Motos y accidentes
Nuevas medidas de control para los motociclistas entrarán en vigencia a partir del 1 de junio para reducir los accidentes de tráfico, sobre todo aquellos en los que hay víctimas mortales. Y es que según datos de 2016, en el 28% de los sucesos viales trágicos, es decir en los que se registran fallecidos, está involucrada una motocicleta.
El costo de la vida, las altos precios del combustible, el deficiente servicio de transporte público y la cada vez peor congestión vehicular, sobre todo en ciudades como Tegucigalpa, donde las calles parecen hechas para autos compactos aunque no pocos se decantan por los más grandes, ha disparado en los últimos años la venta de motocicletas que, como factor determinante, son más accesibles para el bolsillo de muchos. En 2014, nuestro país se ubicó como el segundo importador de motos en Centroamérica, con un parque vehicular que superaba hasta 2015 las 360 mil unidades. A la par se han disparado también los accidentes de motocicletas en los que, según cifras de 2016, muere un promedio de 22 personas cada mes.
El exceso de velocidad y el alcohol siguen siendo dos de las principales causas de estos hechos, así como el mal estado de las carreteras, aunque al final lo que prepondera es la temeridad de muchos conductores. Además de irrespetar reglas elementales de conducción, ponen en peligro la vida de familiares al transportar hasta a cinco personas en una motocicleta. Las nuevas disposiciones pretenden poner fin al desorden que ha imperado. El problema es que sin vigilancia y aplicación de la ley se obtendrán pocos resultados, como ocurre con demasiados conductores de carros, livianos y pesados, que constituyen una verdadera amenaza en las carreteras porque aunque hay leyes no hay mecanismos suficientes para obligar a que estas se cumplan.
Los accidentes de tráfico son la segunda causa de muerte violenta en Honduras y las medidas que se están adoptando son necesarias aunque a algunos parezcan injustas. Sin embargo, los controles que se implementen para dar seguimiento a las nuevas disposiciones serán determinantes para garantizar su efectivo cumplimiento. Cuando los conductores en general sientan que el ojo de la ley es lo suficientemente agudo para observarlos y su brazo tan largo para alcanzarlos comenzaremos a ver una mejora en la cultura vial