Despolitización del RNP debe ser real
Hace 36 años, el Registro Nacional de las Personas (RNP) se hizo cargo de las funciones que por décadas venían realizando los Registros Civiles Municipales. Se le asignó la misión de garantizar la veracidad de la inscripción a perpetuidad de los hechos y actos relativos al estado civil de las personas naturales, emitir el documento de identificación de los hondureños, mantener la seguridad de los datos y generar información confiable.
Asimismo tenía la responsabilidad de desarrollar y fortalecer el sistema democrático del país con el compromiso de prestar servicios de excelencia para alcanzar la tranquilidad ciudadana.
Sin embargo, con los años los líderes de los partidos políticos vieron que era conveniente controlar el RNP, no para garantizar su eficiencia, sino para ejercer un manipuleo de los datos, del proceso de identificación y así sacar ventaja el día de las elecciones generales.
Con las disputas por el control comenzaron a repartirse las direcciones, la secretaría general, las jefaturas y los puestos de trabajo. A medida se consolidó la politización, surgió al interior del Registro el tráfico de documentos personales, la base de datos apareció en poder de bancos, supermercados y de activistas políticos. El manoseo ha sido tan desconsiderado que después de cada elección miles de tarjetas de identidad aparecieron botadas en solares baldíos. Los desmanes llegaron al extremo que con los recursos del RNP se mantenía la planilla de jugadores de un equipo de fútbol vinculado a un director.
Ahora que el Congreso Nacional ha determinado intervenirlo, la sociedad espera que no sea para luego justificar un negocio con la emisión de la nueva tarjeta de identidad, sino que tenga el verdadero interés en limpiarle el rostro, comenzando por la despolitización y la creación de un blindaje para que los políticos nunca más metan sus manos en él.
Que las acciones vayan también a una reestructuración del personal basada en una evaluación confiable y que los nuevos responsables del RNP sean hondureños respetados y honorables que inspiren confianza. Si esto no sucede seguiremos en lo mismo