Brasil se acercaría a Trump vía Bolsonaro en el ¿adiós del PT?
La primera potencia latinoamericana entra en elecciones en una semana. El ultraderechista Jair Bolsonaro se adjunta en ideales a Donald Trump, quien considera que en la actualidad es “complicado” hacer negocios en Brasil
El ultraderechista Jair Bolsonaro, favorito para ganar la presidencia de Brasil el próximo domingo, pretende aliarse con Donald Trump para dar un vuelco a la política externa de la mayor potencia latinoamericana.
“Trump quiere que EE UU sea grande. Yo también quiero un Brasil grande”, afirmó el excapitán del Ejército, que cuestiona la búsqueda de alianzas Sur-sur de los gobiernos de izquierda (20032016) y siembra dudas sobre la permanencia de Brasil en instancias multilaterales como el Acuerdo de París contra el cambio climático. Aun así moverá las fichas diplomáticas. Y sobre el tablero están cuestiones como la estratégica relación con China, el eventual traslado de la embajada brasileña en Israel y la crisis en Venezuela.
Nuevos amigos y enemigos
Bolsonaro no se ha mordido la lengua para cuestionar a “la decadente” Venezuela, así como a Cuba. “Dejaremos de elogiar a dictaduras asesinas y de despreciar o atacar a democracias importantes como Estados Unidos, Israel e Italia”, sostiene su programa.
En su intento de agradarle a Trump y asegurar el apoyo de las poderosas iglesias evangélicas, Bolsonaro anunció su intención de mover la embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. De concretar lo primero, generaría tensión con el mundo árabe y “pondría fin al principio de neutralidad [brasileño] en el conflicto entre israelíes y palestinos”, advierte Thomaz Favaro, de la consultora Control Risks.
Aunque para posicionarse como aliado de Trump, “falta saber si habrá reciprocidad”, agrega. El líder estadounidense ya se ha quejado de “lo difícil” que es hacer negocios con Brasil, a raíz de sus barreras arancelarias.
Trump viene sumando aliados frente al gobierno de izquierda de Venezuela, sondeando la posibilidad de una opción militar, y presiona a México y los centroamericanos por la crisis migratoria.
Al mismo tiempo, negocia con Brasil el uso de la base de lanzamiento de satélites de Alcántara, una opción denunciada por sectores nacionalistas brasileños, que la ven como una pérdida de soberanía. El excapitán podría tener la última palabra al respecto.
¿Un gigante aislado?
Si bien Bolsonaro tendrá mucho por hacer casa adentro -reducir el desempleo que castiga a 12.7 millones de brasileños o frenar la violencia que mató a 63,800 perso- nas en 2017-, sus decisiones en el frente externo podrían aislar a Brasil.
El exoficial, defensor de la dictadura militar (19641985) y de sus métodos de tortura, planea flexibilizar el porte de armas y dejar a la policía con las manos libres para actuar contra el crimen.
Esas opciones le han valido comparaciones con el presidente filipino Rodrigo Duterte y su cuestionada guerra contra las drogas. El candidato de izquierda Fernando Haddad lo acusó de querer convertir a Río de Janeiro en un “estado miliciano como Filipinas”, a propósito de los grupos parapoliciales que actúan en las favelas.
Justo contra la izquierda, el favoritismo de Bolsonaro por contra el candidato de Lula (Haddad), también podría acabar con el Partido de los Trabajadores, que llegó al poder escapando de los militares y la ultraderecha en 2003 con el triunfo de Da Silva y la continuidad de Dilma Rousseff, quiénes además se acercaron a los bloques de la izquierda bolivariana en su momento.
Sin embargo, Pese a sus declaraciones, el exembajador de Brasil en Estados Unidos Rubens Barbosa estima que una vez en el poder, Bolsonaro “atenuará” sus posiciones más radicales