Se perdieron las vacas que la OABI le dio a la UNA
Administración Las personas que trabajan en las fincas incautadas no son empleados de la universidad, pero existen erogaciones de fondos para ellas, afectando la liquidez de la casa de estudios Bienes
Los bienes y el ganado que la Oficina Administradora de Bienes Incautados (OABI) le entregó a la Universidad Nacional de Agricultura (UNA) para fortalecer la enseñanzaaprendizaje de los estudiantes fueron manejados por la oficina de las escuelas de campo de manera totalmente independiente a la adminis- tración de la Universidad.
El Programa de Escuelas de Campo surge en 2011, sin embargo, no se encuentra documentada su aprobación por parte del Consejo Directivo Universitario (CDU), dependiendo exclusivamente de la sección de Pastos y Forrajes del Departamento Académico de Producción Animal y del Rector, establece el informe de la Comisión Interventora.
Debido a denuncias sobre
mal manejo de estos bienes y fondos OABI, el 11 de diciembre de 2016 la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) ingresó a la UNA y decomisó documentación en la oficina de Pastos y Forrajes, pero a la fecha no ha presentado ningún informe o algún requerimiento.
La universidad está a cargo de la finca Palos Blancos, ubicada en Cofradía, Cortés; El Coco y Zamora en Colón, Las Piedras en San Esteban, así como de propiedades de la familia Amador Godoy, entre otras.
La OABI coordina, bajo la figura legal de comodato, a través de la Oficina del Programa de Escuelas de Campo de la Universidad, todas las acciones y procedimientos relacionados con la donación o préstamo de ganado, bienes inmuebles, vehículos, maquinaria agrícola y terrenos incautados.
Sin embargo, “la Oficina de las Escuelas de Campo ha administrado el ganado y los bienes de manera totalmente independiente a la Administración de la Universidad”.
De acuerdo con el documento, la (OABI) realizó la dotación de vehículos, equipo y maquinaria agrícola, menaje y fincas productivas a la universidad para fortalecer sus diferentes departamentos académicos y administrativos.
Pero fue complicado para la Comisión inventariar estos bienes en vista de la renuencia del personal que los tenía a su cargo. Hay conocimiento de que muchos de los vehículos han sido utilizados a título personal por los empleados.
De las 4,185 cabezas de ganado que la OABI le entregó a la UNA para su administración se “perdieron” 228 reses, otras 218 presuntamente se “murieron” y 1,938 fueron vendidas, teniendo actualmente en
existencia 1,801.
Parte importante de las reses han sido entregados a ganaderos locales, sin ser inventariado tampoco por la administración central de la UNA ni agregado a la contabilidad de la universidad.
Se supone que el 50% de los beneficios logrados por esos productores en aumento de peso y número de nacimientos se entregaría a la UNA, pero no hay un control en la administración central que permita la verificación de esos acuerdos.
Aunque se reporta que ingresos provenientes de la venta de ganado han sido enterados a la institución, los mismos han sido colocados en una cuenta general de gastos, dificultando su rastreabilidad.
Los empleados que trabajan en las fincas, dispersas en varios departamentos del país, no son empleados de la UNA y se supone que deben