“El sueño americano se define a sí mismo como algo posible, pero no lo es”
Cine indie El director de The Florida Project, cinta que le ha conseguido a Willem Dafoe su última nominación al Oscar, habla sobre el trasfondo de su drama que es, hasta hoy, el más ambicioso de su trayectoria
El director de cine indie Sean Baker vuelve al ruedo con The Florida Project, un retrato real del “inalcanzable sueño americano”.
Este drama, por el que Willem Dafoe aspira al Oscar a Mejor actor secundario, hace mención al nombre con el que Disney denominó su primer gran parque de atracciones en Florida. Y es en ese espacio donde Moonee (Brooklynn Prince), la niña de seis años que protagoniza la historia, proyecta todas las ilusiones que le ayudan a olvidarse de las pésimas condiciones en las que vive junto a Halley (Bria Vinaite), su madre de 22 años.
¿Por qué cree que apenas se hacen películas sobre la América desgastada que usted retrata? Quizá la gente que tiene la plataforma para contar historias la usan para contar historias sobre sí mismos, con una diversidad limitada por su propio privilegio. Para hacer películas se necesita dinero, ¿y quién tiene ese dinero? Existe una falta de diversidad sencillamente porque la gente no piensa en ello. Con mis películas intento retratar cosas que yo no veo en mi día a día.
¿Qué le atrae de ese submundo? Quiero saber más del mundo, de mis vecinos, del resto de seres humanos. Me di cuenta de que la mayoría de las historias en el cine se centran en el mismo tipo de personas, una y otra vez, y me parece una visión del mundo limitada.
¿Le resulta difícil separarse de su realidad para contar la de otros? Es difícil en cuanto a que lleva más tiempo, pero a la vez intento contar historias universales y si te ciñes al formato que te pide una historia universal te puedes permitir aportar elementos de tu propia experiencia personal. Lo que lleva su tiempo, como digo, es conectar con esas personas y evaluar tu propio proceso de acercamiento según lo estás abordando.
¿El sueño americano existe? Yo creo que a veces el sueño americano es inaccesible para ciertas personas, especialmente para esas que sufren prejuicios por su clase, su género o su raza. Algunas personas no reciben la oportunidad. Y resulta difícil de asumir porque la economía sumergida funciona como una trampa: cuando te mueves en ella, es imposible salir. El sueño americano se define a sí mismo como algo posible para todo el mundo, pero por desgracia no lo es.
Si el sueño americano se construye sobre la noción de que cualquiera puede alcanzarlo, ¿sus personajes siguen creyendo en él o viven día a día? Moony y Hailey viven rodeadas de vallas publicitarias y ven gente que ha conseguido el sueño americano pasar por su motel a diario, gastándose miles de dólares en lujos y placeres como Disneylandia. Es como si el sueño americano estuviese burlándose de ellas constantemente. No sé si han tirado la toalla, Hailey está en modo de supervivencia y eso hace que razone de un modo completamente diferente al nuestro. Solo quiere mantener un techo sobre su cabeza. Creo que la forma en que ella trata a su hija demuestra que Hailey sí tiene esperanza, al menos, por el futuro de su hija. Los padres que conocí en aquella zona, aunque tenían vidas muy duras, nunca se rendían con sus hijos.
Sus diálogos son tan naturales que parecen improvisados, ¿lo estaban? Siempre animo a los actores a que añadan cosas sobre los diálogos que hay escritos. Con los niños tienes que tomarte la molestia de sentarte a que memoricen sus líneas, porque así es como funcionan los niños. Necesitan una base. Pero luego les pedía que se relajaran, que crearan situaciones en las que ellos estuvieran cómodos y que adaptaran los diálogos a sus propias expresiones. Al final de la escena donde Bobby echa a los niños porque se les está derritiendo el helado dentro de la recepción del motel, Willem Dafoe improvisó una despedida: “muchas gracias”; y Brooklynn Prince reaccionó respondiendo cabreada “¡si hay de qué!”. Es una gran frase y fue Brooklynn quien la improvisó.
¿Fichar a Willem Dafoe ayudó a encontrar financiación? En nuestro primer tratamiento no existía el personaje. No fue hasta 2014, cuando estábamos documentándonos, que conocimos la figura del gerente de motel, que solían tener entre 35 y 50 años. Tanteamos a varios actores pero, cuanto más famosos son, más complicado es su calendario. Podíamos haber fichado a alguien de 35 a 50 años, pero Willem tiene algo que tenían todos los gerentes de motel que conocí: cierto aire de figura paterna en contra de su voluntad. Una actitud protectora a regañadientes. Vi muy claro que Willem, que es un actor transformativo, sería capaz de interpretar esta vez a un hombre corriente
Me di cuenta de que la mayoría de las historias en el cine se centran en el mismo tipo de personas una y otra vez, y me parece una visión del mundo limitada”.