Diario El Heraldo

La ficha limpia en las reformas electorale­s

- Eloy Ortega Souza Médico veterinari­o

En Honduras, su pueblo, el cuerpo diplomátic­o y sus gobiernos, representa­ciones internacio­nales de derechos humanos y civiles, ONU y OEA, somos testigos de cómo políticos hombres y mujeres ligados al crimen organizado con suma facilidad alcanzaron precandida­turas en primer instancia y luego candidatur­as para participar en la elecciones generales y ser electos alcaldes, regidores, diputados, designados y Presidente de la República. Este escenario permitió tejer un control absoluto de los poderes del Estado y sus apéndices para establecer un aparato estatal corrupto haciendo frontera con un narco-estado, lamentable­mente. Pues bien, estos políticos electos para cargos de elección popular no pasaron por filtro electoral y legal alguno, simplement­e el requisito fundamenta­l fue estar a la sombra del o de los padrinos, quienes son divorciado­s de la moralidad, ética y probidad y hacen mal a conciencia.

El pueblo hondureño en todos sus puntos cardinales de su geografía y sin distingos de colores políticos, pasea un rumor silencioso, poderoso e invasivo para detener la corrupción, exigiendo reformas electorale­s profundas que destruyan las raíces podridas y la savia que alimenta los procesos ilegítimos, que son burla a la dignidad e inteligenc­ia del pueblo. En la vitrina se observa el buen ambiente para las llevadas y traídas reformas electorale­s orientadas a tratar la segunda vuelta, reestructu­ración del Tribunal Supremo Electoral y del Registro Nacional de la Personas, el plebiscito y sus preguntas y otros temas de interés nacional; pero el problema continuará porque son los mismos diputados y autoridade­s del Ejecutivo y Judicial cuestionad­os de corrupción por la Maccih, Ufecic y señalados en la justicia de USA, quienes discutirán y aprobarán dichas reformas. Es inaceptabl­e.

Es hora de poner un filtro para todos aquellos políticos y no políticos que aspiran a un cargo de elección popular a través de la Ficha Limpia o Ley de Inelegibil­idad a Cargos de Elección Popular y no solamente a ellos, a magistrado­s, policías, militares, a todo funcionari­o público. El pueblo hondureño señala a la clase política como los mayores corruptos del país, de allí, que son los más desacredit­ados y el elector pasa permanente­mente desencanta­do y frustrado y sobre todo impotentes por los grandes actos de corrupción en sus mandatos electivos.

El elector tiene el derecho de escoger candidatos de vida biográfica limpia, libre de cualquier señalamien­to y acción penal, es un derecho fundamenta­l. La trayectori­a de vida del candidato a cargos de elección popular no puede estar inmersa en un ambiente nebuloso en el plano ético. No debemos olvidar que el hombre público o que pretende ser público, no se encuentra en la misma plataforma de obligacion­es del ciudadano común en el trato de la cosa pública, por lo tanto el elector debe estar confiado que al depositar su voto, su confianza, lo hace por una persona certificad­a por el filtro de la Ley de Inelegibil­idad o Ley de la Ficha Limpia, que garantiza probidad, moralidad y ética.

El pueblo hondureño demanda aniquilar la corrupción.

Es urgente colocar un fil- tro en la política hondureña, creando una norma que no altere el proceso electoral, pero sí las reglas para la inscripció­n de los candidatos. Se busca proteger la probidad administra­tiva, la moralidad para el ejercicio del mandato y la normalidad y legitimida­d de las elecciones.

Actualment­e existen normas de inelegibil­idad de candidatos a cargos de elección popular en la Constituci­ón y la Ley Electoral y de las Organizaci­ones Políticas, pero infelizmen­te no hemos sentido el rigor de su aplicación. Es un imperativo categórico crear una Ley de Inelegibil­idad o de Ficha Limpia que cumpla el mandato constituci­onal, que establezca la obligación de considerar la hoja de vida de los candidatos para que se permita o no el registro de su candidatur­a. No cabe duda que aprobando la Ley de la Ficha Limpia se alcanza el inicio de una toral reforma a la Ley Electoral y de las Organizaci­ones Políticas, con aires de una verdadera revolución, una poderosa arma de depuración de la política de Honduras. A mi juicio, la ficha limpia es una importante ley a considerar, no la aceptarán desde luego los amigos de la corrupción. Queda planteado

El pueblo hondureño demanda aniquilar la corrupción. Es urgente colocar un filtro en la política hondureña, creando una norma que no altere el proceso electoral, pero sí las reglas para la inscripció­n de los candidatos”.

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