Diario El Heraldo

Delicias hechas de maíz engalanan ruta a Santa Lucía y Valle de Ángeles

Atol, elotes asados, fritas, tamalitos y otras comidas elaboradas a base de maíz son ofrecidas a diario en más de 50 negocios a lo largo de la ruta hacia los pintoresco­s municipios del oriente de Francisco Morazán

- Marcel Osorto El Heraldo marcel.osorto@elheraldo.hn

“¿Que va a llevar amor?”. Así preguntó con una amable sonrisa doña Ana Rosa Ortega mientras levantaba con ayuda de un trapo la tapadera de una hoya hirviendo, donde se cocían decenas de elotes. El olor atrapó casi inmediatam­ente al cliente que recién había bajado de su vehículo en la carretera que conduce desde Tegucigalp­a hacia Valle de Ángeles. Sin dudarlo comenzó a pedir un repertorio de delicias elaboradas a partir de las mazorcas de maíz.

“Deme dos elotes locos, dos asados, seis tamalitos, dos atoles y ocho fritas”, respondió el joven. El comprador sostenía la mano de una bonita muchacha que vestía un vestido con estampado de flores. Ellos iban a pasear y tuvieron que hacer una parada obligatori­a en el puesto de delicias de maíz para degustarla­s. La pareja pidió que los elotes locos se los sirvieran para comer ahí y mientras esperaban en la humilde champa de madera, a la par del calor de un viejo fogón hecho de adobe, se les en el trayecto de la carretera que conduce de la capital hacia los dos municipios. hizo agua la boca. La señora dueña de la atolera desde hace 36 años entregó el producto, cobró, se despidió amablement­e y volvió a su trabajo, esta vez en una parrilla donde asaba elotes.

Ruta del maíz

El camino a los turísticos municipios de Santa Lucía y Valle de Ángeles está marcado por la tradiciona­l ruta del maíz representa­da por las rústicas champas de madera ubicadas a la orilla de la calle. A simple vista pasarían desapercib­idas por el frondoso follaje que adorna ambos lados de la carretera, pero el olor a maíz en sus diferentes presentaci­ones no es algo que se pueda obviar tan fácil.

En total en el trayecto hay unas 50 atoleras, todas con productos frescos, a precios extremadam­ente bajos y al alcance de todos los bolsillos. Algunos de los propietari­os como doña Juana María Martínez, una sonriente anciana, puede darse el taco de tener buena clientela, y cómo no si abrió su espacio cuando era una joven muchacha. Cientos de personas detienen sus vehículos en los diferentes puestos, lo más solicitado, sin duda, es el elote asado, aunque las fritas endulzan el paladar de los más gustosos.

A pesar de la competenci­a, los atoleros no se quejan, reconocen que el flujo de personas que viaja diariament­e les permite poder realizar una venta que les garantice mantener a sus familias. Quienes viajen a esos municipios pueden apoyar a estas personas comprando productos hechos de maíz

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 ?? FOTOS: JOHNY MAGALLANES ?? 1. Doña Santos Ochoa prepara unas deliciosas fritas de maíz mientras se cocinan los elotes. 2. Los elotes asados son una tradición que los capitalino­s degustan todos los días. 3. Ana María Ortega prepara su delicioso atol desde hace 36 años. 4. Centenares de clientes se detienen en la carretera hacia Valle de Ángeles. 5. Juana María Martínez comenzó a vender elotes cuando era una muchacha.
FOTOS: JOHNY MAGALLANES 1. Doña Santos Ochoa prepara unas deliciosas fritas de maíz mientras se cocinan los elotes. 2. Los elotes asados son una tradición que los capitalino­s degustan todos los días. 3. Ana María Ortega prepara su delicioso atol desde hace 36 años. 4. Centenares de clientes se detienen en la carretera hacia Valle de Ángeles. 5. Juana María Martínez comenzó a vender elotes cuando era una muchacha.

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