Del rumor a la realidad
Diez años atrás era un secreto a voces la existencia de unos tales “cachiros”, de los que se decía controlaban el narcotráfico en la zona atlántica. También en las conversaciones privadas se mencionaba al cartel de los Valle en occidente, al cual estaba vinculado un alcalde de una municipalidad de Copán, que era todo lujo y poder, todos ellos protegidos por policías, políticos y militares.
En 2010 escribimos un ensayo sobre el grave peligro que significaba el debilitamiento de las instituciones y sobre el papel que el Estado debe ejercer para controlar todo lo que opera al margen de la ley en cualquier parte del territorio, de lo contrario se pierde la gobernabilidad y se entra en una situación crítica en el país.
Así como se rumoraba sobre dichas bandas del crimen organizado, se mencionaban profusamente nombre concretos de presidentes, diputados, alcaldes, empresarios y periodistas que recibían retribuciones en metálico por favores hechos a los delincuentes o simplemente por no confrontar la narcoactividad, que se había apoderado de Honduras.
Hoy, algunos de esos nombres que se manejaban en privado salen a la luz pública, empezando a pasar del rumor a la realidad. Es universal el principio de inocencia mientras no se demuestre lo contrario en un juicio, sin embargo, la información confidencial que se ha filtrado desde hace años se torna realidad. Por ello, el Ministerio Público, junto con la Maccih, deben llegar al fondo en sus investigaciones para determinar si las declaraciones que vienen desde Nueva York son reales y, de ser así, proceder a colaborar con las autoridades norteamericanas para extraditarlos, para que sean enjuiciados en los dominios de Donald Trump.
El haber recibido dinero del narcotráfico, además de pecado mortal, debe ser castigado no procesando a los implicados aquí, sino extraditándolos para que la pena sea doble.
La corrupción, pública y privada, es el principal problema que mantiene postrada a Honduras, por momentos pareciera que soplan vientos favorables para combatirla, aunque sea a la fuerza, impulsada por manos “invisibles” extranjeras
“Hoy, algunos de esos nombres que se manejaban en privado salen a la luz pública”.