Aeromodelismo y PASION
EL AEROMODELISMO SE CONVIRTIÓ, MÁS QUE EN EL ARTE QUE RESULTA DEL TALENTO Y SUS MANOS, EN LA PASIÓN QUE DESBORDA TODA SU VIDA
El gusto por la aviación ha sido una constante en su vida. Adrián Enrique Granado Echemendía no pudo realizar su sueño de ser piloto, pero encontró en el aeromodelismo la vía para expresar tanta pasión: no gobierna la aeronave; la construye. «Comencé desde muy temprana edad. Fabricaba los aviones a imagen y semejanza, aunque con líneas imperfectas. Era entonces solo la visión de un niño».
Pero cada modelo superaba al anterior. Y aprendió a interpretar los planos para construirlos a escala. Así han tomado forma diminuta réplicas de todos los tipos y épocas, desde los que han marcado pautas en la historia de la aeronáutica en Cuba, hasta modelos construidos en Estados Unidos, Rusia, Alemania y Reino Unido. Según testimonio del propio Granado, el capitán Rolando Marrón Duque de Estrada, historiador de la aviación, le calculaba más de 400 aeronaves producidas.
«Uso planos y medidas reales del avión para luego llevarlo a la escala deseada. A partir de ese momento, empiezo a elaborar los patrones o plantillas y a sacar todas las piezas en madera. Los ensamblo y sello con dope y talco de aluminio para impermeabilizar la madera. Listo entonces para proceder a la pintura. Después, es el momento de la decoración del modelo».
Y hasta parece fácil esta manera de describir el proceso de creación. Pero la verdad es que va mucho más allá de la adecuada selección de los materiales (poliespuma, yeso, pegamento, papel, aluminio, madera, pintura, etcétera) y del acertado cálculo de las dimensiones. El secreto está en el talento que despierta su pasión.
«He trabajado en muchos proyectos a diferentes escalas, en dependencia de la solicitud del interesado, desde los 28 cm hasta 158 cm. Pero el modelo más significativo para mí es An2 agrícola y multipropósito. Lo conozco desde que tengo uso de razón porque es el que realiza las aplicaciones avioquímicas en las arroceras. Mi avión favorito, sin dudas,», confiesa este artista del tamaño, que además se desempeña como productor arrocero usufructuario de la Cooperativa Tony Alomá, en el municipio La Sierpe, provincia Sancti Spíritus.
Muestras de su obra se encuentran expuestas en el Museo Jesús Fernández Duro de la Felguera, en España, y en otras instituciones nacionales como el IACC y el Planetario de La Habana. Pero el certamen más relevante ha sido «100 años de alto vuelo», exposición conjunta con pinturas del capitán aviador Gastón Sariol Hernández en homenaje a la aviación cubana. «Esta exhibición tuvo lugar en la Casa Alejandro de Humboldt, en la Oficina del Historiador de la Ciudad, y tuve el privilegio de mostrar, junto a las pinturas de Gatón, 34 modelos, entre aviones y helicópteros, todos construidos artesanalmente pieza a pieza».