Lo que no cuesta se hace fiesta...
Así reza un popular refrán que podría resumir gran parte del accionar del sector público y político de nuestro país.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) rentó a una empresa de Colombia tres mil escáneres para ser empleados en las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula en las elecciones primarias del 12 de marzo y generales del 26 de noviembre, a un costo de 50 millones de lempiras. Hay que recordar que en las elecciones de 2013, Paraguay y República Dominicana ofrecieron en calidad de préstamo, sin pagar un cinco, un equipo similar, pero fue rechazado.
Dentro de los partidos políticos han surgido voces que se rehúsan emplear los aparatos rentados, alegando, entre otras razones, que el sistema de escaneo de votos no fue socializado, pese a que son ellos los mayores interesados al manejar el proceso electoral. Sin embargo, mientras unos afirman que la decisión del TSE fue inconsulta, otros aseguran que sí se les informó sobre el uso de esos dispositivos, y que los partidos políticos dijeron sí a la tecnología.
Al final, corrientes del oficialismo y de la oposición han manifestado que no harán uso de los escáneres, de los que solo 450 serán utilizados como tales por el Partido Liberal, por decisión de la mayoría de sus corrientes. El resto tendrá la función de una tablet para transmitir el acta original de cierre, como se hizo en los comicios pasados.
A este punto, hay que mencionar también que el TSE no licitó el alquiler de este equipo, cuyo valor unitario supera los 16 mil lempiras, alegando que el proceso lleva mucho tiempo...
Estamos hablando entonces que el costo de los 2,550 escáneres alquilados, que serán usados como tablets, superan los 42 millones de lempiras, una cantidad exorbitante si tomamos en cuenta que en el mercado local esos dispositivos bien pudieron adquirirse por la mitad, es decir unos 21 millones, si es que una tablet cuesta algo más de ocho mil lempiras. Que el lector juzgue. Una sencilla operación matemática que desnuda el derroche inaceptable en un país tan pobre como el nuestro, donde cada centavo que proviene de los impuestos de la mayoría debería ser empleado con la honradez de Cabañas