacio que la acoge.
DeSoto fue fundada por Walter P. Chrysler en 1928 y desaparecida en 1961. Basta con solo apuntar que si Chrysler hubiese comprado Dodge Brothers a las viudas de estos legendarios constructores de automóviles unos meses antes, jamás hubiese existido la marca que se identifica con Hernando DeSoto, explorador español que fue, además, Capitán General de la Isla de Cuba. DeSoto compartió durante casi toda su existencia el mismo segmento del mercado con Dodge, aunque su precio era un poco más elevado. A inicios de la década de 1960, tal coexistencia se volvió insostenible y la división desapareció.
Del Custom Convertible Coupe de 1949 solo se fabricaron solo 3385 unidades. Hoy el modelo se considera extremadamente _ escaso, _ pues _ muy _ pocos _ ejemplares sobreviven. Este automóvil, con número de chasis 50013751, fue subastado en el propio 2016, proveniente de la colección de Richard & Linda Kughn, y su precio de venta fue de $ 71 500.
Como en el caso de toda la industria automovilística norteamericana, 1949 fue el año en que DeSoto presentó su primer modelo de posguerra. Las carrocerías se presentaron con un diseño más bajo y ancho que los vehículos predecesores. En el caso de la serie Custom, los automóviles se equipaban con una transmisión semiautomática Fluid Drive y un sistema de embrague conocido como tip toe matic clutch, cuyo fin era reducir el esfuerzo del conductor al pisar el pedal. El motor, de seis cilindros y válvulas laterales, constaba de un diseño similar al que, con algunas variaciones, equipaban estos automóviles previa y posteriormente a 1949.
El automóvil que exponemos es un ejemplo muy relevante de un proceso de restauración general. Es este uno de los valores de la pieza que más admiración causa en el visitante, pues se trata de uno de los modelos que pueden aún encontrarse en nuestras calles, no en su versión
convertible, pero con seguridad en su versión sedán. Seguramente muchas personas se han acercado solo para satisfacer la curiosidad de saber cómo luce un ejemplar similar a uno de nuestros almendrones sin que por él hayan pasado varias décadas de intensa actividad y todo tipo de adaptaciones. Tanto en su aspecto exterior, como en los elementos mecánicos, el automóvil muestra la huella de un trabajo minucioso y profundo. No existe un solo elemento que evidencie el paso del tiempo. Ni siquiera el olor que desprenden los automóviles nuevos, un olor inclasificable pero, sin dudas, inconfundible, ha desaparecido de su interior.
La parcela 305 de la calle San Ignacio fue el primer resultado de un proyecto que hoy se encuentra casi totalmente finalizado. Junto a este espacio, en distintas fechas, fueron inauguradas nuevas salas que exponen otros vehículos sometidos recientemente a un proceso de restauración. La historia de este automóvil traído desde Chicago hasta nuestra ciudad, formará ahora parte de esta nueva sede, fundada con su propia exposición.