Guaimaca... el Hogar de las reservas sin explorar
El municipio, asentamiento de la comunidad menonita, celebra la feria a la virgen de santa rosa de lima... una gran opción para El turismo interno
El sol tenía apenas unas horas de haber salido y el ambiente de fiesta resonaba en todo el pueblo. Las calles definitivamente eran un carnaval, pues los habitantes de Guaimaca, al oriente de Francisco Morazán, celebraban la feria a la Virgen de Santa Rosa de Lima.
El sonido de la música en cada rincón del parque central invitaba a quedarse, y en especial el olor a carne asada, yuca frita, tajaditas y pupusas con encurtido.
Frente a esa plaza se encuentra la iglesia, un vestigio repleto de tallados en su exterior. Pese a que no es una zona colonial, al costado está ubicada la Alcaldía Municipal, que también tiene una de las mejores estructuras.
Y aunque la feria me llamaba, también quería seguir la ruta, así que visité la colonia de los menonitas (descendientes de los amish), un asentamiento ubicado a 10 minutos del centro de Guaimaca donde viven al menos 40 personas descendientes
de tres familias.
En ese lugar me sentí como en otro país, pues la mayoría de sus casas están pulcramente construidas en madera sobre un terreno plano y lleno de pasto.
En medio de la colonia se encuentra la paradisíaca laguna de los menonitas, donde los turistas pueden pescar tilapia pagando un simbólico precio, pero lo mejor es que no importa la cantidad de peces que saquen, el pago será el mismo por una hora.
Lastimosamente en ese sitio no se podía nadar, así que decidí conocer la laguna La Esmeralda, una fuente natural que se alimenta de quebradas subterráneas.
Una familia se encontraba bañando y yo me vi tentada a sumergir mis pies en el agua, así que me quité mis zapatos y decidí remojarlos.
Solo segundos después de disfrutar el agua, uno de los jóvenes en el lugar comenzó a realizar piruetas desde un árbol -yo estaba paralizadadel que segundos después se lanzaría sin titubear, pero no era algo raro porque era parte de la diversión.
Después de bajar guayabas y ciruelas de varios árboles, seguí con la ruta y visité uno de los encantadores talleres de madera.
Mis ojos brillaron al observar una enorme silla roja, en ese momento pensé en tomarme una fotografía sobre ella, sin saber que subirme sería difícil. En el taller había diseños totalmente originales y, según indicaron los mismos vendedores, se pueden hasta personalizar.
A eso de las 2:30 de la tarde el cielo ya se observaba nublado, pero eso no impidió que tomara la iniciativa de conocer la Reserva El Chile y la de Misoco, una ubicada al norte y la otra al sur del municipio de Guaimaca.
En un vehículo, junto a mi compañero, me dirigí a la reserva de Misoco, ubicada a 30 minutos del centro de Guaimaca y a esto le sumamos al menos 30 minutos de caminata. El trayecto fue hermoso, el clima llegaba a los 29 grados centígrados, aunque por el clima y la naturaleza, el ambiente es propicio para los mosquitos -mis brazos y rostro aún lo sienten-, así que les recomiendo llevar repelente.
Después de varios kilómetros caminando, los visitantes pueden llegar hasta una cascada que fue descubierta hace algunos días.
La Reserva Biológica de Misoco también cuenta con diversidad de animales silvestres y flora excepcional.
Otro de los sitios que no debe dejar de visitar es la reserva de El Chile, una de las más elevadas en la zona, su punto más alto alcanza los 2,200 metros sobre el nivel del mar, pero la vista desde su cima es totalmente celestial. Además es rica en minerales, en especial el mármol, que se observa en las calles, montañas y hasta en los senderos de las áreas boscosas.
Según las autoridades, ambas reservas biológicas son prácticamente vírgenes, pues no han sido exploradas en su totalidad y mucho menos visitadas masivamente por turistas