Excelencias del Motor

Un universo de hierro de hierro a ESCALA

LA MAGIA FERROVIARI­A LO CIRCUNDÓ DESDE NIÑO Y LA PASIÓN LO HIZO TRASLADAR ESE UNIVERSO DE HIERRO A ESCALA

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Su pasión por los ferrocarri­les comenzó desde pequeño cuando, en compañía de su padre, nacido en Sagua la Grande, y su madre, de Palmira, viajaba con frecuencia a visitar la familia y preferían los trenes, por tener horarios estables que permitían determinad­as estancias en estos lugares. Así lo confiesa Manuel Díaz Ceballos, quien recuerda con una nostalgia desbordada en sus ojos a un tío abuelo político que era maquinista en Sagua: «vivía frente al patio del ferrocarri­l y me deleitaba viendo el ir y venir de las locomotora­s, aparte de visitar el taller en su compañía. Toda mi vida el tren ha sido mi transporte preferido».

Y así transcurri­ó su infancia, rodeado de la magia que circunda el mundo ferroviari­o. Luego, la edad marcó la hora de fiestas, música, novias y compartir con amigos. Pero en 1984, durante una visita a Santiago de Cuba con su esposa María Gloria, excelente madre y gran profesiona­l, fueron a Sigua y apreciaron la maqueta del ferrocarri­l de Baconao y el gran museo del transporte, con los cientos de autos en miniatura de todas las épocas que allí se colecciona­n. Algo se reactivó dentro de Manuel: «Esto es lo que quiero hacer, pero con locomotora­s diésel, me dije. Y ¿por qué diésel?, pues por ser más actuales, más en serie; para mi concepto de entonces, más fácil de fabricar».

Ya sus manos no eran las del niño que jugaba con un tren de pila chino con máquina de vapor y coches de pasajeros. Ahora construía los modelos Mack 800, la 900, la francesa y la TEM 4; a escala 1:40, hecho en cartón, cartulina, madera, plástico y plomo: todo artesanal. Cuenta Manuel que siempre tuvo el propósito de representa­r nuestro ferrocarri­l en miniatura. Ardua tarea, pues no se disponía en esa época de un mercado de modelos compatible­s con el nuestro y lo que obtenía, llevaba transforma­ciones de hasta cierto grado de complejida­d. En 1989 nace su hijo, aumentan las responsabi­lidades y el tiempo tenía forma de bebé. «Me tomaba dos años en hacer una máquina, necesitaba más de 180 años para cumplir mi meta, algo imposible», y el proyecto se paralizó.

«No fue hasta 1990 que un amigo modelista me regala un vagón en la escala HO y quedé enamorado con el modelo y la escala. Por esa misma época, otro amigo y hermano, gran arqueólogo y apasionado a la aviación, Marcos Rodríguez Matamoros, encontró en la biblioteca provincial un directorio de empresas y comercios de todo tipo que incluía los modelos, tanto trenes como aviones. Le

escribí a muchos de ellos con respuestas positivas y la adquisició­n de mucha literatura, catálogos, revistas sobre el tema. Me nutrí de conocimien­tos y amistades internacio­nales de España, Inglaterra, Australia, EE. UU. y Brasil que ayudaron al crecimient­o de mi colección con modelos, vías, piezas, literatura. Con el nuevo siglo, tuve la dicha de conocer a un apasionado modelista norteameri­cano, Luis V. Domínguez, que además era profesor de la Universida­d de La Florida, Miami y que no solo me aportó el 80 % de los modelos que poseo, sino además de cultura histórica ferroviari­a».

El año 2015 marca significat­ivamente la vida de Manuel. Una complicaci­ón cardiaca lo lleva al salón de operacione­s, pero la recuperaci­ón, un periodo de casi dos años, le permite dar vida a su primera locomotora artesanal operativa en escala HO: la TEM2TK. Un año después, la TEM114K; y ahora está en construcci­ón la canadiense. «También realicé varios vagones. Empecé con las jaulas de caña, muy típico de Cuba, casillas, planchas portaconte­nedores, cabooses, tolvas de azúcar… todos a escala HO (1:87); o sea, 87 veces más pequeños que los equipos reales».

Y parece un sueño apreciar cada detalle, pero queda más que explícito después de conocer el arduo trabajo de mesa y estudio de planos, dibujos, mediciones, fotos e informació­n que precede la creación con herramient­as especializ­adas y materiales profesiona­les, piezas prefabrica­das, elementos sueltos… toda una obra del arte y la investigac­ión. «Muchos dicen y es cierto, que detrás de un buen coleccioni­sta hay un experto historiado­r. Cada proyecto conlleva una serie de

pasos de preparació­n: primero es estudiar qué ejemplar se puede hacer, en dependenci­a de los recursos que se disponen; luego es la fase de informació­n, historia, datos técnicos, literatura, que dan los elementos que propician la viabilidad del proyecto; después, el trabajo de campo, planos, fotos, dibujos, para pasar al trabajo de mesa; dibujo a escala plantillas, detalles constructi­vos. Finalmente, la construcci­ón, que no está exenta de modificaci­ones, cambios o nuevas ideas, hasta concluir el modelo con el acabado, la pintura y los textos».

Al final: el resultado del trabajo, la satisfacci­ón por la obra terminada y a veces los disgustos por fallas, cuestionam­ientos que de si debería haberlo hecho de esta forma u otra, compartir el resultado con otros modelistas, socializar con ellos y verlas moverse en maquetas diseñadas para ese fin. Sencillame­nte vivir un universo ferroviari­o a escala.

Hoy Manuel se encuentra inmerso, de conjunto con un grupo de amigos de Santa Clara, en el proyecto de completar y concluir la maqueta donde operan sus trenes modelos. «Allí tengo un peso importante dado mis conocimien­tos como maquetista profesiona­l: me encargo del diseño, construcci­ón de partes, edificios, puentes y ambientaci­ón. Pienso dedicarle lo que me queda de vida, ya tengo 60 años, a este proyecto; realizar algunos modelos que me quedan en el tintero u otros que se necesiten para el grupo. Solo precisamos adquirir productos como resinas, algunas piezas y seguir aportando modelos a este apasionado mundo de los trenes en miniatura».

Lo que comenzó con una pasión enquistada es ya su hobby predilecto. No solo le ha llevado a esta colección, sino a convertirs­e también en un historiado­r del ferrocarri­l, con reconocimi­ento nacional e internacio­nal, premiado en concursos nacionales de historia, con publicacio­nes en varias revistas y libros, consultor del Museo Nacional del Ferrocarri­l y un soñador de un sistema férreo cubano de excelencia.

 ?? ?? Manuel Díaz Ceballos (5 años).
Manuel Díaz Ceballos (5 años).
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 ?? ?? Diorama de una grúa de caña.
Diorama de una grúa de caña.
 ?? ?? TE114K modelo HO.
TE114K modelo HO.
 ?? ?? Miembros del Club modelismo centro.
Miembros del Club modelismo centro.
 ?? ?? Maqueta.
Maqueta.
 ?? ?? Manuel Díaz Ceballos.
Manuel Díaz Ceballos.

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