El mundo despedirá al guerrero eterno
Con un funeral abierto el viernes en Louisville, será despedida la leyenda que falleció a los 74 años tras luchar durante tres décadas contra la enfermedad de Parkinson
El mundo extrañará a Mohamed Ali, la voz más grande dentro y fuera del cuadrilátero, defensor de los derechos civiles y de la no violencia, el hombre que cambió el boxeo con leyes más justas, y que falleció la noche del viernes a los 74 años en un hospital de Phoenix. El funeral público de la leyenda del boxeo tendrá lugar el viernes en Louisville, Kentucky, su ciudad natal, aseguró un portavoz de la familia. El expresidente de Estados Unidos Bill Clinton, el actor Billy Crystal y el periodista deportivo Bryant Gumbel darán el discurso fúnebre.
Fanáticos del boxeador más famoso de la historia y curiosos se acercaron desde el momento de su adiós al Scottsdale Healthcare Osborn Medical Center para dejar en sus puertas decenas de ramos de flores, velas, cartas y recuerdos que evocaban la memoria del mito de los cuadriláteros. “No ha muerto. Comienza su nueva vida, su nuevo combate”, decía una leyenda escrita a mano.
Con un ingenio tan agudo como sus puñetazos, Ali do-
minó el boxeo durante dos decenios antes que el mal de Parkinson, causado por miles de golpes a la cabeza, destruyese su cuerpo, enmudeciese su voz y pusiese fin a su carrera en 1981. Ganó y defendió su título pesado en combates épicos y escenarios exóticos, habló enérgicamente en favor de los negros y se negó a ser conscripto en el ejército durante la Guerra de Vietnam por sus convicciones musulmanas.
Todo comenzó a los 12
Nacido como Cassius Marcellus Clay el 17 de enero de 1942 en Louisville, cambió su nombre a Mohamed Ali en 1964, al calor del movimiento de los derechos civiles. La novela de un niño pobre y tímido que se metió en el boxeo a los 12 años, cuando un malhechor le robó su bicicleta. Llorando fue a hacer la denuncia y Joe Martin, el policía que le atendió, le convenció que debía aprender a defenderse, y se convirtió en su primer entrenador en el gimnasio Columbia de Louisville. “Fue el boxeador más grande de todos los tiempos, pero su carrera boxística es secundaria respecto a su contribución para el mundo”, dijo el promotor Bob Arum.
Peleó a lo largo de tres décadas diferentes y finalizó su trayectoria con un récord de 56-5 y 37 nocáuts y fue el primer púgil en ganar tres veces el título de la máxima
división del boxeo.
Venció abrumadoramente al temible Sonny Liston, desafió los pronósticos para imponerse a George Foreman en Zaire y casi peleó hasta la muerte con Joe Frazier en las Filipinas. “Soy el Más Grande”, dijo una y otra vez. Muy pocos se atreverían a contradecirle. Tras vencer a Liston para ganar la corona pesada en 1964, Clay sorprendió al mundo del boxeo al anunciar que era miembro de la Nación del Islam y que rechazaba su “nombre de esclavo”. De ahí en adelante sería conocido como Muhammad Ali y su libro sería el Corán.
Un hombre de coraje
Se casó con Belinda Boyd, segunda de sus cuatro esposas, un mes después de ser convicto, y tuvo cuatro hijos con ella. Procreó dos más con su tercera esposa, Veronica Porsche, y adoptó un niño con su cuarta esposa, Lonnie Williams.
En 1990, viajó a Irak por iniciativa propia para reunirse con Saddam Hussein y regresó a Estados Unidos con 15 estadounidenses que habían sido tomados como rehenes. Uno de esos rehenes narró el encuentro con Ali en la biografía de 1990 “Muhammad Ali — His Life and Times”. “Siempre he sabido que Mohamed Ali era un superdeportista, pero durante esas horas que estuvimos juntos, dentro de ese enorme cuerpo vi a un ángel”, dijo Harry Brill-Edwards.
Por su parte, Ali no se quejó del precio que tuvo que pagar en el cuadrilátero.
“Lo que sufrí físicamente valió todo lo que he logrado en mi vida”, dijo en 1984. “Un hombre que no tiene el coraje de arriesgarse no logra nada en su vida”