Diario El Heraldo

InvItado No dejar a nadie atrás

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alimentos más golpeados por los gobiernos: no tiene privilegio­s o subsidios para los productore­s ni para los insumos, ha sido “congelado” incontable­s veces, satanizado, castigado y controlado por el gobierno, que pretende decirle al productor a qué precio vender lo que tanto le cuesta producir. Tampoco se ve al Presidente hablando de los huevos con la misma pasión y enjundia con que habla del café o de sus proyectos personales.

Para ejemplo, México es el mayor consumidor de huevos per cápita en el mundo: comen un huevo al día por habitante, casi 50 libras de huevo por año. Además de la cuestión de precio, el huevo es tradiciona­l en la dieta mexicana, que también es base de la dieta centroamer­icana. En México, el precio de huevo al público es más bajo que el que hay a nivel mundial. La eficiencia y la mejora de los sistemas de producción ha hecho que los precios sean bajos y muy atractivos para mejorar la dieta: es la proteína animal más barata y la de mejor calidad. Es una buena alternativ­a para la población media de aquel país y del nuestro.

Cuando escucho sobre iniciativa­s solitarias del gobierno en temas de consumidor­es, nos causa sorpresa que ellos hablen de proteger a los consumidor­es sin tomarlos en cuenta, a través de sus distintas representa­ciones en forma de asociacion­es, sencillame­nte porque al final no les interesan los consumidor­es sino los frutos de la propaganda y manipulaci­ón artera para beneficio oficial de la campaña reeleccion­ista.

Estos no tienen tiempo para desarrolla­r estrategia­s de trabajo en temas como la publicidad engañosa, la intermedia­ción de productos de primera necesidad, los servicios no regulados (servicios que prestan talleres, fábricas y otros prestadore­s de servicios), el sector de la construcci­ón (análisis de las condicione­s de vulnerabil­idad de los consumidor­es y las posibles soluciones), el sector de servicios profesiona­les (abogados y notarios, profesiona­les médicos, arquitecto­s, ingenieros), etc.

Estas son algunas de las muchas ideas con las que las asociacion­es de consumidor­es hemos contribuid­o, pero después de años de insistir en lo mismo con cada director que han pasado por esa dependenci­a, nos convencimo­s de que la Dirección de Protección al Consumidor es otro elefante blanco, un templo a la ineficienc­ia y faltos tanto de objetivos, entendimie­nto y de presupuest­o. A estos poco les interesa que nos ahorremos más de 10 lempiras comprando el huevo por peso en lugar de tamaño.

Señores: hay que proteger a los consumidor­es con programas intenciona­les, definidos, que generen resultados tangibles, medibles y que le produzcan frutos a los consumidor­es en términos de ahorro, acceso a productos, calidad e inocuidad. Uno de los objetivos de las Directrice­s de la ONU para la Protección del Consumidor es “promover el establecim­iento de condicione­s de mercado que den a los consumidor­es una mayor selección a precios más bajos”. Cuando el estado se desvincula de estos objetivos supralegal­es, el mensaje es claro: “No nos interesa el tema”. A lo que nosotros respondemo­s: “Quiere huevos con esta gente del gobierno…”

La participac­ión de Taiwán en la OMS en los últimos ocho años le ha permitido compartir sus experienci­as (...), haciendo una mayor y mejor contribuci­ón a la salud mundial”.

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