Transportistas y gobierno entrampados
Los grupos organizados o no acostumbran presionar tomándose sin esfuerzo las calles y carreteras, hasta lograr sus objetivos sin importarles que su abuso perjudica la convivencia pacífica que tanto anhelamos los que queremos otra Honduras. Renovada sin demostración de fuerzas antagónicas. En la página “Catrachosufrido” encontré esta “Descripción de vivencias diarias sobre el caos social, económico y político de Honduras, que incide positiva o negativamente en diario vivir de los hondureños, aquejados por una corrupción escandalosa, una pobreza inmisericorde y una criminalidad que ha sobrepasado la tolerancia de un pueblo ya de por si sumamente tolerante”, que nos pone al desnudo sin exagerar ni agregar nada. Verdad sin cuestionamientos para disimular su paso lento hacia el progreso. Los grupos asociados o no, acostumbran hacerse notar, tomándose ilegalmente las calles y carreteras ocasionando daños a la libre circulación de las personas y vehículos, provocando daño a la economía del país y curiosamente la autoridad no toma acciones que garanticen los derechos de la ciudadanía. Por esa pasmosa y tardía participación conocida por los manifestantes, estos se atreven a exagerar sus presiones para hacer ceder al gobierno ante la majestad del tumulto que violenta las garantías constitucionales. Los dirigentes se empecinan en su capricho cierto o no y las autoridades entran en el juego para dizque dialogar con los alborotados dirigentes en su mayoría ignorantes y sin capacidad de diálogo, que repiten sus demandas sin cambiar posiciones con expresiones que denotan incultura y vulgaridad, como el que mostró dos huevos de gallina y dijo “así los tenemos”. Penco puro. El gobierno echa al ruedo a sus voceros que distan mucho de ser los apropiados por lo que en nada han menguado los requerimientos de los agitadores de nuestra seguridad y el daño económico que aumenta cada día más. Con posiciones de supremacía y sober- llega a ningún acuerdo. Ni lo unos ni los otros tienen esa capacidad esencial para evitar que se agudice la crisis y sus consecuentes efectos económicos. La terquedad sin demostrar los verdaderos motivos se manifiesta en su incapacidad con soberbia y poder, que deberían demostrar para entender que hay leyes y condiciones que no se pueden abusar.
Los dialogantes usan al pueblo para sus fines, “queremos que rebajen los combustibles para beneficiar a pueblo”, que hoy tienen caminando cargando sus penas de siempre y su estoicismo al no pronunciarse ante las mentiras de sus ofensores. Transportistas y gobierno, que al no convencer ni ceder, le fallan otra vez al usuario que tanto dañan en sus actividades diarias, la educación y la salud y su trabajo, impidiendo su derecho, mil veces violentado, de libre movilización.
A estas alturas el conflicto debió ser resuelto cuando era sencillo y no dejarlo crecer sabiendo cómo somos y estamos. La oposición y otros intereses politiqueros están a la vigiona para sumarse al tumulto recrudeciendo su accionar, haciéndolo violento con todas las consecuencias ya conocidas y nunca castigadas por la ley. ¿Por qué nos confunde el tumulto y dejamos que las crisis se haga ingobernable?. Las leyes no se aplican y por eso hay tanto bravucón hablando majaderías que en un verdadero Estado de derecho, no diría. Nunca. Paren ese paro, eviten enfrentamientos que entorpecen esta paz que medio tenemos. En tanto los transportistas y el gobierno se entrampan el pueblo sigue a pie. Como en los viejos tiempos
La terquedad sin demostrar los verdaderos motivos se manifiesta en su incapacidad con soberbia y poder, que deberían demostrar para entender que hay leyes y condiciones que no se pueden abusar”.