Jueces imponen penas inéditas
Abogados y familiares de presos denunciaron las penas impuestas a los acusados
Las sentencias de 15 a 24 años de cárcel impuestas a estudiantes y pobladores por la justicia nicaragüense son “injustas” y un “castigo” para quienes protestan contra el gobierno, dijeron sus familiares y abogados.
El juez séptimo penal de Juicio, Melvin Vargas, impuso en la jornada penas de 17 años y seis meses de cárcel a Kevin Espinoza, Marlon Fonseca y Hanssel Vázquez, encontrados culpables de terrorismo y otros delitos.
Por los mismos cargos la jueza segunda de Distrito Penal de Juicio, Adela Cardoza, condenó a nueve manifestantes de los llamados “autoconvocados” del municipio Tipitapa (20 km al norte de Managua), con penas de 15, 20 y 24 años de cárcel, dijo su abogado Julio Montenegro.
A los procesados de Tipitapa se les imputó la colocación de barricadas o bloqueos de vías en 12 puntos del país, aunque esa acusación no fue demostrada por la fiscalía mencionó la defensa. “Estas son las primeras sentencias por delito de terrorismo”
que emiten los tribunales de justicia contra personas que desde abril pasado protestan contra el gobierno destacó Montenegro, quien consideró “nulos” los procesos debido a una serie de irregularidades.
Otras sentencia fue por el caso de la muerte del periodista Ángel Gahona, el 21 de abril, pero sus familiares consideran que no ha dictado justicia y señalan como responsables a agentes policiales.
Por su lado, el manifestante Carlos Bonilla fue condenado a 30 años por la muerte de un agente y a 60 años por asesinato en grado de frustración contra otros cuatro
policías (15 por cada uno), pero Montenegro asegura que su responsabilidad no fue debidamente probada. No obstante, solo cumpliría 30 años en prisión, pena máxima establecida en el código penal nicaragüense.
En junio, en medio de las protestas contra el gobierno que han dejado ya 320 muertos, 2,000 heridos y unos 500 detenidos, el Parlamento aprobó una ley que sanciona el delito de terrorismo, la cual según opositores busca criminalizar la protesta