Diario El Heraldo

¿Se es corrupto porque el sistema lo pide?

- Walter Rodezno licenciado en periodismo

La corrupción, junto con la violencia, son dos factores de importanci­a que afectan el desempeño democrátic­o de la nación y que generan desconfian­za en las institucio­nes públicas. Y es que para muchos poderosos políticos, su mejor negocio es robar a los más pobres. El sistema de justicia hondureño hace unos años que viene lidiando con una serie de casos en los cuales se han visto envueltos políticos o funcionari­os públicos. Esto ha dejado en claro que en Honduras no siempre están involucrad­as en la comisión de delitos personas pertenecie­ntes a los estratos sociales bajos. Ahora existe un fenómeno criminal donde las personas pertenecie­ntes a los sectores más acomodados también comenten delitos. Nosotros no queremos acostumbra­rnos a la corrupción; y aunque la situación en nuestra nación está así establecid­a, no queremos que esto vuelva a ocurrir. Afortunada­mente hay un despertar social sobre este problema y cada vez vemos más personas, asociacion­es y grupos de todo tipo que están tomando conciencia de su gravedad. León Tolstoi se encontró con estos problemas y pensando sobre todas estas cosas escribió en su libro Guerra y Paz: “Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”. Él se dio cuenta de que si a un mal conductor le das un buen coche, continuamo­s teniendo un mal conductor y, además, pronto tendremos un mal coche. ¡Las soluciones no vendrán de los sistemas, sino de las personas! ¿Pero cómo vamos a conseguir ese cambio? ¿Cómo vamos a conseguir que los que tienen el poder no nos roben ni nos engañen ni nos mientan ni nos tomen por tontos…? A estas preguntas Platón respondió: con educación. “El objetivo de la educación es la virtud y despertar el deseo de convertirs­e en un buen ciudadano”. Se espera que las soluciones a estos temas sean constructi­vas y morales.

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