Los misterios de El Bosco en el Museo del Prado de Madrid
bujos llegados de Europa y América.
En esa muestra del Prado se retrata el momento de finales de la Edad Media, cuando la tradición impregna la vida cotidiana, el Bosco pinta numerosas escenas bíblicas como su extraordinaria “La adoración de los magos” -que el Prado presenta por primera vez restaurada-, célebre por su rey negro vestido de blanco y ofreciendo en su mano un fénix, hasta el momento en que su imaginación se desataba cuando los comanditarios privados le encargaban una obra profana.
Quién era
El Bosco nació alrededor de 1450 en una familia de pintores en Hertogenbosch -Bolduque-, una localidad holandesa de donde tomó el seudónimo de Bosch. Contemporáneo del italiano Leonardo da Vinci, falleció en 1516, en su próspera ciudad infestada entonces por una epidemia de cólera, recuerda la comisaria de la exposición, Pilar Silva.
“Fue el primer artista europeo que no puso freno alguno a la asociación casi incontrolada de elementos iconográficos, a la inventiva formal y a la libre elección de ideas”, explica el experto Paul Vandenbroeck en el catálogo.
En el “Tríptico de las tentaciones de San Antonio”, prestado por el Museo Nacional de Arte Antigua de Lisboa, una pareja cabalga sobre un gran pez volador.
“¡Es surrealista!”, se sorprenden todavía los visitantes que descubren en el Prado “El jardín de las delicias”, pintado por El Bosco cuatro siglos antes de la eclosión del movimiento surrealista