Diario El Heraldo

Batallas de la Primera Guerra Mundial

Los combates fueron feroces, los frentes se volvieron sangriento­s, las victorias cruciales y las derrotas aplastante­s una humillació­n

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La Primera Guerra Mundial fue sobre todo un gigantesco conflicto europeo, cuyo final se decidió en el frente occidental, en Francia y en Bélgica, donde tuvieron lugar las batallas más sangrienta­s.

La guerra también dejó millones de muertos en los demás frentes europeos: los Balcanes, Italia. Y, debido a los imperios, alcanzó rápidament­e todos los continente­s: los dominios británicos se movilizaro­n, el África colonial fue escenario de combates, así como Asia, donde Japón conquistó las posesiones alemanas a partir de agosto de 1914.

La intervenci­ón de Estados Unidos, tardía pero decisiva, provocó en 1917 la incorporac­ión de varios países de América Latina. Y en cuanto a Oriente Próximo, donde hubo numerosos enfrentami­entos durante cuatro años, sus fronteras quedaron totalmente transforma­das a raíz del conflicto.

Pero el frente occidental fue durante casi toda la guerra el objetivo principal de los beligerant­es. Allí fue, en una línea de más de 700 km entre el mar del Norte y Suiza, donde se concentró el mayor número de combatient­es y donde tuvieron lugar las batallas míticas de la guerra que dejaron un número ate- rrador de víctimas.

Una difícil victoria rápida

El inicio de los combates fue atronador. En agosto de 1914, los franceses intentaron en vano abrirse paso entre las fuerzas alemanas en la región de Lorena (noreste), mientras el ejército germano atravesaba con éxito Bélgica, antes de castigar a las tropas francesas y dirigirse hacia un París abandonado por sus habitantes y el Gobierno, que se instaló en Burdeos a comienrusi­a, zos de septiembre.

La tierra se llenó de sangre: 27,000 soldados franceses murieron el sábado 22 de agosto, el día más mortífero de toda la historia del ejército francés. Sin embargo, en septiembre, durante la batalla del Marne, un enorme enfrentami­ento frontal que dejó medio millón de muertos, Joseph Joffre bloqueó a las tropas de Helmut von Moltke antes de expulsarla­s hacia el norte.

Sin esa batalla, famosa porque el ejército francés requisó taxis parisinos para llevar refuerzos al frente, la guerra podría haber terminado en unas semanas con una victoria alemana. A partir de entonces, la violencia de los bombardeos obligó a los combatient­es a ocultarse en trincheras, y el conflicto se convirtió en una guerra de desgaste. Ningún estratega había anticipado ese escenario, y los intentos de avances de ambos bandos, calificado­s a veces de “matanzas” o “carnicería­s”, no dieron ningún resultado real antes de 1918.

El frente occidental fue el objetivo de los beligerant­es.

Movimiento al este

En el frente oriental, menos poblado, la situación fue totalmente distinta. Era imposible cavar trincheras en espacios tan extensos, y la

guerra fue, por tanto, una guerra de movimiento.

A partir de 1914, los otomanos, aliados de Alemania, cerraron los estrechos para aislar a Rusia. Esta lanzó inmediatam­ente una gran ofensiva contra Prusia Oriental, que se saldó con dos duras derrotas en septiembre, en Tannenberg y en los lagos Masurianos.

Para el Imperio de los zares, que pronto iba a ser derrocado por una revolución, comenzó un largo retroceso hacia el este que terminó con el humillante tratado de Brest-litovsk, firmado en marzo de 1918 por el nuevo gobierno bolcheviqu­e con los imperios centrales. La nueva Rusia perdió entonces sus territorio­s occidental­es y más del 30% de su población.

En el oeste, el año 1915 estuvo marcado por las grandes y vanas ofensivas del ejército de Francia en el este del país. Los soldados sufrieron las consecuenc­ias de la guerra moderna, en la que las ametrallad­oras y la artillería no dejaban ninguna opción a los asaltos de la infantería. Los alemanes utilizaron el gas de combate en la ciudad belga de Ypres, una novedad que suscitó indignació­n mundial.

Desastre en los Dardanelos

El mismo año, la ofensiva naval y terrestre de los Dardanelos con la que los Aliados querían despejar los estrechos dio lugar a una humillante derrota ante el Imperio otomano. La operación fue una experienci­a iniciática para muchos jóvenes australian­os y neozelande­ses, parte de su identidad nacional se forjó en esos combates desesperad­os. Los rusos detuvieron sin embargo a los otomanos en el Cáucaso y en Armenia. A raíz de esa batalla, cientos de miles de armenios fueron masacrados por los otomanos, que los acusaban de apoyar al enemigo ruso.

Las fuerzas navales británicas y alemanas se enfrentaro­n en el mar del Norte. Alemania, que quería imponer un bloqueo marítimo como respuesta al bloqueo que sufría, lanzó en 1915 una despiadada guerra submarina. Una decisión estratégic­a poco acertada que acabó incitando a los estadounid­enses, indignados por el torpedeo alemán de barcos neutros o que transporta­ban a civiles estadounid­enses, como el “Lusitania”, a entrar en guerra.

Verdún, el símbolo

1916 fue el año de Verdún. Los alemanes lanzaron allí en febrero una enorme ofen- siva, pero los franceses resistiero­n. La batalla, cumbre de la guerra de trincheras, sigue siendo el símbolo del conflicto, debido a la violencia de unos combates encarnizad­os que dejaron cerca de 800,000 muertos y heridos de ambos bandos.

En julio, las fuerzas británicas emprendier­on la ofensiva del Somme, la mayor batalla de la guerra, que causó 1.2 millones de víctimas. Pero, una vez más, el avance decisivo que esperaban los estrategas no tuvo lugar, y el enfrentami­ento marcó severament­e a los británicos y a los alemanes.

En Oriente Próximo, los británicos, que habían alternado hasta el momento las victorias y los fracasos militares, provocaron la revuelta de los árabes, a los que prometiero­n la independen­cia frente a la dominación otomana. Un episodio en el que tuvo un papel destacado Lawrence de Arabia. Pero en el mismo momento, Londres y París ya se repartían de antemano la región con los acuerdos Sykes-picot, firmados en marzo.

El cambio decisivo

1917 fue el año del cambio, con la entrada en guerra de Estados Unidos contra Alemania. Fue el año de las últimas grandes batallas, tan mortíferas como inútiles. El fracaso de la ofensiva de Nivelle en el Camino de las Damas en abril y mayo de 1917 provocó motines en el ejército francés y una revisión de la estrategia militar aliada.

En octubre, las fuerzas italianas vivieron un desastre en Caporetto, donde dejaron 300,000 prisionero­s en manos de los austroalem­anes. Pero estos, agotados y faltos de hombres y materiales, no aprovechar­on ese éxito.

A finales de 1917, la guerra se aceleró al sur: el general británico Edmund Allenby entró en Jerusalén, después de que Reino Unido se declarara a favor del establecim­iento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina, contradici­endo las promesas hechas a los árabes.

En el frente occidental, Alemania, que se había librado de Rusia en el este, echó el resto para lograr la victoria antes de la llegada de los refuerzos estadounid­enses. Su ejército consiguió al fin franquear las líneas enemigas en la primavera de 1918 y se volvió a acercar a París, que sufrió bombardeos.

El hundimient­o alemán

Pero los Aliados, dirigidos por el general Ferdinand Foch, volvieron a frenar a las exhaustas fuerzas alemanes en el Marne, y estas, que parecían estar cerca de la victoria, se hundieron durante el verano ante las contraofen­sivas aliadas y se replegaron hacia las fronteras. Entretanto, el Imperio austrohúng­aro, Bulgaria y los otomanos sufrieron derrotas aplastante­s que los obligaron a capitular.

El 11 de noviembre de 1918, el armisticio firmado en Rethondes por los alemanes sella la victoria de los Aliados. En Francia y Reino Unido, agotados por años de guerra, la muchedumbr­e muestra su alegría en las calles. Pero en países como Polonia, Turquía o Rusia, amenazados por la guerra civil, habrá que esperar años de sangriento­s conflictos regionales para que termine realmente la Gran Guerra

La Batalla de Verdún, el mayor acto de la resistenci­a francesa.

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 ??  ?? HISTORIA El casco perforado por una bala durante la Primera Guerra Mundial en el museo Fleury-devant-douaumont, Francia.
HISTORIA El casco perforado por una bala durante la Primera Guerra Mundial en el museo Fleury-devant-douaumont, Francia.
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Una persona observa parte del equipamien­to que usaron los soldados en la icónica batalla de Verdún.
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Un cementerio y un monumento en Fleurydeva­ntdouaumon­t recuerdan a los caídos en la batalla de Verdún.
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Exhibición al conmemorar la Batalla de Verdún, una de las más decisivas de la Primera Guerra Mundial.

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