Diario El Heraldo

Migrantes salen en busca de trabajo

Los integrante­s de la caravana se reunieron en una oficina del centro de la ciudad para comenzar con el papeleo para solicitar visas temporales en México que les permitan trabajar legalmente

- Agencia AP El Heraldo diario@elheraldo.hn

Antes del amanecer cada mañana, los migrantes salen de un albergue en Tijuana cerca de la frontera con Estados Unidos para dirigirse a sus trabajos en otras partes de la ciudad. Moviéndose solos o en pares, son fáciles de reconocer por el paso determinad­o de una persona que tiene que llegar a un lado.

Al salir el sol, otra multitud está reunida en una esquina cercana al refugio en espera de oportunida­des laborales. Hace unos días, una docena de migrantes subieron a la parte trasera de un pick-up con tal entusiasmo que le arrancaron una sonrisa al conductor. Los migrantes no sabían a dónde iban o cuándo regresaría­n —algunos llevaban su saco de dormir—, pero dijeron que iban a trabajar pelando tomates.

Enfrentánd­ose a una espera de varios meses en Tijuana antes de tener siquiera la posibilida­d de pedir asilo en Estados Unidos, muchos migrantes comenzaron a buscar empleo. Otros que ya habían decidido permanecer en México han solicitado, y en algunos casos recibido, permisos para trabajar en México. Es algo que las autoridade­s mexicanas han alentado a los migrantes a hacer con la esperanza de que el empleo les ayude a arraigarse en el país en vez de cruzar hacia Estados Unidos.

En la mayoría de los casos, los migrantes se sienten aliviados de contar con algo que los saque de las condicione­s de miseria en el hacinado albergue, en donde las horas son muy largas, y les ponga algo de dinero en los bolsillos. “Aquí ganas tu dinerito”, dijo Nelson David Landaverde, un hondureño de 21 años que salió a buscar comida junto a su hijo de 16 meses de edad cuando alguien se le acercó para preguntarl­e si quería trabajar en un lavado de autos. No lo pensó dos veces. Él y su esposa embarazada anotaron sus nombres en una lista informal de miles de potenciale­s solicitant­es de asilo en Estados Unidos, pero mientras tanto, está ansioso de obtener ingresos que le hagan la vida un poco más sencilla en Tijuana.su nuevo empleo le paga alrededor de 75 centavos de dólar por carro, y al lavar unos 10 carros en buen día espera llevarse a casa un monto superior al salario mínimo, que en México es de menos de cinco dólares diarios. Aunque las autoridade­s ya cerraron el albergue cercano a la frontera y reubicaron a muchos de los migrantes en otro mucho más lejano, cientos de personas se han rehusado a dejar el primer lugar y tienen un campamento afuera del recinto. El motivo es que muchos han encontrado empleo cerca de ahí.

Marco Rosales, un inmigrante hondureño que ha vivido en Tijuana durante ocho años, estaba en una calle rodeado de otros migrantes centroamer­icanos que le pedían un consejo laboral.

“Aquí no venga con la mentalidad de Honduras”, dijo. “Aquí es nuevo país, un nuevo estado donde usted puede cambiarse si quiere cambiar”

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FOTO: AGENCIA AP El hondureño Daniel Villafranc­a corta el pelo en las calles de Tijuana para poder salir adelante.

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