“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”
Si alguien interioriza este verso de Antonio Machado, es el migrante que recorre, solo o acompañado, las enormes y cada vez más peligrosas distancias entre su país de origen y la “tierra prometida”, arriesgándose, en su desesperación-deseo de superación, a arriesgar el todo por el todo en pos de su objetivo existencial: trabajo, seguridad, para él o ella y su familia: lluvia, fatiga, rechazos, hambre, sed, calor, frío, no logran doblegar su férrea determinación de proseguir hacia adelante hasta llegar a la meta final, si acaso logra evadir las emboscadas, el arresto y deportación. Si este es el caso, desiste de intentar nuevamente el periplo o intenta nuevamente retornar a lo incierto.
Vienen a colación estas reflexiones provocadas por el drama que debe conmover a todo aquel que aún alberga sentimientos solidarios para con su prójimo al contemplar escenas de infantes, adultos, ancianos en masiva caravana portando el pabellón, cantando el himno nacional, en demostración de patrio- tismo: el mundo los identifica como hondureños carentes de oportunidades en su país, padeciendo de creciente inequidad social (educación, salud, vivienda, nutrición), económica (concentración del capital, tierra, ingresos), política (gobiernos elitistas, excluyentes), jurídica (justicia clasista). (PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano, Honduras 2.011).
Debe agradecerse el oportuno socorro brindado por guatemaltecos y mexicanos a nuestros peregrinos, impulsados por la piedad y el humanitarismo.
Diversos comentaristas coinciden en que la corrupción e impunidad provoca profundización acelerada en la pobreza de 2/3 de la población, “razón por la que la gente migra porque deja de tener esperanza” (Eduardo Almeida, representante del BID, La Tribuna, 20 octubre 2.018, p. 2), agregando: “Es un problema estructural... la situación social y económica del país es lo que hace la migración”.
La Conferencia Episcopal de Honduras califica de “tragedia humana” la crisis migratoria, señalando que no es nueva: “No es la hora de culpabilizar a personas o a partidos políticos ni al gobierno de turno. Eso sería mirar de manera superficial el problema...” (El Heraldo, 21 octubre 2018, p. 5).
La empresa privada debería generar millares de puestos de trabajo para absorber los desempleados, algo nada fácil: el Presidente del COHEP, Juan Carlos Sikaffy advierte: “Debemos crecer 7% para generar los 130 y 150 mil trabajos anuales que la oferta laboral nos da anualmente” (La Tribuna, 20 octubre 2.018, p. 2). Así, quienes optan por retornar encuentran limitados espacios de inserción, reingresando al laberinto del cual trataron de huir. Si optan por trasladarse del medio rural al urbano, su precaria condición se deteriora aún más en los entornos citadinos.
Para los migrantes tercermundistas, las puertas del mundo próspero se encuentran cada vez mas herméticamente cerradas, con la advertencia: “Abandonad toda esperanza”
Para los migrantes tercermundistas, las puertas del mundo próspero se encuentran cada vez más herméticamente cerradas, con la advertencia: ‘Abandonad toda esperanza’”.