La intimidación arma que ha usado la mara la Salvatrucha
Sus reglas son sus reglas y se cumplen en el momento que ellos digan, sin importar el dolor ajeno y la desintegración de familias enteras, todo para lograr sus caprichosos objetivos
Las vueltas que da la vida, el destino o simplemente la necesidad de tener cuatro paredes y un techo donde vivir no le dejaron otra opción a la pequeña Kimberly que vivir en una de las zonas más conflictivas de la capital.
A sus cortos 15 años, la adolescencia ha producido cambios inesperados en su cuerpo, la pubertad provocó que su cuerpo de niña se transformara en algo distinto: un cuerpo codiciado por muchos hombres en su barrio.
La vio nacer y crecer la colonia Arturo Quezada de Comayagüela, un reducto habitacional situado al noroeste de la capital, de calles escabrosas y polvorientas como la mayoría de vecindarios de la periferia capitalina.
Un día uno de los integrantes de la MS le puso el ojo a Kimberly, aún era una niña, por razones obvias no era con buenas intenciones.
La menor se convirtió en el objetivo a persuadir sí o sí por el integrante de la Mara Salvatrucha afincado en la zona de la Arturo Quezada, a quien la elegante niña llamó su atención desde que la vio por vez primera.
La jovencita por instrucciones de su progenitora y por los principios inculcados en su hogar rechazó desde el primer indicio de seducción al antisocial.
A pesar de la negativa de Kimberly de aceptar los piropos y proposiciones, el marero continuó incansable su labor para poder hacer de
aquella adolescente su novia.
Los rechazos continuaron, así como el asedio hacia Kimberly, sin embargo, esta no daba su brazo a torcer recordando siempre los consejos de su madre.
Un domingo mientras participaban de un culto evangélico, Kimberly y su madre empezaron a recibir amenazas vía telefónica por medio de mensajes de texto.
Según el testimonio recabado por EL HERALDO, la madre de Kimberly ese mismo día como pudo se salió de la iglesia, tomaron un bus para la casa de un familiar aquí en Tegucigalpa y al siguiente día tomaron rumbo para un municipio del interior del país.
“Mi hija menor y yo tuvimos que irnos de aquí porque el muchacho (marero) la había amenazado con que la iba a matar”, relató doña Juana.
Pasaron los meses y a inicios del mes de junio de este año la hermana mayor de Kimberly fue encontrada muerta en un sector conflictivo, al norte de la capital.
El mensaje era claro. No pude tenerte, pues me vengaré matándote a tú hermana. Esta como miles de historias más se viven a diario en los barrios de la capital, dominados a plenitud por las maras