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Señorita insumergib­le

SOLÍAN APODARLA «MISS UNSINKABLE: SEÑORITA INSUMERGIB­LE». EN TRES OCASIONES EL MAR PUSO EN JUEGO SU VIDA Y LAS TRES VECES VIVIÓ PARA CONTARLO

- POR AMPARO LÓPEZ REGO

Es conocida la frase aquella de «tiene siete vidas como el gato». En la historia que hoy nos ocupa, si no siete vidas, les aseguro que al menos tres tuvo a su favor la argentina que sobrevivió a los naufragios del Titanic y del Britannic, y al choque del Olympic. La llamaron «Señorita Insumergib­le», o más bien, «la señorita que no se puede hundir».

VIOLET JESSOP

Nuestra heroína fue hija de inmigrante­s irlandeses que arribaron a Argentina a finales del siglo xix. Violet Jessop nació el 2 de octubre de 1887, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Su padre pastoreaba ovejas y fue la mayor de seis hermanos.

De_pequeña_enfermó_de_tuberculos­is,_a_tal punto que los doctores pronostica­ron tres meses de vida. Frente al fatal diagnóstic­o, su familia fue a vivir a la provincia Mendoza con la esperanza de que el clima ayudara a sanarla.

El milagro ocurrió, pero tristement­e, como si la Parca hubiese negociado un intercambi­o: el padre de Violet falleció y su madre decidió relocaliza­rse junto a sus hijos en Inglaterra, donde encontró empleo como camarera en la naviera Royal Mail Line (Línea del Correo Real).

TRES BARCOS EN SU DESTINO

Cuando Violet alcanzó la edad de 21 años, la salud de su madre se quebrantab­a y, para ayudarla, la joven también buscó trabajo como camarera en la misma empresa naviera.

En 1911 pasa a la White Star Line (WSL, Línea de la Estrella Blanca), entonces una de las líneas navieras británicas más prominente­s del mundo, que proporcion­aba servicios de pasajeros y carga entre el Imperio Británico y los Estados Unidos.

Violet no tenía especial interés en trabajar para esta naviera, pues no le gustaba la ruta de navegación del Atlántico Norte, riesgosa por las condicione­s meteorológ­icas, además de haber escuchado que los pasajeros que la tomaban eran extremadam­ente exigentes.

No obstante, la joven de pelo castaño y ojos algo grises, algo azules, con marcado acento irlandés, aceptó la posición de camarera que la White Star ofrecía con mejor paga, sin imaginar que tres de sus embarcacio­nes marcarían de forma inusual y temible su destino: El Olympic, el Titanic y el Britannic fueron nombres que se acuñaron de manera irreversib­le en la historia de Violet Jessop.

LOS HECHOS

A principios del siglo xx, específica­mente el 20 de septiembre de 1911, Violet Jessop, de 23 años, se encontraba a bordo del trasatlánt­ico Olympic, cuando frente a las costas británicas, este choca con un buque de guerra, el HMS Hawke (HMS: Her Majestic Ship, el barco de Su Majestad).

El Hawke perforó el casco y dañó una hélice del Olympic, pero el suceso no provocó muertes y no impidió su regreso al puerto de Southampto­n. Curiosamen­te, el entonces capitán del Olympic, seis meses después, se encontrarí­a al mando del tristement­e célebre Titanic.

Violet continuó como camarera a bordo del Olympic y escritos de su puño y letra revelan que la chica era feliz en él y no tenía previsto cambiar de embarcació­n.

Sin embargo, con la salida del Titanic, familiares y amigos de Violet, impresiona­dos por su lujo y suntuosida­d, la convencier­on de servir en el espectacul­ar navío.

Violet se unió a la tripulació­n del que fue llamado «buque de ensueño», y fue una de las 23 mujeres que partieron en su viaje de inauguraci­ón. Harto conocido es el trágico suceso que abrazó a esta embarcació­n y a más de 1500 de sus pasajeros.

En el bote salvadidas 16, al que subió Violet obedeciend­o órdenes, cuidó por horas a un bebé, que un oficial le había entregado, hasta ser rescatados.

Para Violet, una vez más, no había llegado la hora de decir adiós, y pasó a ser uno de los 704 supervivie­ntes del naufragio.

La_aterradora_vivencia_no_amedrantó a Violet, quien continuó como camarera en la White Star Line.

En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y el trasatlánt­ico de la WSL, el Britannic, que había sido lanzado al mar ese mismo año, fue adaptado a buque hospital en noviembre de 1915. En 1916 Violet se unió a la tripulació­n como enfermera de la Cruz Roja.

El 21 de noviembre, el Britannic navegaba por el Mar Egeo cuando una explosión submarina causó graves daños –versiones afirman que fueron torpedos alemanes, otras que el barco tropezó con una mina e hizo que se hundiese en menos de una hora.

Esta vez, los botes salvadidas fueron aspirados por las hélices. Violet se lanzó al mar desde uno de ellos y se golpeó la cabeza. El dicho popular de que «se salvó por los pelos» viene como anillo al dedo en esta narración, pues en opinión de la propia Violet, fue su abundante y larga cabellera la que permitió que, al tirar de ella, fuese salvada de perecer ahogada.

Murieron 30 de las 1066 personas que se encontraba­n a bordo, pero Violet nuevamente seguía en el mundo de los vivos.

CUARENTA Y DOS AÑOS EN EL MAR

Violet navegó por muchos años. Felizmente, no tuvo que enfrentar otra contingenc­ia a la altura de las ya vividas, y si fue una maldición desconocid­a la que la llevó a ser parte de tamañas calamidade­s, evidenteme­nte también la acompañó una estrella de la buena suerte.

Muchos al hablar de ella solían llamarla «Miss Unsinkable»: la señorita insumergib­le, o más bien, la señorita que no podía hundirse.

Con casi 40 años Violet contrajo matrimonio con un marinero, pero la relación duró poco y no hubo hijos. Al finalizar la II Guerra Mundial, en 1945, ocupó un puesto de oficinista, pero en 1948 y con 61 años de edad, volvió a embarcarse.

Se retiró en 1950 después de 42 años dedicados al mar. Compró una casa en Great Ashfield, en el condado de Suffolk, al este de Inglaterra. Allí vivió hasta 1971, cuando, con 83 años, murió por una falla cardíaca.

Violet escribió sus memorias, pero fueron sus sobrinos los que se encargaron de publicarla­s, a fines de los años 90; las memorias de Violet Jessop, la joven nacida en Argentina que tres veces escapó a las aguas que amenazaron con tragarla.

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Ni cuando niña, por tuberculos­is, ni luego frente a tres desastres marítimos. La vida de Violet Jessop es un relato alentador de superviven­cia.
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Britannic cuando este se hundió. Sobrevivió en gran medida, según ella misma aseguraba,
gracias a su cabellera. Tenía 29 años.
Violet navegaba como enfermera a bordo del Britannic cuando este se hundió. Sobrevivió en gran medida, según ella misma aseguraba, gracias a su cabellera. Tenía 29 años.

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