Violencia en escalada
El cierre temporal de un colegio emblemático de la capital por causas que estarían relacionadas con la extorsión y un Día del Amor y la Amistad marcado por una larga lista de hechos sangrientos son una muestra más de que el deterioro de la seguridad en nuestro país se ha ido acelerando.
Aun cuando el discurso oficial nos alienta con un panorama esperanzador, la realidad nos aplasta con todo su peso y los anhelos de paz y tranquilidad siguen en lista de espera.
Lo que estaría pasando con el Instituto Modelo, como han reconocido las mismas autoridades de la Asociación de Institutos Privados de Honduras, se repite en otros centros de enseñanza que han sido amenazados por los extorsionadores. Mientras tanto, seguimos viendo también cómo se desangra el sector del transporte por culpa de la extorsión y la delincuencia común continúa irrefrenable. La impunidad de estos hechos criminales, que afectan la calidad de vida de la población y pasan una elevada factura a la economía, agrava más la situación.
Hace casi seis años, el Congreso Nacional que entonces encabezaba el presidente Hernández aprobó la Ley de Seguridad Poblacional que representa históricas recaudaciones de recursos para el Estado, cuyo uso no es transparente por culpa de una ley de secretividad y cuyos resultados no corresponden con las expectativas creadas cuando se anunció el cobro de una onerosa tasa para el combate contra el narcotráfico, crimen organizado y delincuencia común.
En plena campaña electoral, nuestros políticos deberían saber que no hay mejor propaganda que el cumplimiento de las promesas hechas y que los recursos a los que se les da el destino correcto y adecuado les redituarán también en las urnas.
Los logros alcanzados en materia de seguridad son importantes, pero están lejos de devolvernos la paz y tranquilidad prometidas.
Tal vez sea momento de que el Ejecutivo evalúe la labor de sus allegados en las instituciones encargadas del combate a la delincuencia común y organizada, porque más de alguno no está haciendo lo que debe, sea porque no puede o porque no quiere