Manifestantes piden renuncia de Daniel Ortega
Pese a que el mandatario liberó ayer a los presos políticos por las protestas, en las calles de Managua rugió el grito de “Daniel y Somoza son la misma cosa”, voz inconforme contra el absolutismo del clan Ortega-Murillo
El gobierno de Daniel Ortega liberó ayer a decenas de jóvenes detenidos y levantó el bloqueo a un canal censurado, en un intento de contener la peor crisis en sus más de once años de su último mandato que dejó 27 muertos en menos de una semana.
El gobierno estadounidense endureció su tono y condenó el uso de “la represión” policial en las manifestaciones y la censura a los medios.
La capital Managua registró ayer nuevamente protestas masivas, donde se le pedía la renuncia al líder sandinista y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Reacción mundial
“La administración (de Donald Trump) se une a la comunidad internacional en llamados a un diálogo amplio y apoyo para el pueblo de Nicaragua”, agregó el mensaje de la Casa Blanca.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en Ginebra, instó “a las autoridades nicaragüenses a asegurar que haya investigaciones prontas, profundas, independientes y transparentes de estas muertes”, muchas de la cuales pudieron haber sido “ilegales”.
Las autoridades liberaron a decenas de manifestantes que habían sido detenidos desde que estallaron las violentas protestas contra la reforma al sistema de pensiones el miércoles pasado, según informaron fuentes de derechos humanos.
El presidente revocó el domingo el decreto, pero la mecha ya se había encendido y las protestas ya están dirigidas contra el gobier- no de Ortega, a quien responsabilizan de querer perpetuarse en el poder, con el control del Congreso, la Justicia y el tribunal electoral.
“Se han convertido en una ola de protestas a nivel nacional contra la represión, la censura a los medios de comunicación, la reducción de las libertades civiles y políticas, y contra el abuso de fuerza por parte de las autoridades”, opinó Juan Felipe Celia, director adjunto del Centro para América Latina del Atlantic Council.
"Estamos preocupados de que las muertes puedan equivaler a ejecuciones ilegales". Liz Throssel Portavoz de la ONU
¿Señal de normalidad?
La vicepresidenta Rosario Murillo, esposa de Ortega, buscó apaciguar los ánimos y aseguró que el país comienza a recuperar la normalidad. “La disposición de los trabajadores de acudir a sus centros de trabajo, la actividad económica en mercados y centros donde se produce y se comercia, todo esto es una señal de normalidad, de tranquilidad”, declaró a medios oficiales.
El canal privado 100% Noticias volvió a transmitir por su señal de cable, tras ser bloqueado por las autoridades al inicio de las manifestaciones cuando transmitía las protestas en vivo.
Cuatro canales fueron bloqueados en ese momento, tres recuperaron la señal en menos de 24 horas.
Pide la renuncia
“¡Qué se vayan, qué se vayan!” Ortega y Murillo, corearon el lunes y ayer decenas de miles de personas durante una marcha “por la paz y el diálogo”. Los manifestantes se apoyaron en las redes sociales para convocarse, denunciar y colgar videos con heridos o muertos.
“Daniel y Somoza son la misma cosa”, se leía en una pancarta en la marcha que congregó a estudiantes, trabajadores y empresarios. El régimen de Anastasio Somoza, cuya familia gobernó con mano de hierro en Nicaragua, fue derrocado por la revolución sandinista en 1979.
Absolutismo
Ortega, un líder de la revolución de 1979 que levantó la bandera de los oprimidos, ha gobernado su país de la mano de su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, con un poder casi absoluto que ha sido desafiado por una nueva generación de jóvenes.
Él, un ex guerrillero de
72 años admirador del Che Guevara; ella una poetisa excéntrica de 66 años -ataviada de pulseras y pañuelos- que se ha convertido en el poder detrás del trono.
Este líder revolucionario, parte de la izquierda latinoamericana con matriz en el régimen chavista de Caracas (Venezuela), encontró paradójicamente en protestas estudiantiles la ultima semana, señalamientos a un gobierno que él tomó de la misma forma en 1979 con el histórico Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda).
“Conspiración de la derecha” ha proclamado sobre las protestas el mandatario, quien, junto a su esposa Murillo, encabezan un gobierno que definen como “cristiano, socialista y solidario”.
Ortega nació el 11 de noviembre de 1945 en el pueblo minero de La Libertad (centro) en el seno de una familia católica, y de joven abandonó
la universidad para integrarse a la lucha contra la dinastía de los Somoza. Gobernó por primera vez al frente de la Revolución Sandinista que derrocó al régimen somocista en 1979 con apoyo de Cuba y la Unión Soviética, en medio de una guerra contra la guerrilla de los “contras” apoyadas por Estados Unidos, un conflicto que dejó unos 35,000 muertos hasta 1990. El ex guerrillero marxista, tras perder las elecciones de 1990 ante Violeta Barrios de Chamorro, se despojó del uniforme verde olivo y adoptó la indumentaria de paisano como líder de la oposición. Tras su retorno al poder en 2007 se alió al empresariado, con el que ha cogobernado los últimos 11 años, en un modelo
que llama de “diálogo y consenso”, aunque ha excluido a otros sectores.
Tras reelegirse en 2011, gracias a una maniobra legal, Ortega ha dejado el poder prácticamente en manos de Murillo, su portavoz oficial y a quien convirtió en su vicepresidenta en las elecciones de 2016. Los dos mantienen control férreo sobre todas las instituciones del Estado: el Ejército, la Policía, el Congreso y el tribunal electoral.
Sus ex compañeros de partido le acusan de desvirtuar los ideales del sandinismo, de ejercer el poder de forma autoritaria y de nepotismo, al compartir el poder con su esposa mientras sus hijos son dueños o dirigen medios de comunicación oficialistas y ocupan cargos públicos.
“La actividad económica en mercados y comercios, esto es una señal de normalidad". Rosario Murillo Vicepresidenta Nicaragua
“En la década de los años 80, Ortega era parte de un proyecto de cambio revolucionario, ahora es un capitalista enamorado del poder, dedicado a acrecentar sus privilegios, sus fortunas y los de su clase”, comentó a AFP la ex guerrillera Mónica Baltodano, quien renunció al FSLN en el 2000.
“Antes el poder era para la gente, hoy es para su familia y sus allegados. Defiende ese poder con los mismos instrumentos de la dictadura somocista: pactos con la oposición, lo más reaccionario de las jerarquías eclesiásticas y el gran capital”, criticó Baltodano. Dedicada a escribir las memorias de la gesta revolucionaria, Baltodano mencionó que Ortega “miente, descaradamente” y ataca al pueblo