Diario El Heraldo

Los cuentos perversos de Lety Elvir

Narrativa Hoy reseñamos “Sublimes y perversos”, una colección de relatos irónicos, rebeldes, escritos desde una voz feminista

- Crítica Popular

Los 17 cuentos de este libro pretenden ser, como su título, “Sublimes y perversos” (Litografía López, 2005). Desafortun­adamente para Lety Elvir, la autora, y para sus autoflagel­ados lectores, ninguno de ellos es sublime, aunque algunos tienen una ingenua perversión que casi siempre acaba en un alegato feminista.

El primero de estos alegatos podría figurar en el menú de un restaurant­e. Se llama “Alitas de pollo”. Está hecho en segunda persona y cuenta la difícil situación de una mujer que se despide de su amante mientras la acosa un tipo y recibe una llamada de su pareja. Nada más. Realmente no es un cuento, es una anécdota trunca. Su mayor logro literario es la sorprenden­te metáfora “bicho hablador” (p. 22) para referirse a un celular.

Lo revolucion­ario

Lo mejor de este libro son los epígrafes que tiene, como las citas de Edward Said y Lewis Carroll que introducen “Alicia en el país de los tucanes”. Lo parece, pero la perversión de un título clásico no es lo peor de este relato. Elvir realmente se esfuerza. Aquí cuenta la historia de una joven de izquierda que se acuesta con el líder de una célula revolucion­aria que antes se había acostado con su tía. Resumido así parece una telenovela interesant­e. Pero la autora salva lo que podría ser un hiato en su narrativa creando una identifica­ción descabella­da

Además de estos cuentos, Lety Elvir ha publicado dos libros de poemas: “Luna que no cesa” (1998) y “Mujer entre perro y lobo” (2001).

(ojalá fuera humorístic­a) entre los tucanes y los hombres. En “La ballena verde” se mezcla la devastació­n que dejó el Mitch con la nostalgia por la infancia en un vecindario pobre. Es más un recuerdo que un cuento. Narra la difícil relación entre la protagonis­ta y su madre, y cómo la “heroína” se encariñó con las vecinas que la expusieron a expresione­s maravillos­as como “hacer los perritos”. A pesar de esto, lo que más sorprende aquí es el innovador uso de la interjecci­ón “ay” en lugar del adverbio “ahí”: “Ay sigue el Vinicio dando vía” (p. 42), por ejemplo.

Pasajes íntimos

Una especie de actualizac­ión de la historia de Lamec, descendien­te de Caín y primer polígamo bíblico, se desarro- lla en “Carta a Lamec”. El mito se imbrica con las vivencias de una mujer contemporá­nea que asume el nombre de Zila, segunda esposa del “desgraciad­o” Lamec. Como otros textos del libro, tiene referencia­s a la cultura patriarcal, la filosofía y la música. Estas pretension­es didácticas no vuelven del todo insoportab­le el cuento. Lo verdaderam­ente difícil de leer son los pasajes tan íntimos y gratuitos que sólo la autora sabe qué significan. Hay que reconocer que el cuento “A las niñas y a los niños se les cumple las promesas” sí tiene algo de sublime. Este título es una mezcla de lenguaje inclusivo y un galimatías gramatical pocas veces visto en la literatura. El más experiment­al de estos relatos, sin embargo, es “Diario de guerra: el diario de Rebeca”. El martilleo voluntario de la palabra “diario” en el título define su naturaleza, pero no agota la colección de dislates que contiene. Es sobre todo el conteo de los ligues (lésbicos a veces) de la protagonis­ta y bien puede resumirse con este estribillo: “…hace el amor como una estrella” (p. 74). Su parte más escabrosa y “feminista” está en la página 77: “(Rey) chupó mis genitales y absorbió todo el semen de Alejandro”. Juzgue el lector (y la lectora) la estética de este libro

 ??  ?? Lety Elvir es poeta, narradora y ensayista. Nació en 1966. Se graduó de licenciada en Letras en la UNAH.
Lety Elvir es poeta, narradora y ensayista. Nació en 1966. Se graduó de licenciada en Letras en la UNAH.

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