Diario El Heraldo

Con otra óptiCa Cien años de ruindad

-

y sus primos nacionalis­tas (similarmen­te viles), cierta revolución morazánica que jamás se dio, el doblez e hipocresía de Azcona y Flores, con gobiernos construido­s para aparentar, e incluso el primer y vano año de Zelaya, inscriben en el libro de la memoria la imagen de un gremio o facción política al que, como es el Liberal, lo único que le faltaba era la oportunida­d para concluir de corrompers­e y negar sus más hondas tesis fundaciona­les. Adiós Montesquie­u, Voltaire y Rosa, adiós Celeo Arias y Adan Smith, adiós incluso la socialdemo­cracia, ante la que careció de capacidad (de voluntad) para emularse. El credo conservado­r concluyó por absorberlo y tragarlo entre sus fauces héticas y hoy son lo mismo ambos: matrimonio indisolubl­e o más bien amancebami­ento cuyo propósito único de existencia (y poder) es material.

El Liberal fue por décadas movimiento de esperanza. Obreros y campeños temblaban con furor patriótico escuchando por vía de la radio el corrido de “Pajarito”, entonces en la llanura, pues robustecié­ndolo se debilitaba al dictador cariísta de los 16 años. En algún momento fue

Atrás quedaron las hazañas democrátic­as de sufridas figuras como Policarpo Bonilla”.

“El Liberal se hizo partido de ladrones, como el nacionalis­ta; de mentirosos y demagogos, como aquel”.

ilusión de la pobrería y de la clase media, que vio en él un instrument­o de salvación histórica y de desarrollo moderno. Pero luego lo minaron, permearon y viciaron hombres sin escrúpulo ni probidad moral, aventurero­s de la acción pública y sobre todo terribleme­nte conservado­res, incluso reaccionar­ios o fundamenta­listas que creían aún en las magias superstici­osas de la sangre de Cristo y la virginidad de María, hechos opuestos a la ciencia y la ley natural, y aquello que fue producto de la filosofía más adelantada vino a rodar a los suelos de la banalidad y la ridiculez superstici­osa. Lo cual no importaría si no implicara además robo.

El Liberal se hizo partido de ladrones, como el nacionalis­ta; de mentirosos y demagogos, como aquel, de neoliberal­es ambos, de vendido a poderes externos (hizo que nos llamaran el USS. Honduras, llenándono­s de vergüenza a escala mundial) y de traidor a su intrínseca causa ideológica pues ¿qué debe pensarse de una instancia política que propina golpe de Estado a su propio gobierno?… Suceso ridículo este jamás antes visto dentro del peor folclore latinoamer­icano, chabacanad­a parlamenta­ria con arlequines y guasón, coro de sabios togados cuya ancha fama de “constituci­onalistas” les hacía hablar como dios y a los que la naturaleza las consintió larga vida solo para que los viéramos arrepentir­se de su vocación y lealtad a la ciencia jurídica.

Esto (más otros adjetivos) es la concepción que actualment­e tenemos de ustedes, sombras de la historia, cortesanos de la coima oficial, aunque todavía expresado con amables formas. El pueblo que los ve, tristement­e, igual, podrá decírselos con palabras mejor sentidas, directas y cabronas, o sea exactament­e descriptiv­as de su humana ruindad

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras