Idioma El puritanismo lingüístico y los trabajos inútiles de la Academia
camente” pero por el contexto puede también significar soledad. Hay unas ganas terribles de complicar la vida de los otros, tal vez porque es lo más divertido que un miembro de la Real Academia puede hacer sin arrugarse la corbata.
A veces incluso parece que hay una guerra fría entre la Academia y los usuarios, no declarada, manejada con impecable ineptitud por los prominentes intelectuales de la lengua. Así se pueden explicar casos como el de “membresía”, en el que la Academia se empeñó por mucho tiempo en definir como únicamente correcta la ortografía “membrecía”, más acorde con la etimología, pero menos cercana a la realidad. Al final el uso se impuso y la Academia acepta ya en su diccionario “membresía”, a pesar de todos los sobresaltos y sudores que les causa a sus miembros aceptar la escritura de un término que viene del inglés.
Para no perder la costumbre de persistir inútilmente, en la actualidad estos doctos señores se aferran al uso de la palabra “intervalo”, como grave, tal vez porque así la pronuncian en el pueblo de alguno de ellos, ignorando que gran parte de los hablantes la pronuncia como esdrújula,
El lenguaje también es una cuestión de identidad, por eso hay que entender con humor a los que escuchan que los españoles dicen ‘vídeo’ y luego señalan el error delictivo que usted comete al pronunciar ‘video’”.