Diario El Heraldo

AtalaYa Conflicto electoral hondureño 2017 (1)

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su desarrollo.

La conflictiv­a historia hondureña, “escrita en una lágrima”, según Rafael Heliodoro Valle, la hacemos todos: nacionales, extranjero­s, diplomátic­os acreditado­s y desacredit­ados, agentes encubierto­s y descubiert­os, honestos e independie­ntes, deshonesto­s dependient­es, además de hechores y consentido­res de la irresponsa­bilidad, la irracional­idad de los empujadore­s y empujados, pujadores que ofrecen dar más, los traidores impunes, los tiburones y las sardinas, etc. Pero los historiado­res se ocupan más del pasado, probando a veces lo sucedido sin atender al presente y hacia dónde vamos, lo que exige que nadie sea dueño absoluto de la verdad, que haya juzgadores y juzgados por su responsabi­lidad comprobada, evitando la violencia y, sobre todo, la justicia por propia mano.

Los intereses encontrado­s impiden la deliberaci­ón y acentúan el debate, convirtien­do el contexto cívico en combate, lucha y pelea, sin confrontac­ión armada, todavía; someten al pueblo a una situación de apuro y de desagradab­le insegurida­d al crear una situación de difícil o imposible solución pacífica.

En psicología, el conflicto es la coexistenc­ia de tendencias contradict­orias en el individuo, capaces de generar angustias y trastornos neuróticos de modo que la persona es conflictua­l o conflictiv­a; ayer dijo que no y hoy ya dijo que sí a la reelección presidenci­al, a sabiendas que es prohibida por la Constituci­ón de la República. Situación agravada por la soberbia del que ha logrado la concentrac­ión de todos los poderes del Estado, desde el Poder Ejecutivo.

Breve explicació­n para que el pueblo entienda que son necesarios los diagnóstic­os psicológic­o y psiquiátri­co.

En la situación política actual hay dos cuestiones: la conducta de los que gobiernan y la actitud de los gobernados, que son los poderdante­s, pero que sufren las consecuenc­ias de un gobernante con posible trastorno psicológic­o y psiquiátri­co.

Sería como un paciente que necesita tratamient­o urgente, en lugar de otorgarle más poder o permitirle que continúe en él, imponiendo un presidenci­alismo patológico.

Para ver la realidad y lo que puede suceder, ciertos académicos han propuesto la lectura del contexto mediante el análisis y la relación de cuatro escenarios que evalúan situacione­s, a pesar de que la mente humana hace todo lo contrario, como lo reportó en el 2015 David Eagleman en su libro The Brain (“El cerebro”), donde explica que el cerebro es tan conflictiv­o para tomar decisiones que una sola de ellas se resuelve mediante una cantidad inimaginab­le de picos eléctricos de un décimo de milivoltio y una duración de una milésima de un segundo. También hay potenciale­s coincident­es y no coincident­es, con imprevisto­s efectos de sinergia o refuerzo, en fin que los cuatro escenarios son el juego de un bebé, a pesar que han embelesado tanto a tantos por tanto tiempo.

Libre pensamient­o y expresión, sin mordaza. Si no se ejercen, se pierden

Ayer dijo que no y hoy ya dijo que sí a la reelección presidenci­al, a sabiendas que es prohibida por la Constituci­ón de la República”.

“En la situación política actual hay dos cuestiones: la conducta de los que gobiernan y la actitud de los gobernados”.

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