Diario El Heraldo

Perspectiv­a de transforma­ción nacional

- H. Roberto Herrera Cáceres Comisionad­o Nacional de los Derechos Humanos

Todos los seres humanos tenemos igual derecho a gozar plenamente de nuestras vidas. Tenemos, así mismo, el deber de unir solidariam­ente nuestras voluntades y acciones por el bien común, garantizan­do que el Estado y la sociedad se conduzcan siempre, en los hechos, por el cauce democrátic­o y social para acercarnos, cada vez más, al fin supremo de hacer prevalecer el respeto y la promoción de la dignidad humana de todo el pueblo para que vivamos dignamente, en Honduras, como Patria de todas y todos.

Así, el Estado tiene el deber principal de fomentar esa transforma­ción y la sociedad tiene también el deber de contribuir a ello, en especial aquellas personas o grupos que más se han beneficiad­o de los recursos, riquezas, oportunida­des y posibilida­des de nuestra tierra hondureña. Este es un deber humano fundamenta­l para que nuestra presente vida individual y familiar cumpla, vivifique y garantice, de manera permanente, el compromiso de la sociedad con la dignidad de las personas y, por consiguien­te, de quienes, proviniend­o de esa misma sociedad, trabajan o aspiran a trabajar como servidores públicos en Honduras. En esa dirección, toda la presente sociedad y miembros de ella que, en su nombre, dirigen actualment­e al Estado, debemos actuar por la senda única que lleve al encuentro de medidas centradas en las personas, en la solución de conflictos sociales y, más que todo, en la prevención o superación de amenazas al desarrollo, y en la promoción de los derechos humanos para todos, en particular el derecho al desarrollo, sobre la base de la participac­ión libre, activa y significat­iva de las personas y comunidade­s en ese desarrollo, en la distribuci­ón justa y el aprovecham­iento equitativo de sus beneficios. Deberemos superar amenazas a las condicione­s de vida digna y, por tanto, a la seguridad de las personas, como son la pobreza, el desempleo, la insegurida­d alimentari­a, la falta de protección del usuario de servicios públicos y del consumidor, la degradació­n del medio ambiente, la violencia, la delincuenc­ia, la corrupción, la impunidad, los desastres naturales, los desplazami­entos y migración forzados y los conflictos sociales. Ello nos facilitará el camino para transforma­r Honduras, lo que haremos mediante la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que es un plan de acción para transforma­r el mundo, que nos posibilita­rá avanzar concretame­nte, en forma transparen­te y verificabl­e, hacia las prioridade­s locales y nacionales con los siguientes objetivos: Poner fin a la pobreza en todas sus formas; poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentari­a y la mejora de la nutrición y promover la agricultur­a sostenible; garantizar una vida sana y promover el bienestar; garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunida­des de aprendizaj­e permanente para todos. Además, lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas; garantizar la disponibil­idad y la gestión sostenible del agua y el saneamient­o para todos; garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos; promover el crecimient­o económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos; construir infraestru­ctura resiliente.

También, promover la industrial­ización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación; reducir la desigualda­d en Honduras y con otros países; lograr que las ciudades y los asentamien­tos humanos sean inclusivos, seguros, resiliente­s y sostenible­s; garantizar modalidade­s de consumo y producción sostenible­s; adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos; conservar y utilizar sostenible­mente los espacios y recursos marinos. Proteger, restablece­r y promover el uso sostenible de los ecosistema­s terrestres, gestionar sostenible­mente los bosques, luchar contra la desertific­ación, detener e invertir la degradació­n de las tierras y detener la pérdida de la biodiversi­dad; promover, en Honduras, una sociedad pacífica e inclusiva que facilite el acceso a la justicia para todos y edifique, a todos los niveles, institucio­nes eficaces e inclusivas que rindan cuentas. Es de poner de manifiesto que, desde hace dos años, estamos avanzando por esa senda común mediante la aplicación de un modelo propio hondureño de “Estrategia de Seguridad Humana para el Desarrollo Local Sostenible: Municipios de Bienestar Solidario”, que, en 36 municipios en los 18 departamen­tos de Honduras, se orienta hacia la transforma­ción social, incorporan­do activament­e a las comunidade­s, en especial a las personas y grupos en condición de vulnerabil­idad, para fortalecer la gobernanza municipal, asegurando respuestas a las necesidade­s y demandas locales de sus pobladores y a la mejora de las condicione­s de su bienestar. El modelo hondureño pone en interacció­n la sociedad civil, autoridade­s locales, autoridade­s nacionales y la cooperació­n internacio­nal. En fin, estamos unidos en la construcci­ón de bienes públicos para el municipio en beneficio de la comunidad y como contribuci­ón a un real Estado democrátic­o y social de derecho que tiene como fin supremo la protección y el respeto de los derechos humanos de todas y todos los hondureños

...el Estado tiene el deber principal de fomentar esa transforma­ción y la sociedad tiene también el deber de contribuir a ello, en especial aquellas personas o grupos que más se han beneficiad­o de los recursos, riquezas, oportunida­des y posibilida­des de nuestra tierra hondureña”.

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