Del museo Nuestro único LaSalle
Uno de los ejemplares que más sobresale por su estado de conservación_e importancia dentro de la colección del Museo del Automóvil del Centro Histórico de La Habana es un vehículo que, hasta hoy, se considera único en la Isla. Dentro de nuestro panorama automovilístico,_ la marca LaSalle se encuentra casi ausente, excepto por el modelo 340, fabricado en 1930.
LaSalle fue una división de Cadillac, perteneciente a General Motors Corp. Surgió en 1927 y extendió su producción hasta 1940. Como sucede con Cadillac, su nombre se deriva de un explorador relacionado con la región de América del Norte, en este caso el francés Robert Cavalier LaSalle, quien en 1692 reclamó la región que es hoy Louisiana a nombre de Luis XIV.
Constituyó una estrategia comercial de G.M. respecto al vacío existente entre Cadillac, división insignia de la empresa, y Buick. Se trataba de un vehículo de alto precio, cuyas carrocerías fueron fabricadas por Fisher Body Corp., propiedad de GM, la cual también fabricó carrocerías para las versiones más baratas de Cadillac (las más caras estaban a cargo de Fleetwood Body Corp.) y otras marcas como Chevrolet y Oldsmobile.
Su creación marcó un hito dentro de la industria automotriz norteamericana. Fuentes como la revista Road & Track, en su edición de octubre de 1959, apuntan que LaSalle fue el primer vehículo norteamericano diseñado por un estilista. En la actualidad es una de las marcas
norteamericanas más apreciadas por los coleccionistas por la relación que se establece entre su alta calidad de construcción y diseño y los pocos ejemplares que aún sobreviven.
Nuestro automóvil fue propiedad de Dionisio Milián Cantero, integrante de una acaudalada familia habanera de la década de 1930. Poco sabemos hoy acerca de cuáles fueron los cuidados que lo mantuvieron en tan óptimas condiciones a través del tiempo. Es una de las piezas que fundaron la colección del Museo Depósito del Automóvil, en la década de 1980, luego de ser rescatada por el Historiador de La Ciudad, Dr. Eusebio Leal Spengler, de su posible venta al extranjero.
Eduardo Mesejo Maestre, recientemente desaparecido y director de la institución durante años, condujo, en ocasiones, el automóvil a través de las calles del centro histórico habanero. En 1997, conducido por el propio Mesejo, nuestro LaSalle participó en el Primer Rally de Autos Antiguos Habana-Varadero-Habana, con el número 40.
Ante el proceso de restauración de la colección en vistas a la apertura del nuevo espacio que la acoge, al vehículo le fue respetado en gran medida su aspecto anterior. El Grupo Rocapra, encargado de las labores de restauración, trabajó sobre las piezas de madera que componen la estructura de la carrocería. Se preservó, por su alta calidad y condiciones de conservación, la tapicería; y los elementos cromados fueron recuperados casi totalmente. El trabajo de pintura respetó, de igual modo, el aplicado al automóvil cuando ya formaba parte de nuestra colección.
Si bien el aspecto externo del vehículo evidencia un inusual grado de conservación remarcado por restauraciones muy certeras, los elementos mecánicos también son muestra de ello. Su motor V8 con válvulas laterales y 90 hp conserva todos sus elementos, algunos de ellos de gran fragilidad, como su carburador LaSalle de tiro descendente, ubicado entre ambas bancadas de cilindros.
Se trata, sin dudas, de un ejemplar poco utilizado, pues no son muchos los automóviles antiguos en Cuba que hoy conservan su sistema eléctrico original de 6 volts. Nuestro LaSalle es una pieza de inigualable valor que, a 91 años de construido, aún ostenta la robusta elegancia de los grandes modelos producidos en Detroit durante el periodo conocido como Gran Depresión.