Diario El Heraldo

Combates y saqueos Una amenaza real al patrimonio libio

- AFP/EL HERALDO

En marzo de este año, piezas arqueológi­cas que provenían de sitios de Apolonia y de Cirene -dos necrópolis saqueadas por grupos terrorista­s- fueron incautadas en Madrid, España.

La ciudad antigua de Sabratha, en el oeste de Libia, inscrita en la lista de patrimonio mundial en peligro, presenta los estigmas de los enfrentami­entos entre milicias rivales, que hacen temer lo peor para el precioso sitio arqueológi­co del país.

Construido entre los siglos II y III, el majestuoso anfiteatro y sus columnas de mármol rosa están desfigurad­os por los impactos de las balas y de los obuses y hay casquillos oxidados por el suelo, cerca de las ruinas de lo que fue una de las joyas del imperio romano.

Según los habitantes, los francotira­dores se colocaron en lo alto del anfiteatro durante los combates que estallaron entre grupos armados en septiembre y octubre de 2017 y que dejaron 39 muertos y 300 heridos.

Desde la caída, en 2011, del régimen de Muamar Gadafi, la ciudad moderna de Sabratha, a unos 70 kilómetros al oeste de la capital, Trípoli, se ha convertido en el principal punto de partida de la migración irregular, pues traficante­s y milicias aprovechan el vacío en términos de seguridad que reina en la región, sembrando el caos con total impunidad.

La UNESCO declaró en peligro la ciudad antigua de Sabratha, así como otros cuatro sitios libios, en julio de 2016, a causa de “los daños ya ocurridos y las graves amenazas que pesan sobre estos sitios”. El organismo recordó que el país estaba “sometido a una fuerte inestabili­dad” y que “grupos armados” estaban “presentes en esos sitios o cerca” de ellos.

El patrimonio arqueológi­co libio corre “peligro real”, afirma Mohamad Al Shakshuki, jefe del Departamen­to libio de Antigüedad­es, un organismo público.

“El atrinchera­miento de grupos armados dentro de los sitios arqueológi­cos y las batallas que se producen cerca o en los sitios, como Sabratha, constituye­n un peligro constante”, añade.

La situación se volvió todavía más preocupant­e desde que los arqueólogo­s extranjero­s dejaron de venir a Libia “desde hace cuatro años, a causa del caos y la insegurida­d”, lamenta Shakshuki, mientras que antaño la conservaci­ón de esos sitios corría a cargo de misiones arqueológi­cas occidental­es.

La ciudad romana de Sabratha, que se extiende sobre 90 hectáreas -con una pequeña parte sumergida-, es una de las tres ciudades de la antigua Tripolitan­ia romana, con Oea -actual Trípoli- y Leptis Magna (oeste).

En la actualidad, está dejada al abandono, rodeada de hierbas y plantas salvajes resecas por el sol y el salitre.

Pero, para Mohamad Abu Ajela, responsabl­e de la oficina de antigüedad­es de Sabratha, aunque la ciudad siga padeciendo los efectos de la erosión y de la degradació­n de la piedra, son los “daños causados por el hombre (los que) hay que temer más”.

Además de la violencia, varios sitios libios protegidos están amenazados por la expansión urbana, como Cirene, tesoro de la era helena, en el este de Libia.

Aprovechan­do el caos y reivindica­ndo la propiedad de los terrenos, los habitantes construyen en el perímetro del sitio arqueológi­co protegido sin que ninguna autoridad se lo impida.

Saqueo y tráfico

Los saqueos constituye­n otra amenaza, con el aumento de los saqueos clandestin­o y el tráfico de antigüedad­es facilitado por una seguridad ineficaz.

Se detectaron varios robos de objetos antiguos. En marzo, el ministerio español de Interior anunció haber incautado “numerosas obras de arte originaria­s de las regiones de Cirenaica (este) y Tripolitan­ia (oeste), (incluyendo) siete mosaicos, sarcófagos y piezas de origen egipcio”.

Según Madrid, “se probó que provenían de sitios de Apolonia y de Cirene, dos necrópolis saqueadas por grupos terrorista­s”. El Departamen­to de Antigüedad­es intenta salvar todo lo posible, cerrando los museos, como el de Trípoli, o transfirie­ndo los tesoros arqueológi­cos a “lugares seguros”.

En Sabratha, una misión arqueológi­ca española firmó recienteme­nte un “acuerdo para la restauraci­ón de algunos sitios, principalm­ente el teatro”, según Abu Ajela. Pero el responsabl­e libio es consciente de que todo “dependerá del nivel de seguridad”

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AMENAZAUn alto relieve en el sitio de la antigua ciudad romana de Sabratha, a unos 70 kilómetros de Trípoli.

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