“La vida es la suma de altibajos”
La nuevamente nominada al Oscar conversa sobre el personaje que le tocó interpretar en la cinta “La favorita” y que este año le valió la candidatura a Mejor actriz de reparto
Emma Stone sigue sumando éxitos a su carrera. Su más reciente nominación como Mejor actriz de reparto por la cinta “La favorita” lo confirma.
Con ello Stone se consolida como una de las grandes estrellas en el panorama actual de Hollywood.
Previo al Oscar, la actriz que ya ganó por La La Land, habla sobre su personaje en “La favorita” y cómo han sido estos últimos años en su carrera, tras tomarse un descanso.
¿Es difícil encontrar personajes femeninos tan complejos como la Abigaíl de “La favorita”?
Totalmente. Y más aún tres mujeres complejas en una misma película. Trabajar con Rachel (Weisz) y Olivia (Colman) ha sido como un sueño. ¡Qué mujeres más profesionales y divertidas! Durante el rodaje, nos hicieron una entrevista
y nos preguntaron: ¿Quién es la villana de la película? Y no había respuesta porque ninguno de nuestros personajes es malo o bueno. Abigaíl es capaz de ejercer su poder de manera implacable, pero también la vemos llorar. En su huida de la miseria debe bloquear todo sentimiento de empatía, pero en el fondo es capaz de amar, aunque en su vida el amor siempre ha sido sinónimo de peligro y agresión. La crueldad del mundo la lleva a casarse con alguien que le importa una mierda y a acostarse con gente por la que no siente atracción alguna.
Abigaíl se arrastra por el barro y se mete en peleas. ¿Cómo fue el rodaje de “La favorita” a nivel físico? Bastante intenso. Una cosa es leer en el guión que tu personaje se cae de un carruaje, se autolesiona brutalmente la nariz y la tiran por un barranco, pero otra muy distinta hacerlo de verdad. Y lo de llevar corsé, buff… nunca me había puesto un corsé.
¿Y cómo fue?
¡Horrible! Durante el primer mes de rodaje me costaba mucho respirar y olía mentol para tener la sensación de estar en un espacio abierto y así evitar las náuseas. Después, mis órganos se reajustaron a la forma del corsé.
De repente era más soportable, ¡pero era porque mi bazo se había recolocado! No puedo creer que las mujeres aguantasen semejante tortura durante tanto tiempo. En mi caso, el corsé me ayudó a meterme en la piel de una mujer que se siente fuera de lugar en la corte, y al mismo tiempo conectaba con mi extrañeza al ser la única actriz americana en un rodaje lleno de británicos. Los actores ingleses llevan el drama histórico en la sangre, y ese no es mi caso. Aquello formó parte del reto.
¿Cómo lleva lo de cumplir 30 años? (los cumplió el 6 de noviembre)
Con ilusión. Tengo ganas de dar carpetazo a los 20. En esta última década he aprendido muchas lecciones. Me han pasado cosas maravillosas, pero los 20 son una locura: Todavía no te conoces verdaderamente y lo vas averiguando sobre la marcha.
¿Y cómo se encontró usted a sí misma?
Con terapia y hablando mucho con mis amigos. En los momentos más difíciles llegué a sentir que no entendía a la persona en la que me había convertido. Me ocurrió cuando tenía unos 25 años, en un período en el que trabajaba sin parar. Este año me he permitido no participar en ningún rodaje, era una necesidad vital. He dedicado tiempo a la gente a la que quiero y he hecho balance de mi vida. Cuando se tiene un trabajo que conlleva pasar tiempo fuera de casa confías en que ese tiempo de calidad que dedicas a los tuyos genere unos cimientos que puedan sostener las relaciones durante las épocas de rodaje.
¿Cómo se describiría a sí misma hoy en día?
He encontrado una cierta calma. Vivir experiencias nuevas es excitante, pero también es necesario crearse un espacio de seguridad: lugares que conoces, territorios ya conquistados. Eso me ha convertido en una persona más resistente. He vivido cosas extraordinarias, pero al final ves que la vida es una suma de momentos altos y bajos.
¿Cómo se describiría a sí misma hoy en día? ¿Cuáles han sido sus momentos más altos y más bajos? Lo mejor ha sido consolidar mis relaciones. Sentirme cada vez más cerca de mis amigos. Es lo más importante para mí. Y lo peor, bueno, tampoco tengo muchas ganas de recrearme en ello. No es nada terrible, temas familiares. A veces los cambios te cogen desprevenida, sobre todo si son varios a la vez. Antes no tenía suficientes herramientas para manejarme en ese terreno. Ahora sí las tengo