País soñado Violencia con armas: crisis de salud pública
millones de habitantes y 25 millones de armas (30 por cada 100 habitantes) y en ese mismo 2011, fatídico para nosotros, su policía solo disparó 85 balas en todo el año, la mayoría de veces al aire, y mató a seis sospechosos.
No será exagerado reconocer la criminalidad como una crisis de salud pública para investigar sus causas esenciales, encontrar la solución y que el hondureño deje de matarse. El comportamiento criminal no está en los genes, se aprende; igual se podría desaprender. Claro está, hay una inocultable diferencia con esas sociedades desarrolladas y menos violentas, la nuestra lleva años con un insoportable lastre de pobreza, marginación, exclusión, injusticia, mala educación, pérdida de valores ciudadanos y una subdesarrollante desigualdad.
Aunque los homicidios han descendido ostensiblemente y la policía fronteriza decomisa unas 40 armas de contrabando al mes, todavía hace falta. El desarme general se disputa la opinión entre los que creen que disminuiría los crímenes y los que piensan que solo se despojaría a las personas decentes, no a los bandidos. Ojalá que un día, así como transitan armas, circularan 700 mil, quizás 800 mil, y hasta un millón de libros entre los hondureños, solo para ver qué pasa